29 de Marzo de 2024
Una opinión diferente
Por: Isael Petronio Cantú Nájera

El capitalista

22 Mar 2017 / *El juego capitalista es magistral, porque permite variantes sociales y hasta llega al límite de tolerar cierta “oposición” a si mismo, siempre y cuando la moneda corriente no se pierda: todo es mercancía y gana el que mejor explota el trasiego de las mercancías, desde la fuerza de trabajo, hasta las ganancias marginales de la especulación en los paraísos fiscales…

Concluye Marx y luego Pikkety que el sistema capitalista, al final del día, termina por concentrar la riqueza en unas cuantas manos… luego la quiebra de un ciclo, la destrucción del modelo y el arrancón casi desde cero, en otro ciclo de acumulación; en medio: destrucción de fuerzas productivas y una de ellas, es el hombre mismo que desde la depauperación muere de mil maneras.

El sistema se autorepara, se reconstruye, se amplia haciendo que cada ser humano engranado en la maquinaria reproduzca al sistema mismo: ¡todos son mercancías!

Sólo en las periferias, los locos, los no alienados, los revolucionarios que están conscientes de que el sistema es un gran explotador y derrochador de energía, oponen resistencia y buscan de múltiples formas cambiar el sistema capitalista por uno socialista.

El juego capitalista es magistral, porque permite variantes sociales y hasta llega al límite de tolerar cierta “oposición” a si mismo, siempre y cuando la moneda corriente no se pierda: todo es mercancía y gana el que mejor explota el trasiego de las mercancías, desde la fuerza de trabajo, hasta las ganancias marginales de la especulación en los paraísos fiscales… vaya, hasta del dinero negro de las guerras, contrabando, narcotráfico, prostitución, venta de órganos y un largo etcétera.

La magia está en el discurso y la supuesta expansión de los beneficios para todos; pero eso es justamente lo que el núcleo duro del sistema niega: el capitalismo concentra la riqueza.

En ese tenor, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha dado a conocer sus cifras del 2016[1]. Nuestro país tiene un índice de desarrollo humano de 0.762 ( el índice se mide de 0 a 1) y señala que tiene un “alto desarrollo humano” pero, con respecto al año pasado cayó del lugar 77 entre 188 naciones al 74; el mismo estudio permite, si se descuenta el índice de desigualdad, modificar la cifra que quedaría en 0.587, descendiendo en realidad 12 sitios.

El Índice de Desarrollo Humano (IHD, por sus siglas en inglés) nos permite inferir también como se concentra la riqueza en un sector de la población y como se depauperiza a un sector más amplio de la misma; pues el Producto Interno Bruto no desciende, por el contrario se incrementa, solo que los más pobres al tener menos servicios y prestaciones se vuelven más pobres y los que concentran riqueza se vuelven más ricos.

Hacerse rico desde el campo de la política ha sido el mecanismo histórico de una buena parte de la pequeña y mediana burguesía, junto con un proletariado corporativizado y premiado por el régimen dada su docilidad en la lucha de clases; y dentro de ese sistema tres son los métodos icónicos: la autoasignación de altos salarios y prestaciones laborales; la corrupción en sus múltiples variantes y el robo del dinero público.

Es indignante y económicamente inviable los altos salarios que se asignan a los cargos de representación popular, los cuales nada tienen que ver con las cantidades que percibe el trabajador promedio o el campesino y jornalero; pero esa no es la gran tajada del pastel, esa se encuentra en la corrupción que permite enriquecerse ilícitamente con el manejo del dinero público y va, desde la asignación de obra pública y además, sin control que permite hacerla mal y con costos insignificantes; hasta el manejo inteligente de los recursos enviados a los paraísos fiscales y empresas “offshore”, como el caso de los “panamá papers”; de igual forma, el manejo de información privilegiada que permite invertir sin riesgos y obtener ganancias millonarias; la compra venta de inmuebles con un margen de utilidad especulativa o el acceso a los recursos federales para proyectos productivos donde no se tienen una real competencia y sí el privilegio de obtenerlos, tal es el caso de “Layín”[2], quien “hábilmente” ha obtenido 11 millones de pesos para su proyecto personal de una empacadora de mango; quien además, cínicamente ha dicho que “si robé, pero poquito”, sin duda, en medio del sistema, Layín, es un excelente capitalista. Él, no ve mal su acto, y menos cuando la población lo sigue eligiendo como presidente municipal en San Blas, Nayarit; o cuando los veracruzanos eligieron a Javier Duarte de Ochoa, a pesar de las reiteradas denuncias de corrupción de su jefe: Fidel Herrera Beltrán; y esta es la tercera vía: el robo del erario público como lo ha hecho Duarte y compañía.

Así funciona el capitalismo, mitad legal, mitad ilegal, mitad moral y mitad inmoral, la iglesia misma ha aceptado que el diezmo del narco, “se purifica” por las obras pías que la iglesia hace, tal y como lo aceptó el obispo de Aguascalientes Ramón Godínez Flores[3].

Todo está bien dentro de la lógica capitalista, pero está de la chingada en la lógica del socialismo o de las democracias consolidadas: es como si Cristo se robara los panes y los peces y no los repartiera; es como si el guardaespaldas agarrara la daga y la clavara en la espalda de su protegido, es… como una mentada de madre dicha por la madre a su propio hijo…absurdo, nefasto y digno de ser destruido.

La izquierda, la que nace en la lucha contra los privilegios de las monarquías y del capitalismo, tiene su mayor yerro, en la conducta de sus líderes que son capitalistas; pues una vez que los privilegios les han permitido amasar una respetable “fortuna” no tendrán interés alguno en destruir el capitalismo en el cual su ganancia está asegurada; y como diría Sabina estos izquierdosos: “por un 14% cambian su imaginación al poder”.

Esa izquierda adocenada, angustiada porque bajan las tasas de interés, luchan denodadamente por ser rentistas, capitalistas y en ese drama, hunden a las instituciones a las que pertenecen y retrasan o postergan la transformación revolucionaria del capitalismo, porque se prestan al juego hegemónico de aparentar ser oposiciones sin realmente serlo y ayudan a reciclar al sistema.

Esa es la conducta de muchos de los actuales líderes o servidores públicos de la supuesta “izquierda”; incapaces de impulsar políticas públicas de contenido social que incrementen el índice de desarrollo humano de la población en general, se sirven del sistema y son los beneficiarios de su modelo concentrador de riqueza.

Ahora el PRD, por ser hasta ahorita el partido de izquierda más votado, tiene que lidiar con el caso “Barrales”[4] a quien se le ha descubierto que ha comprado en Miami un departamento de casi un millón de dólares, cuando a lo largo de su carrera, dichos recursos difícilmente se podrían obtener; y lo que es peor, estando obligada a dar una declaración patrimonial sobre sus bienes, su pago de impuestos y si tenía negocios o no, que generaran conflicto de intereses; ha intentado decir que si lo declaró en su cargo de senadora; pero el Instituto Mexicano para la Competitividad ha dicho que “miente”[5] y que no lo ha hecho de manera pública, por lo que ocultar ese dato simplemente no es de “buena fe”.

En el capitalismo la oportunidad se pinta calva y si Barrales la aprovechó, no debería de mentir, pero también no debería autocalificarse como de izquierda, si cobra con la derecha y juega como buena capitalista al tratar de ser una rentista exitosa; otra cosa delicada es, si el dinero y los mecanismos que utilizó para comprar el departamento son ilegales, porque en ese caso, tendrá que responder ante la ley.

Pero ¿solamente es Barrales Magdaleno la que juega a ser de izquierda aprovechándose del sistema de derecha? ¡No!, es cuestión de investigar cada declaración patrimonial de todos los dirigentes o servidores públicos que se dicen de izquierda para tener un juicio certero de cómo se benefician ilegal e inmoralmente de sus cargos o comisiones; de ver como medran de la política y han acumulado una fortuna que necesita de los mecanismos capitalistas para seguir creciendo y eso… es lo que más desea la izquierda pequeño burguesa y colaboracionista ¡Que no se destruya el sistema al que han ingresado porque perderían sus ganancias!

Está aún lejos la meta de construir un sistema socialista democrático y profundamente humanista, pero estamos más cerca que hace trescientos años, por lo tanto… debemos arreciar el paso y seguir desmontando todo discurso populista, seudoizquierdista e impulsar los mecanismos que permitan una ampliación mayor de los derechos de la ciudadanía frente al gobiernismo y el capitalismo neoliberal y algunos de ellos son que todos los políticos y servidores públicos rindan cuentas, sean transparentes y sujetos al juicio de la ciudadanía.

[1] http://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/sociedad/2017/03/22/onu-desciende-mexico-en-indice-de-desarrollo

[2] http://www.eluniversal.com.mx/articulo/periodismo-de-investigacion/2017/03/22/layin-se-beneficio-con-11-millones-de-programas

[3] http://www.jornada.unam.mx/2005/09/20/index.php?section=politica&article=022n1pol

[4] http://www.proceso.com.mx/478832/revelan-barrales-depa-casi-millon-dolares-en-miami

[5] http://www.sinembargo.mx/22-03-2017/3178177

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