29 de Abril de 2025
Nacional

¿Por qué demonios AMLO mató a su hermano Ramón?


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*El charlatán de Palacio Nacional se niega en detallar su negro pasado *El muy desgraciado, como diría histriónicamente Laura de América, el Caín de Macuspana esconde su real monstruo interno; lo encadena un demonio que lo inquieta y no lo deja vivir en paz. Cometer un asesinato es un acto de vil cobardía *“…Con una Corte debilitada en este país, estamos tocando fondo…”, sentencia la senadora priista por el estado de Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel

Blas A. Buendía . | | 10 Ago 2022

Cuando Andrés Manuel López Obrador habla de “honestidad” y “moralidad”, la sociedad se remonta a su negro pasado, y cuestiona: “¿Hasta cuándo se armará de valor para dejar de pronunciar discursillos y monólogos demagógicos, cuando debería de aclarar la forma en que fue autor de una tragedia que cimbró la vida de su familia al asesinar a su hermano Ramón en 1968, a quien le pegó un tiro en la cabeza al accionar una arma de fuego con la que ‘jugaban’”?

Su “honestidad” y su “moralidad” se derrumban y lo dibujan de ser un charlatán inmoral, ciego de poder que hasta ya perdió la cabeza, cuando debería de rendir cuentas a la sociedad de sus asesinatos, para lo cual, este reportero lo investigó hasta por debajo de las piedras, para finalmente escribir, en el 2003, un polémico libro que se intitula Crímenes Ocultos de López Obrador, el cual fue prohibido por las mafias del poder.

Las gesticulaciones de sus charlatanerías le han perdido en el limbo de los colmos, sus acciones paradójicas de llevar por el sendero del fracaso a todo el país, en tanto que en el concierto de las naciones, se escuchan sentencias que México no tiene porqué andar soportando a un “matoncito” que ha caído en la desgracia de transformarse en un vil demente llevándose entre las patas a toda la Nación. Ya no hay respeto para nadie…

A raíz de ese horroroso pasado, infinidad de periodistas también le han dado seguimiento a través de sus artículos para “hallar la verdad”, pero corresponde solo el huésped temporal de Palacio, es el que verdaderamente conoce la tragedia que le provocó a la familia López Obrador, y que sin embargo, no posee “sana” voluntad de clarificar por qué demonios mató a su hermano Ramón.

Han pasado 54 años desde que Andrés fue autor material del crimen en contra de su consanguíneo menor, toda vez que en aquel entonces, el hoy Presidente de México solo tenía 15 años de edad cuando consumó ese fatal accidente, quedando en la completa impunidad, cuya averiguación previa desapareció de los anales del Poder Judicial de Tabasco.

Dice un dicho popular que “el asesino siempre regresa al lugar donde fue protagonista de la desgracia consumada”, porque hasta ha visitado la tumba de su hermano Ramón, localizada en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, para aparentar que estaría curando sus heridas.

En su libro Los Suspirantes 2018, el periodista Jorge Zepeda Patterson narra que a mediados de los años sesenta, la familia López Obrador llegó a establecerse en Villahermosa, Tabasco, en donde abrieron una zapatería y un almacén de ropa llamado “Andrés”.

Una tarde, mientras cuidaban la tienda de ropa, Ramón, de 14 años, encontró un arma de fuego que su padre había recibido como pago por una deuda. Don Andrés era prestamista y recibía toda clase de prendas de valor.

El hermano de AMLO retiró el cartucho del arma y comenzó a jugar con ella. Sin embargo, la pistola resbaló de sus manos y al caer se le disparó una bala que aún tenía la recámara del arma, agujereándole la cabeza. Otra teoría señala que los dos hermanos forcejearon el arma y en un arrebato, a Andrés se le fue el tiro, matando a mansalva a su chavo hermano.

Tras la muerte “accidental”, Andrés Manuel se volvió "taciturno, mucho más irreflexivo", hasta hoy en día.

Después de dicho suceso, la familia López Obrador decidió dejar Villahermosa, para huir —todos en bola— al estado de Veracruz, aunque El Americano, como lo apodaban sus paisanos de la época, se quedó en esa ciudad para cursar la preparatoria, bajo la custodia del poeta Carlos Pellicer.

Años pasaron, arribó a la Ciudad de México para quién sabe cómo le hizo, pero ingresó a la distinguida Universidad Nacional Autónoma de México, donde se mostró ser un mal estudiante y un fósil de la UNAM, en cuyas “islas” se embriagaba con sus cuates, fumar mariguana y hacer barbaridad y media…

El ahora Presidente de México, de quien se dice tener pactos con Satanás, desde siempre ha librado las malas suertes, remonta astutamente todo tornado político que pueda transformarse en contra de la vida de su “volcán”.

Lo cierto que a López el pueblo inculto —como irrespetuosamente lo calificó—, deambula favorecido por que el Caín de Macuspana tuvo la certeza de jugar con la ironía al repartir dinero a las personas de la Tercera Edad, amas de casa, etcétera, a través de las tarjetas del Banco del Bienestar, dándole la pauta de ser defendido por esa misma gente que no observa el desarrollo que debería alcanzar toda la nación, pero de por sí el desmérito propio.

Ciertamente, parafraseando al ex presidente Vicente Fox, el muy desgraciado —como diría Laura de América en sus sentencias histriónicas—, esconde su real monstruo interno, sigue encadenado a un demonio que lo inquieta y no lo deja vivir en paz. Cometer un asesinato es un acto de vil cobardía.

En su terrorífico y fallido sexenio, el rey de chocolate agrio de la marca “Andrés”, ha sido criticado por todos los frentes, particularmente desde el Senado de la República, que en reciente sesión pública, la priista tlaxcalteca Beatriz Paredes Rangel, aspirante candidata a la Presidencia de la República, le dio la puntilla:

“…Con un presidencialismo exacerbado, con una estrategia de democracia plebiscitaria, con un Poder Legislativo subsumido por la actuación vertical de mayorías que aunque son legítimas electoralmente en un régimen democrático, debe conciliar con las minorías; y con una Corte debilitada en este país, estamos tocando fondo…”



Reportero Free Lance*
Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021
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