La nueva andanada en contra de los columnistas y conductores de radio y televisión, se pasó de la raya.
Si alguien repite la “nota”, el tema”, la “mentira”, es el huésped temporal de Palacio Nacional.
Con todo respeto, al perico por supuesto, el presidente mexicano debe buscar otras formas de agredir, calumniar o defenestrar. Sus monólogos matinales, ya no aportan nada. No genera noticias de ocho. ¿Desde cuándo sus anuncios pasaron a páginas interiores o cuando más a pequeños espacios en la primera plana?
Desde hace buen rato. Y tiene lógica. Es imposible que alguien que habla de dos a tres horas diariamente tenga material para “informar al pueblo”. Ante la falta de temas, saca a relucir sus odios, sus frustraciones y los negros de la feria somos los críticos.
En su conferencia del día de no trabajo, mostró el cobre que lo reviste de pies a cabeza.
“Si ustedes ven el contenido en radio, televisión, sobre el tratamiento a nosotros y al bloque conservador, hay una diferencia, bueno se registra hasta en el monitoreo que hace el INE, entonces se tienen que buscar equilibrios”.
Ahora sí que no se entiende qupe quiso decir con “… se tienen que buscar equilibrios”.
Si alguien ha roto los equilibrios y concentrado el poder en todos los ámbitos es el señor López.
Para empezar y no hay forma de desmentir el tema, por primera ocasión en la vida moderna de la democracia mexicana, un presidente quiebra el equilibrio de poderes. Sometió al Legislativo, la parte del oficialismo; buscó hincar al Poder Judicial que, por fortuna, fracasó. Cuando se trata de una elección estatal de las que ya pasaron, apoyó con todo, desde dinero hasta amenazas en contra de los candidatos de oposición. Prueba número 1: cada gobernador del PRI que entregó la plaza a candidatos o candidatas de Morena y aliados, es embajador o cónsul. Prueba número 2: el elevado número de asesinatos, ejecuciones o ataques armados en contra de los candidatos de la oposición y, de pasada a uno que otro de Morena, cuando aquellos tienen la oportunidad de ganar.
¿Cuántas veces a repetido el perito su defensa por los militares?
Miles.
Y de sus obras faraónicas, aunque han triplicado los costos y en tres de ellas se araña el billón de pesos, se niega a revelar contratos.
¿Cuántas veces el perico a demostrado con pruebas fehacientes sus acusaciones?
Miles.
Ah, eso sí, cuando se trata de sus hijitos, exige las pruebas y reprueba las investigaciones periodísticas sustentadas en documentos. ¿Esas no son válidas frente a sus otros datos?
En su perorata de ayer, se quejó de los principales articulistas en diarios nacionales, los que calificó de “puras eminencias, ¿son los únicos? Todos los que están en contra de nosotros, ¿qué no hay en las universidades, en la academia, gente que piense de otra forma?”
Seguramente ignora que la mayoría de columnistas y articulistas de los medios nacionales y locales pasaron y se quedaron en las universidades para graduarse de periodistas. Y ellos y ellas son quienes escriben cotidianamente y señalan los errores presidenciales y del gobierno en general. Y sí, todos piensan diferente, porque sin un acercamiento personal o incluso sin conocernos, coincidimos en lo que publicamos.
El lloriqueo no se mira bien en un presidente de la República. El drama, menos. Y las acusaciones, como ya son una repetición de sonidos, no se toman en cuenta.
Señor presidente: dedíquese a respetar la Constitución, los equilibrios de Poderes y saque las manos de la elección presidencial y al Congreso de la Unión.
Esa acción si ameritaría darle la de ocho.
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