29 de Marzo de 2024
PLana Mayor
Por: Gaudencio García Rivera

El infierno: revés, pifias y corrupción

23 Jul 2017 / *La (in) seguridad pública en la geografía veracruzana y la reconstrucción del tejido social es un suspiro

No es posible que ante una óptica reduccionista falaz de las altas esferas del poder público se imponga la tozudez, las vísceras y la descalificación en la política social anticrimen en Veracruz. Echarle la culpa sistemáticamente al pasado, a los emisarios priistas, es justificar su incapacidad, ineficiencia y su estrechez mental para salir del túnel de la oscuridad.

La (in) seguridad pública en la geografía veracruzana y la reconstrucción del tejido social es un suspiro. La paz, concordia y armonía y el respeto a la integridad y bienes de la sociedad civil, tiene rato que fue secuestrada por el crimen organizado en una guerra disfuncional del Estado mexicano.

En la evaluación de los primeros seis meses del bienio yunista –si es que la hubo en privado porque en público no hubo ningún pronunciamiento- que se cumplió en mayo, no hubo muestras o símbolos de un cambio o redoblar estrategias para revertir los daños causados por los cárteles de la droga.

Era oportuno relevar del mando al titular de la SSP, Jaime Téllez Marié –acordémonos que fue una de las promesas incumplidas del gobernador MAYL, donde estaría al frente un militar-, para reconstruir transversalmente la endeble y porosa Seguridad Pública.

No se hizo por razones personales y afectivas del titular del Poder Ejecutivo. Pero debido a la política disfuncional del góber aliancista en forma sistemática hay ríos de sangre que se esparcen al estilo Siria o Afganistán desde el Pánuco hasta el Tonalá, cobrando víctimas inocentes por los daños colaterales de la guerra anticrimen.

El terreno de los poderes fácticos de los narcos y sus aliados de los poderes formales de los tres niveles de gobierno, sindicalistas, periodistas mercachifles y empresarios, es un campo minado. Un campo poroso porque la clase política sin distinción partidista, le fallaron a la sociedad civil y a los ciudadanos de a pie.

El infierno desatado en Veracruz es originado por raíces profundas de corrupción, nepotismo, compadrazgo, oportunismo, improvisación, trapecismo, impunidad y patrimonialismo. Esto ya lo había advertido el liberal Jesús Reyes Heroles (en 1977 puso en marcha la Reforma Política), a nivel nacional.

Pero los gobernantes y la clase política pelele hicieron oídos sordos. Cayeron en el oprobio del “cinismo”, como lo denunció el entonces presidente de la República bananera, José López Portillo (1976/82), que hasta él mismo cayó en la corrupción en su orgulloso “nepotismo” que exhibió.

Estas pandemias se pudieron empezar a combatir con la transición de Veracruz el 1 de diciembre de 2016. Pero el góber aliancista nos mintió y sigue mintiendo a los votantes. Es un gobierno con verdades a medias, donde reina la opacidad y falta de transparencia en la mayoría de los rubros de la agenda social.
Historia que contaremos en otra entrega. El infierno orquestado en Veracruz en ocho meses del bienio tiene diferentes causales, fondos y multifactoriales, dirían los genios y académicos.

Hay la percepción en el imaginario colectivo que los dineros públicos de la Federación destinados para los diferentes programas sociales se están “licuando” en la Sefiplan con el visto bueno del jefe de la Oficina del Gobernador, Manuel Muñoz Gánem –una especie de vicegobernador, como Yunes lo fue con Patricio Chirinos (1992/98)-, ante la escasez y limitadas partidas presupuestales que cuenta la gestión yunista.

Pero también hay otra pifia del gobierno aliancista, una de tantas que brotan a flor de piel. Desde el principio del bienio se están aplicando subejercicios en varios rubros sociales. En Seguridad Pública bajó el número de la compra de unidades, equipo, botas, uniformes, percepciones salariales, egresados de la Academia de la Policía, certificación y acreditación de los nuevos policías modelo. A los proveedores en general no les han cubierto los adeudos.

A estos vacíos legales, hay que sumarle que los operativos de Veracruz Seguro en los centros comerciales, plazas, bancos, giros negros, patrullajes en los suburbios focalizados en el marco del frente de guerra, en la mayoría de los 212 municipios del estado, se redujeron notablemente por obra y gracia de góber aliancista. ¿Quién es culpable de que se hayan disparado los delitos de alto impacto social?

Uno es el discurso encendido y apasionado del bienio yunista, pero en la práctica, ha incurrido en esquemas tramoyistas y enmascaradas que provocan en la primera intención del imaginario colectivo la peor de las suspicacias en el frente de guerra contra los capos de la droga.

Con la transición del nuevo gobierno los votantes que emitieron su sufragio por el ‘Cambio’ cifraron su esperanza en el discurso populista y reivindicador, enternecedor y justiciero para redoblar el frente de guerra en los giros negros en las principales ciudades del estado, centros comerciales y de apuestas, donde se han refugiado los grupos criminales para hacer su agosto con los indefensos ciudadanos.

Pero todo ha sido un ardid publicitario, una política “engañabobos”, pueril y abominable. Los operativos en los giros negros se redujeron al 60 por ciento y patrullajes en los suburbios se fueron a la baja, por arte de magia del ilusionista Yunes.

Los líderes del crimen organizado y sus células ejercen la venta de estupefacientes a la vista de todos, extorsiones, ventas de piso y planeación de ejecuciones a ciudadanos que les estorban en sus giros comerciales o políticos –verbigracia el caso del municipio de Tlapacoyan, donde el alcalde electo del PVEM y exescolta del exgóber Fidel Herrera, está involucrado en una banda de secuestradores-, sin que la fuerzas castrenses apliquen una limpia letal.
La caja de Pandora que permitió la presencia del infierno y sus demonios no ha podido ser contenida en Veracruz, porque la estrategia anticrimen está penetrada por los capos de la droga. La depuración de los cuerpos policiales, certificación y el aumento de las percepciones salariales a 18 mil pesos, ha sido un fracaso.

El infierno acabó con la concordia y el imperio de la ley en Veracruz. ¿Hasta cuándo EPN? ¡Ocho meses de vísceras y de encono con la prensa local! ¡La clase política vive en Méxicolandia!


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