24 de Abril de 2024
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Sobre la maldita apuesta económica

25 Nov 2014 / *No hay manera de que vayamos a llegar a la cifra superior

En marzo crucé públicamente una apuesta en FOROtv. Me temo que gané. Créame: quería perderla con todo mi corazón, cabeza y billetera. El haberla ganado significa que la economía mexicana sigue débil y a nadie le conviene eso. Aparte de todos los problemas que aquejan al gobierno de Peña, sume usted dos años de crecimiento económico para el olvido. Las expectativas de una economía dinámica simple y sencillamente no se han cumplido. La política keynesiana de mayor gasto gubernamental con efectos multiplicadores sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) no ha funcionado. La realidad es que la economía crece a una lentitud exasperante.

El año pasado, la Secretaría de Hacienda pronosticó que el PIB crecería 3.9% en 2014. Desde marzo sostuve que ni yendo a bailar a Chalma se lograría este número. Junto con el economista Gerardo Esquivel, colaborador de mi programa en FOROtv, le apostamos una cena a Raúl Feliz, Andrés Antonius y Luis de la Calle, todos ellos economistas y también colaboradores de Es la hora de opinar, que la economía no crecería por arriba del 3%.

Nuestros contrincantes estaban convencidos que ganarían por muchas razones. Pero, sobre todo, tenían a la aritmética a su favor. Y es que el crecimiento anual de 2014 se determinaría por el nivel del PIB a finales del año dividido entre el PIB al término de 2013. Como el crecimiento del 2013 fue tan bajo (1.4% según cifras revisadas por el INEGI), contaban con la ventaja de un denominador relativamente chico. Con que la economía se acelerara un poco, resultaría más o menos sencillo obtener un crecimiento superior al 3%.

Desgraciadamente, no sucedió. El primer trimestre de 2014, contra lo que había prometido el gobierno de que vendría una aceleración económica, fue decepcionante. Esto orilló a la Secretaría de Hacienda a ajustar su pronóstico a la baja. Estimó, ahora, en 2.7% el crecimiento real del PIB para todo 2014. Vino entonces el anuncio del INEGI del crecimiento del segundo trimestre que también resultó bajo. El gobierno prometió, de nuevo, que la aceleración sucedería durante el segundo semestre del año. Otra vez no sucedió. Hace unos días el INEGI informó que el crecimiento durante el tercer trimestre de 2014 fue de 2.2% en términos anualizados: una decepción más.

El subsecretario de Hacienda de nuevo salió a dar la cara para dar la mala noticia (el secretario Videgaray sólo da las buenas): el gobierno revisó de nuevo su estimación de crecimiento a la baja. Ahora, en lugar de dar un solo número, estableció un rango al estilo del Banco de México: entre el 2.1 y el 2.6%.

No hay manera de que vayamos a llegar a la cifra superior. Todo indica, más bien, que el crecimiento estará por ahí de la inferior. Si bien nos va, este año la economía crecerá por ahí del 2.2%. Si tomamos en cuenta esta cifra, más la del 2013 que fue de 1.4%, es posible concluir que los dos primeros años de Peña han sido muy decepcionantes para la economía: ambos por debajo del promedio anual al que ha crecido la economía mexicana desde los años ochentas (2.5%).

Hacienda identificó los factores que han impulsado el crecimiento este año. Destacan una mayor producción de las exportaciones no petroleras y la inversión gubernamental para reactivar el sector de la construcción. En cuanto a los factores que frenaron el crecimiento sobresale “la menor actividad petrolera, que fue el resultado de una menor plataforma de producción de Petróleos Mexicanos, en el periodo julio-septiembre se registró una producción de 2.4 millones de barriles diarios, menor a los 2.5 millones de barriles diarios proyectados”; esto aunado a una caída en los precios de la mezcla mexicana.

La economía sigue débil a pesar de que el gobierno está gastando mucho. Los pronósticos no son halagüeños. Ya también se están revisando las cifras para 2015. Si antes se pensaba que el año que entra creceríamos por ahí del 4%, ahora se cree que estará más cercano al 3%. El hecho es que, por desgracia, Esquivel y yo ganamos una cena que nos sabrá a ácido.

@leozuckermann

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