22 de Septiembre de 2024
Finanzas

Deuda en estados, cadenas de perversidades


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*La perversidad con que se manejan las finanzas públicas hace pensar mal al mejor pensado

Víctor Sánchez Baños . | Ciudad de México | 30 Dic 2015

Diez entidades federativas concentran 78% de la deuda total de estados, que con brusquedad arrastran a los municipios en sus finanzas públicas.

De acuerdo a datos de Hacienda, las deudas de los ayuntamientos creció de manera espectacular en Jalisco, gobernada por Aristóteles Sandoval; Edomex con Eruviel Avila; Nuevo León, ahora con el gobierno de Jaime Rodríguez; Baja California, de Francisco Vega; Sonora, con Claudia Pavlovich; Veracruz, de Javier Duarte; Guanajuato, con Miguel Márquez; Sinaloa, de Mario López y Tamaulipas, con Egidio Torre, cuentan con una deuda de 37 mil 675 millones de pesos.

En todo el país, la deuda municipal total asciende a 48 mil 249 millones de pesos. Poco más de 10 mil millones están repartidos en las cuentas de los ayuntamientos de las otras 21 entidades.

Municipios de Jalisco y en especial Guadalajara, son los que mantienen el mayor número de adeudos con la banca comercial y de desarrollo. Su saldo es de 7 mil 482 millones de pesos al cierre de septiembre de este año.

En el Estado de México, los alcaldes deben 6 mil 119 millones de pesos, mientras que los de Nuevo León, 4 mil 978 millones, lo que los convierte en vulnerables en sus finanzas públicas.

El ir y venir delas cifras no explican el verdadero motivo por el cual los gobernantes se ven en la necesidad de endeudarse. Las necesidades de financiamiento, sean legítimas o ilegítimas, son aliviadas por dinero bancario.

Al platicar con ellos, los gobernantes, explican que en el caso de los gobiernos estatales no reciben el dinero de participaciones federales a tiempo, por lo que la banca comercial está “presta” para auxiliarlos. Y, ahí es donde se rompe la columna vertebral de las finanzas.

El origen de ese retraso es la lentitud con que la Secretaría de Hacienda envía recursos a los Estados y, estos a su vez, retrasan los envíos a los municipios. Al final de cuentas, quienes pagan esa lentitud en el manejo presupuestal es el causante fiscal, ya que de lo recaudado se pagan intereses a los bancos acreedores y ese dinero se sacrifica en la construcción de bienes y servicios necesarios para la comunidad.

La perversidad con que se manejan las finanzas públicas hace pensar mal al mejor pensado.