23 de Abril de 2024
Una opinión diferente
Por: Isael Petronio Cantú Nájera

¿Qué es la justicia?

24 Mar 2017 / *Pero el hombre sigue aullando en la pavorosa noche del instinto, de la ambición, del egocentrismo, como lobo que se come al lobo

Escribo desde los seis años de edad y desde allá, he tratado de encontrar razones, argumentos, hechos, algo que me diga lo que es la justicia, porque desde los infantiles ojos el mundo se presentaba violentamente injusto. Los ecos de una guerra que terminó en el genocidio termonuclear eran claros y fuertes, de tal suerte que solamente eran reducidos, por los paisajes literarios de Herman Hesse, Rudyar Kiplin, Fantomas y Chanoc… la televisión en blanco y negro se convertía en colores desleídos, porque películas de “celofán” eran colocadas frente a la pantalla aparentándolos y así se podía entrar al imaginario mundo de utopías y distopias que desplegaba la poderosa máquina de la televisión. Vi crecer el hongo mortal de la nada, haciendo añicos sueños y vidas; los monstruos de un futuro aterrador y el encuentro alienígena, siempre amenazante, de nuestra febril mente autodestructiva fueron apareciendo en historias visuales narradas en presente: el hombre es el lobo del hombre, lo escuché mil veces, para luego, con el tiempo saber que el inglés Hobbes, lo había pensado en su Leviatán, preguntándose lo mismo que yo: ¿Qué es la justicia?

A la historia infantil de buenos y malos, herencia de un añejo maniqueísmo, llegó una explicación racional con la poderosa idea de que los hombres (ahora incluido al imaginario de igualdad sustantiva la presencia de las mujeres) se dividían en clases sociales de acuerdo al campo, de antemano acuartelado, donde nacían: esclavo, patrón, siervo, libre, proletario, burgués, son las etiquetas que bajo la piel se trae desde que se nace. Como los afluentes que gota a gota en los glaciares conforman los torrentes de los ríos y estos dramáticamente siempre dan al mar océano, así la historia de formas arcaicas de producción y organización política, confluyen al capitalismo globalizado y la ¿justicia?

Dice Rawls, que en una imaginaria sociedad, donde hombres y mujeres por igual tienen por principio los mismos derechos y cumplen realmente con sus obligaciones, la justicia tiene por principio que repartir a partes iguales los bienes de esa sociedad; y que únicamente y sólo por ello, si se tiene que repartir más, se debe de dar a los que menos tienen.

Pero el hombre sigue aullando en la pavorosa noche del instinto, de la ambición, del egocentrismo, como lobo que se come al lobo. En la Rebelión de la Granja, la gran sátira de George Orwell, los animales se rebelan contra los humanos y deciden administrarse solos: dos puercos son los líderes del grupo, llamados Napoleón y Bola de Nieve. Liberados del yugo humano, crean su propias leyes consistentes en un heptálogo, donde su última regla es: ¡Todos los animales son iguales!.

Los cerdos empiezan a controlar la granja, aterrorizando a los demás animales gracias al apoyo de los perros y paulatinamente van cambiando sus propios mandamientos, Napoléon destruye a Bola de Nieve y se vuelve dueño de la granja a la que tiraniza; al final algunos animales le preguntan al burro Benjamín, que es el único que sabe leer, cuál de los siete mandamientos queda escrito y con pena, éste les dice, el último pero modificado: “todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.”

Esta cíclica evolución de la naturaleza humana es difícil de romper, emerge desde el instinto primario de la especie y se yergue por encima de culturas y modos de producción, pero no es netamente humano, es bestialmente animal, primigenio, subyace en las primeras estructuras del cerebro reptiliano y nutre el egoísmo de la especie… lo humano es otra estructura inventora del lenguaje, del pensamiento racional, científico, humanístico, que conceptúa al hombre solidariamente en relaciones justas y equitativas, donde la fuerza bruta cede el paso a la razón y donde la explotación del hombre por el hombre es suplida por una producción de bienes que satisface a cada quien según su necesidad y de acuerdo a su capacidad.

El capitalismo no es así, se erige sobre la explotación del otro, al grado tal de complejidad que el “otro”, ni siquiera se da cuenta de que es explotado; mientras tanto la miseria material crece y la espiritual se profundiza ¿Qué pasaba por la mente del fascista cuando desollaba a su víctima y luego se ponía la piel tatuada como emblemático traje? ¿Qué pasa con el violador que penetra a su víctima despojándola del placer y apropiándose de ella? ¿Dónde está lo humano? ¿Qué mente hace una ley para no cumplirla, el cerdo Napoleón? ¿Qué tan feliz dice el payazo que es cuando cuenta el chiste sobre su propia deshumanización? ¿Qué tan de izquierda se es cuando se vive en los privilegios de la derecha?¿Qué tan astuto e inteligente se es cuando se ataca la corrupción con actos corruptos? ¿qué es la justicia?

Ayer, en la Granja del PRD, las reglas del juego fueron violadas, y no hubo burro Benjamín que leyera los textos. Haciendo fraude a la Ley y creyendo que con ello, se hacía un acto justo, la propia presidenta, violentando el artículo 111 de los estatutos y ocupando dos cargos a la vez que dicho precepto categóricamente prohíbe, crea un escenario para elegir ilegalmente un cargo dentro del grupo parlamentario en el senado de la república: ¡en el senado de la república! ¿qué tan justos y legales son los senadores que rompen el Estado de Derecho? ¿Son astutos, son inteligentes? ¿Son los émulos del cerdo Napoleón? ¡Sí, eso son!

Vivirán la gloria de su crimen un tiempo, pero siempre quedan las crónicas y las imágenes. Hace una semana, en Estados Unidos, un nazi que logró permanecer oculto de la justicia durante más de 60 años, fue identificado y será sometido a juicio, seguramente tendrá que revivir el miedo y el terror que vio en la cara de sus víctimas... él, al borde de la tumba pues tiene más de 80 años de edad, tendrá que volver abrir los ojos y verlos en su podrida consciencia, abrirá los oídos para volver oír el llanto y la súplica del perdón, se le erizará la piel para sentir el gélido sudor en la piel del terror que causó a sus víctimas y nunca, pero nunca, podrá morir en paz.

¿Qué dirán los señores senadores y señoras senadoras a sus hijos que les pregunten por la justicia? ¿Cómo despertarán de la borrachera de su soberbia ignorancia cuando descubran que bajo su fina piel de izquierdistas estaba la dura piel de los reptiles priistas? ¿Qué orgasmo final, que felicidad, que sentido humanista tendrán al final del día, cuando anorgásmicamente, infelizmente, inhumanamente han guiado sus pasos para entrar al noveno círculo dantesco de la traición, de la mentira, de la corrupción, del adocenamiento?

Mientras ellos hacen fraude a la ley y velan la justicia, me pregunto junto con millones de mexicanos y ¿Qué es la justicia? Aún no lo sabemos, pero el anhelo de ella nos hace caminar, irguiéndonos como verdaderos humanos … ¡sigamos caminando!.

Más entradas
Lo más reciente