Rubí Marisol Franco José, estudiante de la Maestría en Ecología Tropical del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), de la Universidad Veracruzana, dio a conocer que a nivel mundial se tienen registradas 21 mil especies de abejas y México alberga el 10% de ellas, entre las que están 46 especies de meliponinos (no tienen aguijón) y de estas 17 tienen antecedentes de manejo por el humano, principalmente en la península de Yucatán.
Con la finalidad de preservar el legado biocultural asociado a la meliponicultura y promover la sostenibilidad en la región de Papantla, Veracruz; Rubí Marisol desarrolla una investigación sobre el impacto de los sistemas de manejo tradicional y tecnificado en el bienestar de las abejas nativas sin aguijón.
Los avances del trabajo intitulado “Influencia de la meliponicultura tradicional y tecnificada en el bienestar de la abeja nativa Scaptotrigona mexicana en Papantla, Veracruz, México”, fueron presentados por la universitaria en el Seminario Semestral de Avances de Proyectos de Tesis de la Maestría y el Doctorado en Ecología Tropical, organizado por el Citro.
“El Códice Trocortesiano muestra que los mayas realizaban la meliponicultura, las personas dedicadas a esta actividad eran equivalentes a lo que ahora es un ingeniero o un arquitecto, ya que la miel tenía un gran valor.”
Las abejas sin aguijón desempeñan un papel crucial como polinizadores en las regiones tropicales y subtropicales del país. La meliponicultura es una práctica precolombina que involucra el cultivo de dichas abejas, la cual subsiste en la actualidad en diversas regiones del país, destacó la alumna.
La investigación la desarrolla en la región papanteca, municipio del estado de Veracruz, con la abeja nativa Scaptotrigona mexicana, donde ha observado algunas técnicas de manejo y la forma del panal de crianza. Ha encontrado que el conocimiento sobre su crianza es transmitido de generación en generación, además de tener un valor cultural y espiritual; por lo tanto, es un legado biocultural de las comunidades.
“Este trabajo es relevante porque la perturbación del bosque tropical afecta directamente a las poblaciones de abejas sin aguijón, al limitar los espacios de anidación y los recursos para su alimentación, situación que pone en crisis a estos polinizadores.”
Por otro lado, la crisis climática y las altas temperaturas afectan el desarrollo, la actividad y la resistencia de las abejas sin aguijón. Asimismo, la falta de interés en la meliponicultura –debido a su bajo rendimiento económico– amenaza su continuidad.
Ante este contexto, dijo que es necesario visibilizar el sistema de manejo tradicional realizado en los hogares papantecos, el cual consiste en el uso de ollas de barro, técnica que podría garantizar mejores condiciones para estas abejas en comparación con sistemas tecnificados, ya que el barro es termo-regulado y tiene propiedades hidroscópicas, convirtiéndose en un ambiente ideal para las colmenas, “esta sería la hipótesis de la investigación”, subrayó.
A la pregunta de cómo medirá el bienestar animal en abejas, respondió que se basará en las cinco libertades que evolucionaron en los dominios: nutrición, entorno, salud, comportamiento y estado mental.
A través del análisis del tráfico de abejas, análisis morfológico, la temperatura de los nidos, las condiciones ambientales, fuentes de agua cercanas y fuentes nectarpoliníferas, Rubí Marisol Franco busca desarrollar un índice de bienestar animal para abejas nativas.
“Durante un año se realizará un análisis estadístico para evaluar las variables mencionadas; con un modelo lineal generalizado y el análisis etnográfico se va a sistematizar y relacionar la información obtenida.”