06 de Mayo de 2025
Nacional

AMLO y el mítico Pinocho


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*A Geppetto le faltó crear un antídoto para apolillar a esos políticos falsos que tratan de bajarle la luna a la población a plena luz del día…

| | 13 May 2021

Especialistas en materia siquiátrica presentaron un decálogo sobre las personas que mienten, ahora que los émulos latinos dominados por el espíritu caricaturesco de Pinocho, están en boga, más cuando se refiere a la clase política mexicana, iniciando desde el Jefe del Ejecutivo hasta el más incipiente servidor público del gobierno comunista lopezobradorista.

Son diversas las formas de detectar que alguien sea adicto a la mentira, que si bien es cierto que la sociedad reconoce que todas las persona “decimos mentiras”, la mayoría de las veces por cortesía o por evitar discusiones -otras veces por guardar las apariencias-, la gente miente para obtener algo a cambio.

Pero existen profesionales de la mentira más aún si se trata del quehacer político mexicano donde más del cien por ciento, sus actores entran a un concurso o a una espiral que obstaculizan el desarrollo social, con base a sus destellantes y fantasmagóricas invenciones que llevan a todo país al desastre.

Sea cual sea el caso, es muy útil para la sociedad aprender a distinguir cuando alguien nos dice una mentira, conociendo esos gestos y actitudes que los delatan, a esos mitómanos que poseen tendencias comunistoides, que a estas alturas del siglo XXI, no tienen nada que ver en un mundo tecnológica y económicamente globalizado. Sino por el contrario, solo empobrecen a pueblos ignorantes.

Los amargos pasajes de la historia europea -rememorando los estragos amargos y genocidas nazis que arrojó la Segunda Guerra Mundial, y los otros antisemitas y dictadores latinoamericanos-, no tienen ni porqué resucitar en tierras mexicanas, país que ha ido perdiendo su nacionalismo y su patriotismo libertario independentista que solo cada 15 de septiembre lo recuerdan como una mera anécdota, para luego patéticamente olvidarse de sus héroes que legaron patria y libertad.

Pinocho es un personaje de la literatura italiana y universal. Se trata de una marioneta de madera, protagonista del libro "Las aventuras de Pinocho", escrito por Carlo Collodi, seudónimo de Carlo Lorenzini, y publicado en un periódico italiano entre 1882 y 1883, con los títulos "Storia di un Burattino" y "Le avventure di Pinocchio".

Según el fantástico relato, el mítico carpintero Geppetto fabricó una marioneta de madera a la que llamó Pinocho. Nunca se imaginó que su obra sería meramente comparativa con la destreza de políticos abusivos en todo el mundo, particularmente con el presidente Andrés Manuel López Obrador quien superó al carpintero con creces, dejando a un lado a Pepito Grillo que fue otro de los aliados personajes de esta novela de ciencia ficción.

Con el respeto que se merece Pinocho, el émulo López Obrador, el inquilino temporal del majestuoso Palacio Nacional -sede de la Presidencia de México-, inicia sus labores desde muy temprano, pero sus críticos y adversarios políticos son más crudos al fustigar que Andrés Manuel se levanta muy temprano para decir una cascada de idioteces, paradójicamente, lo más temprano posible, pese a ha cansado al pueblo de México con sus actos circenses.

Pese a ello, y aun cuando ya se conoce al sujeto mentiroso, existen las excepciones, por ejemplo, a Geppetto le faltó ese filing de no solo haber fabricado a un Pinocho grosero sin que se le apareciera su hada azul y lo convirtiera en carne y huesos, sino lecciones de ética para que el megalómano tabasqueño tuviese un céntimo de su cacaraqueada credibilidad que hoy está por los suelos.

Las personas sociópatas que tienen una enorme facilidad para mentir, el resto de la humanidad suele ponerse en evidencia de una forma u otra. Lamentablemente, en esta vida terrenal, sería “padre” saber que esta vida estuviera acompañada por los milagros hollywoodenses para castigar a esos ingratos que engañan a la gente.

La lista de la industria de la mentira podría ser interminable, más si se tratara del famoso Caín de Macuspana, quien dice mentiras todos los días, para que se cumplan sus caprichos por más que exprese falsedades, un día sí, y otro también.

La gente ya lo tilda de “un loco y farsante” porque sabe que proviene de una cuna de políticos priistas-morenistas falsos, y el veredicto popular está en camino porque ese pueblo sabio al que engañó, que dejó sin empleos a millones, que mandó a la tumba a más de 200 mil mexicanos con motivo de la pandemia Covid-19, y un largo etc., está sumamente fastidiada por las ocurrencias de un criminal confeso que en su negro historial, arrastra el asesinato de su hermano José Ramón López Obrador.

Pareciera que López Obrador quedó trastornado de por vida tras cegarle la vida a su consanguíneo. Es decir, el asesinato que cometió en contra de su hermano Ramón, quedó en la completa impunidad, y como nadie lo castigo en su momento, piensa que tiene el derecho de seguir matando a la gente, encubriéndose con la pandemia del Coronavirus, al retirar los presupuestos del Estado que debería tener el sector salud. En fin.

Evita una postura directa
Cuando tenemos una conversación franca, siempre tendemos a tener una postura abierta y frontal. Pero cuando alguien está mintiendo, no se siente cómodo, ya que se siente expuesto. Un mentiroso tendrá una postura lateral, y probablemente con los brazos cruzados sobre el pecho, para protegerse. También es común que el mentiroso se ponga en movimiento mientras cuenta su historia (a cocinar, a acomodar cosas del escritorio, etc.), para evitar el contacto visual.

Te da demasiados detalles no solicitados
Muchos mentirosos, en el interés de hacer creíble su historia, planean con anticipación lo que van a decir, y se extienden explicando detalles y justificando acciones. También es común que estas mentiras sean en estricto orden cronológico. Cuando decimos la verdad, solemos ser más directos y escuetos, porque no estamos preocupados buscando que nos crean; es lo que es y punto.

Tiene actitud defensiva
Si tus preguntas lo ponen incómodo, es probable que quiera cambiar la conversación o te acuse de algo (tu falta de confianza, tus inseguridades, o la vez aquella ocasión en que tú le mentiste en algo). También es muy común que el mentiroso se ponga a hacerte preguntas de cualquier tema, para distraerte. Toda arma es buena para cambiar el foco de atención y que no descubras la mentira. No te dejes distraer y que se escape por la tangente.

Cambia de tono o ritmo al hablar
Las personas normalmente se ponen nerviosas al mentir, lo que provoca que cambien la velocidad y el tono. En general, hablan más rápido, de forma atropellada, porque quieren acabar pronto con la conversación y salir de atolladero. Aunque en algunos casos, los mentirosos muy experimentados, hacen justo lo contrario. Disminuyen el ritmo y toman un tono condescendiente. Cualquier cambio es una señal de alerta.

Se contradice ante preguntas repetitivas
Si estás ante un buen mentiroso y su lenguaje corporal aún no te parece concluyente, siempre puedes optar por la vía más sencilla. Sólo tienes que poner mucha atención a ciertas cosas que te haya dicho, y semanas después hazle preguntas relacionadas que puedan confundirlo y hacerlo caer en contradicciones. La gente que acostumbra mentir, tarde o temprano olvida parte de lo que dijo, porque es más difícil recordar falsedades que la realidad cotidiana que construye nuestras memorias.

Su mirada te dirá la verdad
Una frase común es que “los ojos no mienten”, y tiene mucho de cierto. Es a través de las miradas que nos comunicamos también. En general, alguien que miente no puede sostener la mirada, o la sostiene demasiado, para no parecer sospechoso. Asimismo, es común que mueva mucho los ojos hacia los lados o que mantenga la vista fija en un punto distante. Si eres una persona observadora, podrás descubrir a un mentiroso de esta forma.
Como colofón, el presidente, desde siempre ha estado en los terrenos del cuento de Pinocho, ese muñequito de madera que al recobrar vida que le dio Geppetto, la sociedad solo imagina cómo le va creciendo la nariz a Andrés Manuel “El Pinocho” López Obrador.

Observa todos los días, que al C. Presidente se le puede considerar como “una gente malvada, mañosa y mentirosa”.

El macuspano siempre ha tratado de “salirse con la suya”, que a final de cuentas, la sociedad lo sigue tachando como un mitómano en potencia, creándose sus castillos de pureza en un peje país de las cien mil maravillas.

A Geppetto hay que infraccionarlo, dicen por ahí… porque le faltó crear un antídoto para apolillar a esos políticos falsos que tratan de bajarle la luna a la población a plena luz del día…, dicho sea de otra manera, bajarle la luna y las estrellas.

Por eso, al mítico Pinocho se le desarrolla descomunalmente la nariz que hasta raíces ya le crecieron. ¿Hasta cuándo el C. Presidente aterrizará sus pies en la tierra?

Reportero Free Lance
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