Gustavo Prado, explorador de tendencias y consumo en México, es el fundador de TRENDO MX, un laboratorio que anticipa el futuro a partir de las dinámicas actuales. En su conferencia, no solo abordó el futuro de la moda, sino también la necesidad de comprender al consumidor mexicano, un aspecto clave para adaptar las estrategias comerciales en un mercado tan diverso.
Prado inició su exposición trazando las tendencias previstas para el periodo entre 2025 y 2030, enfocándose en la influencia de las personalidades populares en el comportamiento de compra. Señaló que, al contrario de lo que ocurre en otras partes del mundo, los consumidores mexicanos se interesan más por el estilo de figuras como influencers, cantantes y celebridades que por las propuestas de las pasarelas de alta gama.
También se abordó la psicología del consumidor mexicano. Explicó que la década comenzó con figuras como J Balvin y, más recientemente, con artistas como Peso Pluma, Kali Uchis, Kenia Os y Rosalía. Este fenómeno, según Gustavo, refleja una cultura más sensual y desenfadada, influenciada por la situación económica del país: un contexto donde la falta de recursos ha llevado a una forma de expresión más fuerte. Según su análisis, para 2025, la tendencia predominante será lo “barato”, lo que se refleja en decisiones cotidianas como optar por Didi en lugar de Uber o consumir en plataformas como Temu o Shein, que ofrecen precios accesibles.
Un punto crucial en la conferencia fue el análisis de la estructura socioeconómica de México, de los 130 millones de habitantes, solo el 1% pertenece a la clase alta, como los magnates Carlos Slim o Ricardo Salinas. La clase media-alta está compuesta por 4.6 millones, mientras que la clase media alcanza los 24 millones de personas. La clase baja y media baja agrupa a 30 millones de personas, mientras que 62 millones viven por debajo de la línea de pobreza, muchos de ellos con ingresos que no superan los dos salarios mínimos. Gustavo enfatizó que las marcas que intentan posicionarse como exclusivas, especialmente en destinos como Tulum, no entienden la realidad económica del país. En México, destacó, es más efectivo apostar por productos accesibles, ya que la noción de "lujo silencioso" es ajena a la gran mayoría de los consumidores.
En cuanto a las tendencias de la moda, Gustavo subrayó que, independientemente de lo que ocurra a nivel global, las tendencias se crean principalmente en la ciudad de México. Explicó que el concepto de "moda hegemónica", relacionado con las pasarelas europeas y las influencers de la moda tradicional, ha dado paso a un nuevo paradigma: la "moda disidente". Este enfoque, caracterizado por el Upcycling y voces críticas hacia la industria, está impulsado por una creciente conciencia social y ambiental.
En este nuevo contexto, el consumidor mexicano emerge como un ente ajeno a estas categorías. "Cualquiera que esté produciendo ropa a precios elevados no está entendiendo la realidad del mercado", comentó Gustavo, haciendo hincapié en que el consumidor mexicano no se interesa por la moda tradicional ni por las marcas de lujo impuestas por las élites. En su lugar, el consumo local está guiado por la búsqueda de productos más accesibles y con una estética más inclusiva y personalizada, que a su vez, sea llamativa.
Finalmente, Gustavo abordó la muerte del concepto tradicional de moda. Entre 2008 y 2014, las búsquedas relacionadas con la moda alcanzaron su apogeo, con las famosas bloggers y series como Sex and the City dominando el panorama. Sin embargo, este enfoque hegemónico está en declive.
La nueva tendencia es la “moda disidente”, que promueve la autenticidad y la mezcla de estilos. Personalidades como María Bottle, que combina marcas de lujo con ropa de segunda mano y un estilo personal único, representan este nuevo tipo de consumo. |