24 de Abril de 2024
Claroscuros
Por: José Luis Ortega Vidal

Gobiernos de tres niveles y la mafia nadan juntos en ríos de sangre veracruzanos

28 Jun 2017 / *Los medios de comunicación lucen polarizados: los periodísticos y los empresariales; los noticiosos y los engañosos creados con objetivos político

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En el Veracruz de la tragedia de San Juan Bautista donde el asesinato de 4 niños sacudió a Coatzacoalcos –el tercer municipio con mayor número de pobladores: 319 187 y la tercera economía de la entidad- el escenario sociopolítico es tan grave que no hay sector, estructura, grupo de poder, institución, poder de facto, región, zona, grupo social, nivel de gobierno que se libre de la mierda en que estamos sumergidos.

Esta situación abarca la falta de credibilidad y confianza en el sector gubernamental, incluye a alcaldes de todos los partidos, a los gobiernos estatales anteriores y al presente, al gobierno federal, así como a todos los partidos políticos.

Nadie le cree nada a nadie y algunas de las pocas cosas comprobadas –además de las ejecuciones diarias- son la deuda pública por decenas de miles de millones de pesos que los veracruzanos pagaríamos durante más de medio siglo, el desempleo, la falta de oportunidades para estudiar, la disminución en la esperanza de vida y el miedo individual y colectivo que día con día lo va abarcando todo...

Los medios de comunicación lucen polarizados: los periodísticos y los empresariales; los noticiosos y los engañosos creados con objetivos políticos.

Los medios y periodistas que se beneficiaron durante los doce años de gobierno de Fidel Herrera y Javier Duarte atacan con dureza a Miguel Angel Yunes Linares.

En contraste aquellos –muy pocos- que mantienen una relación abierta de intereses político/económicos con el panismo/perredismo defienden al actual jefe del ejecutivo o por lo menos evitan criticarlo y -de hacerlo- guardan la guadaña y utilizan una pequeña hacha sin filo.

El propio MAYL ha fracasado en la política de comunicación que –dijo- sería ajena a los convenios publicitarios con medios de comunicación estatales y nacionales; con los impresos, televisivos, digitales, radiofónicos o de la naturaleza que fuese.

En Claroscuros, en su momento, otorgamos el beneficio de la duda a tal anuncio político que -dijimos- podría marcar un parteaguas en la historia de la relación Poder-Periodismo y contribuiría a un avance democrático.

Empero al paso de los meses la realidad establece que algunos grupos de poder ligados al gobierno y al mismo tiempo dueños de medios de comunicación se han visto beneficiados, así que aquello fue una mentira.

Ha trascendido, desde la capital del país, la oferta de convenios publicitarios de parte de Yunes Linares a medios llamados nacionales en términos similares a los de antaño, aquellos de José López Portillo que declaró “no pago para que me peguen”; por lo contrario ofrezco dinero para que apoyen mi proyecto político…

Yunes paga y apoya a unos cuantos aunque dijo que no lo haría.

Por lo demás se promueve vía periscope en redes sociales y su equipo de comunicación mueve opiniones, textos, imágenes, columnas aparentemente independientes que son claramente pagadas para apoyarle.

La crisis financiera -ciertamente heredada- en realidad no ha disminuido en absoluto.

A los Ayuntamientos le hacen llegar dinero con puntualidad pero esa es la única diferencia con el duartismo que manejaba los recursos en una "licuadora", es decir lo ´jineteaba´o lo desvíaba.

Por lo demás las cantidades enviadas no cumplen con el plan de egresos 2017.

Los ayuntamientos apenas reciben recursos para su nómina y tienen obras paralizadas y servicios básicos casi detenidos.

La titular de la SEFIPLAN, Clementina Guerrero García, ha dicho a los alcaldes que les dará más dinero cuando Javier Duarte devuelva lo que se robó. Vaya humor negro de la Secretaria.

Sumados a lo anterior los propios errores, abusos, descuidos y corrupción, llevarán a muchos ayuntamientos a heredar laudos laborales millonarios y perdidos que son añejos, problemas ecológicos profundos, deudas in crescendo y finanzas en ruinas.

Los críticos de Yunes Linares afirman y remarcan cada día –con toda razón, afianzados en datos concretos y comprobados- el incumplimiento a uno de sus principales compromisos de campaña: devolver la seguridad a Veracruz en medio año.

Más aún: no sólo se falló al respecto sino que las cifras del gobierno actual en materia de inseguridad superan a las de Javier Duarte en un lapso semejante: seis meses y veintisiete días.

En materia de inseguridad el sábado 24 de junio ocurrieron 20 ejecuciones en un lapso que no rebasó las 14 horas y que incluyó a 8 de 212 municipios veracruzanos.

Del resto de demarcaciones la mayoría ha sufrido actos de violencia en otras fechas pero nunca han llegado al extremo referido.

Hay dos líneas de interpretación ante a los hechos del sábado pasado y al respecto topamos con un camino que se bifurca.

Ambas tienen datos duros que las explican, así como zonas negras que generan dudas y abren hipótesis sumamente preocupantes.

El ataque mortal a 20 víctimas en un lapso tan corto incluyendo cuatro niños y dos policías federales no tiene referente histórico durante la época postrevolucionaria.

Una parte de lo acontecido el pasado fin de semana se vincula a lo que Yunes Linares ha señalado una y otra vez como la guerra interna del crimen organizado.

Ese discurso, sin embargo, pasó de su desgaste natural a la inutilidad retórica.

El papá de los 4 niños andaba en malos pasos declaró el gobernador, criminalizando a una víctima, erigiéndose en fiscal, juez y violando la ley que otorga el principio de inocencia hasta que se demuestre lo contrario.

Por otra parte al margen de la inocencia o culpabilidad de este señor, el asesinato de sus hijos -que habrían recibido el tiro de gracia- nos ubica ante un incremento en el nivel de violencia dentro del contexto de la guerra interna del crimen organizado.

Esta alcanza a estructuras gubernamentales incapaces de frenar la cantidad espeluznante de asesinatos dolosos que padecemos y de proteger a la sociedad civil.

Por donde le busque Miguel Angel Yunes Linares tiene pegados al rostro los cuerpos sin vida de cuatro niños de 4, 5, 6 y 7 años de edad ejecutados junto a sus padres.

La segunda línea de interpretación sobre lo ocurrido el día de San Juan es político/electoral: Miguel Angel Yunes Linares ocupó buena parte de los recursos mediáticos y de operación de poder a su disposición para operar a favor de la alianza PAN/PRD la pre campaña, la campaña y la elección del pasado 4 de junio.

Literalmente sacó a su hijo Fernando Yunes Márquez del Senado y lo convirtió en alcalde del municipio de Veracruz.

Abiertamente ha convertido a su otro hijo Miguel Angel Yunes Márquez, alcalde de Boca del Río, en precandidato a la gubernatura de Veracruz a disputarse el primero de julio del 2018.

Vivió un pleito personal con Andrés Manuel López Obrador descuidando sus funciones de gobernante.

Parte de la pugna entre grupos del crimen organizado se vincula a la lucha encarnizada de grupos de poder político que disputan la gubernatura ex priista desde la fundación del partido tricolor hasta el 2016 y que podría convertirse en morenista, permanecer en el PAN/PRD o retornar al PRI el año próximo.

Una parte de ese afán electoral atraviesa por la guerra entre cárteles y una parte de la guerra entre cárteles cruza por el pantano de la corrupción que Yunes no ha podido borrar en instancias esenciales como la Secretaría de Seguridad Pública, la Fiscalía General del Estado y el Poder Judicial de Veracruz.

Numerosos policías, fiscales, jueces estarían amenazados o comprados por la mafia y actúan a su servicio.

Numerosos policías, fiscales y jueces son la mafia.

Las declaraciones van y vienen al respecto desde varios sexenios atrás y el bienio que corre no es la excepción.

La desaparición forzada constituye un cáncer del que mana impunidad.

Las muertes del delegado estatal de la Policía Federal y un comandante de la PF en Cardel tienen un significado particular.

Se conectarían con los huachicoleros cuyos intereses fueron tocados días antes en la zona de Córdoba-Orizaba, donde cruzan ductos de combustible que salen de la refinería de Minatitlán y llegan al triángulo dorado del robo de gasolina en Puebla.

¿Por qué el delegado estatal de la PF comía en un restaurant a pie de calle con la vigilancia de solo dos policías?

Estamos frente a una interrogante clave porque además Cardel siempre ha sido zona caliente relacionada con el crimen organizado por sus conexiones carreteras estratégicas.

Este tema pasa por gobiernos municipales veracruzanos, por el gobierno estatal en manos de Yunes Linares y por la estructura federal a cargo de Enrique Peña Nieto.

Surgen miasmas por doquier.

Los gobiernos de todos los niveles nadan, junto al crimen organizado, en los ríos de sangre que atraviesan Veracruz.

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