Más allá del tamaño: por qué Júpiter es clave para la astronomía

Agencias . /
2025-01-18 12:19:10
*Funciona como un escudo protector para la Tierra al atraer objetos como asteroides y cometas
unam global / Ciudad de México


Por Michel Olguín Lacunza



 

Con un tamaño que supera al de todos los demás planetas del sistema solar, Júpiter es el rey de los gigantes gaseosos. De hecho, tiene una masa aproximada de una milésima de la del Sol. Si Júpiter tuviera una masa apenas diez veces mayor, dejaría de considerarse un planeta y pasaría a ser una estrella enana café, aunque incapaz de fusionar hidrógeno. Objetos con 80 veces más masa que Júpiter ya pueden generar fusiones nucleares, explicó en entrevista Carlos Roman Zuñiga, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM.







Se trata del quinto objeto del sistema solar y una referencia clave para entender otros planetas del universo. Los astrónomos utilizan su masa como unidad para compararla con la de otros planetas y con la de estrellas enanas café.


Un planeta vistosoHasta hace algunos años se creía que este planeta gaseoso tenía un núcleo sólido. Sin embargo, investigaciones recientes revelaron que su núcleo está hecho del mismo material que todo el planeta: mayoritariamente hidrógeno.


En el centro de Júpiter, el hidrógeno se encuentra en un estado llamado “metálico” debido a las altísimas temperaturas y densidades. Este fenómeno permite que el núcleo se comporte como un metal, conduzca electricidad y genere un campo magnético. La composición de Júpiter es aproximadamente 87 % hidrógeno, 13 % helio y trazas de elementos como metano, vapor de agua, amoníaco y sulfuro de hidrógeno.


Estas sustancias, al mezclarse con las partes más frías de la atmósfera, generan los colores característicos de Júpiter, que son visibles incluso desde la Tierra. “Piensen en una cubeta de pintura blanca; si le añaden unas pocas gotas de colores fuertes, la mezcla toma tonalidades como rosa o azul celeste. Lo mismo ocurre en Júpiter: la mayoría del material es hidrógeno, pero con pequeñas trazas de materiales más pesados que son los que dan el colorido tan característico”. 


Un día en la superficie de Júpiter


Un día en Júpiter dura menos de 10 horas terrestres, lo que genera una rotación extremadamente rápida. Esto achata sus polos y ensancha el ecuador. En contraste, el Sol gira mucho más lentamente, con un período de casi 25 días. De hecho, Júpiter concentra casi el 60 % del momento angular (o tendencia de rotación) de todo el sistema solar.


Su atmósfera densa y la alta rotación generan vientos fuertes en las capas superiores, formando zonas que transportan gases más pesados como sulfuro de hidrógeno y fósforo desde zonas más internas, lo que da lugar a las icónicas bandas horizontales de nubes de colores.


Júpiter también posee un enorme y complejo sistema de tormentas, muchas de las cuales han persistido durante siglos, en especial la más grande, conocida como “la gran mancha roja”, que existe desde hace al menos 400 años.


Las tormentas más grandes duran tanto tiempo porque no hay una superficie sólida que afecte su desarrollo. En cambio, hay muchas otras tormentas subsidiarias que constantemente se reagrupan, haciéndose más grandes o más pequeñas.


“Esto pasa porque el planeta podría compararse con una enorme olla de material en lenta ebullición, en donde hay gas que se transporta en un ciclo desde el interior hasta la atmósfera y se mezcla constantemente”.


Al tener un núcleo de hidrógeno metálico, Júpiter genera un campo magnético muy poderoso llamado magnetosfera, que dirige la radiación del Sol hacia los polos del planeta y genera enormes bandas aurorales, como las auroras boreales de la Tierra en el polo sur y norte.


El pequeño sistema solar


Al ser el planeta más grande, Júpiter funciona como un pequeño sistema solar, con 92 lunas conocidas. Sus cuatro lunas principales —Ío, Europa, Calisto y Ganímedes— fueron descubiertas por Galileo Galilei y presentan características únicas: Ío es altamente volcánica, mientras que Europa y Ganímedes destacan por sus océanos subterráneos, lo que despierta interés por su potencial para albergar vida.


“Esto no significa necesariamente que tengan vida, simplemente que en ellas existe ese medio que fue crucial en la Tierra para desarrollar la vida”, enfatizó Carlos Roman.


El favorito para estudiar


Júpiter siempre ha sido un objeto favorito de estudio en la comunidad astronómica, desde el nivel amateur hasta el profesional. Además, ha sido observado por prácticamente todos los telescopios de la Tierra. Por eso, se ha estudiado desde los rayos X hasta el óptico.


Júpiter es clave para comprender el origen de todo el sistema solar. De hecho, los astrónomos lo estudian para entender cómo se formó nuestro sistema y poder comparar lo que se observa en otros sistemas planetarios.


La fuerza de gravedad de Júpiter atrae o atrapa objetos menores como asteroides y cometas que vienen de la parte externa del sistema solar y que, de otro modo, podrían adentrarse y estrellarse en la Tierra. Así, Júpiter funciona como un escudo. “Hemos visto y documentado a través de los telescopios cómo los cometas chocan con este planeta”.


Las sondas


El conocimiento detallado de Júpiter se ha logrado a través de telescopios desde la Tierra, pero debido al interés que genera la parte externa del sistema solar se han enviado sondas espaciales en el último medio siglo.


Las primeras misiones fueron las Pioneer 10 y 11, enviadas en la década de 1970. Posteriormente, las sondas Voyager 1 y 2 llegaron al sistema joviano a principios de los años 80. Estas tomaron las primeras fotografías de alta resolución de sus satélites, anillos y de la gran mancha roja.


En la década de 1990 se envió a Júpiter la sonda Galileo, que específicamente se mantuvo en su órbita por casi ocho años y tomó una gran cantidad de datos y fotografías que los científicos todavía estudian en varias partes del mundo.


Más tarde, en 2011, se envió la sonda Juno, cuya misión termina a finales de 2025 y que se extenderá para estudiar a Europa y Ganímedes. En octubre del presente año se envió la sonda Europa Clipper, que explorará específicamente a Europa, porque posee un océano con una química que parece ser compleja y con zonas calientes por actividad interna. Se cree que, con estos elementos, tiene el potencial para desarrollar vida.


El telescopio espacial James Webb ya ha capturado impresionantes imágenes en infrarrojo que revelan con gran detalle las bandas nubosas, las zonas más brillantes y cálidas, la gran mancha roja, el sistema de tormentas y las auroras en los polos del planeta, concluyó el académico universitario.


Ideas destacadas:



  • Júpiter es el planeta más grande del sistema solar y tiene características únicas, como un núcleo de hidrógeno metálico y un campo magnético poderoso.

  • Funciona como un escudo protector para la Tierra al atraer objetos como asteroides y cometas.

  • Es un laboratorio natural para comprender el origen y evolución de nuestro sistema solar.

  • Sus lunas principales, como Europa y Ganímedes, son de gran interés por su potencial para albergar vida.

  • Las misiones espaciales han revelado datos clave sobre su atmósfera, composición y sistema de tormentas.



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