24 de Noviembre de 2024
Cultural

El metaverso es el futuro de nuestra realidad. Mark Zuckerberg y otros ya lo están planeando


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*La cuestión es que al menos la mitad de la población probablemente nunca llegue a entenderlo. Eso dice mucho sobre de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos

| | 03 Ago 2021

Bienvenido al metaverso.

Esa frase podría sonar como el comienzo de una película tecno-distópica: un revoltijo de palabras que solo funciona en la ciencia ficción. Y sin embargo, en los grupos más importantes (los C-Suites) de las empresas más importantes de Silicon Valley, es algo muy real: los que mueven los hilos de internet están planificando un futuro en el que lo digital y lo físico estén inextricablemente entrelazados en una realidad virtual que lo abarque todo y que nos permita existir juntos, cuando sea y donde sea. Es decir, el metaverso.

La cuestión es que al menos la mitad de la población probablemente nunca llegue a entenderlo. Eso dice mucho sobre de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos.

El concepto del metaverso surgió antes de que la mayoría de las personas enviaran su primer correo electrónico de sus vidas: el escritor Neal Stephenson acuñó el término en su novela de 1992 Snow Crash, pero cualquier nerd fanático de ciencia ficción reconocerá la palabra en Ready Player One, donde los personajes acceden a otro mundo entero disponible en sus pantallas, donde viven una vida tan plena como la que experimentan lejos de ellas. Cualquier normie reconocerá lo mismo en The Matrix. Recientemente, sin embargo, una nueva versión del metaverso ha entrado en boga en el mundo del capital de riesgo. ¿No me crees? Mark Zuckerberg afirmó apenas la semana pasada que quería ayudar a construirlo.

Este futuro metaverso, explican sus evangelistas, no es solo un “mundo virtual” o una realidad virtual, o una economía, o un parque o espacio temático, y ciertamente tampoco es solo un juego. No, el metaverso es más que eso porque incluirá infinidad de parques y espacios temáticos, y porque todo eso se integrará en una experiencia cohesiva que no solo servirá a una necesidad o propósito humano, sino a todos ellos. De manera notable, el ensayista al que se le atribuye la revitalización de la obsesión con el metaverso elige como la mejor metáfora para explicarlo a El Libro del Génesis.

Quizás la forma más fácil de imaginar el metaverso no es a través de la abstracción sino más bien utilizando un montón de casos hipotéticos: Epic Games ya te permite comprar zapatos Air Jordan 1 como parte de un skin (“piel” en español, que son opciones estéticas de personalización) para tu avatar de Fortnite, y hoy en día podrías llevarlos puestos para combatir en un battle royale en la mañana antes de lucirlos en un concierto de Ariana Grande en la noche. Ahora, imagina que pudieras aparecer en una isla de Animal Crossing de Nintendo vistiendo lo mismo.

Bien, ahora imagina que pudieras presentarte a tu lugar de trabajo con tu atuendo obtenido en la web y de allí ir a una clase grupal en el gimnasio. Imagina que incluso pudieras regalarle tu ropa a un amigo en Twitter, o cambiarla por una obra artística en forma de tokens no fungibles (o NFT). Podrías llevar tus datos, posesiones y a ti mismo de un lugar a otro y de una plataforma a otra, a veces en 3-D, otras en el 2-D de hoy, a veces con la ayuda de cascos de realidad virtual o gafas de realidad aumentada, y a veces solo con nuestros ojos.


El término metaverso (del inglés metaverse, contracción de meta universe) o meta-universo, tiene su origen en la novela Snow Crash publicada en 1992 por Neal Stephenson, y se usa frecuentemente para describir una visión de trabajo en espacios 3D. En definitiva, un metaverso es el mundo virtual ficticio descrito en la citada obra "Snow Crash" ("Samurai virtual"), o un espacio virtual colectivo y compartido con frecuencia creado por convergencia y compatibilización con un aspecto de la realidad externa. Los metaversos son entornos donde los humanos interactúan social y económicamente como iconos, a través de un soporte lógico en un ciberespacio, el que actúa como una metáfora del mundo real, pero sin las limitaciones físicas o económicas allí impuestas. En palabras de Neal Stephenson, el metaverso es "mi idea cuando me encontré con que algunas palabras existentes tales como realidad virtual eran simplemente demasiado torpes para utilizarlas".