10 de Febrero de 2025
Internacional

Otto Pérez, el mandatario que ve hacia adelante

De los kaibiles, que se ha escuchado que están militando en los cárteles o algunas otras organizaciones criminales, yo le puedo decir que la lista quizá no pase de 15 o 20 en total.
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*Entrevista con el presidente electo de Gua­te­mala *En 1993, dirigió el operativo en el que cayó El Chapo Guz­mán.

Agencias . | Guatemala, Guatemala | 09 Ene 2012

No es fácil ser Presidente de este país y salir bien librado. La mayoría entra por la puerta grande y sale por la chica.

Si no, que le pregunten a Alfonso Portillo, quien ha pasado los últimos dos fines de año en prisión, en espera de ser extraditado a Estados Unidos para enfrentar cargos por lavado de dinero. O a Elías Serrano, expulsado de la Presidencia luego de perpetrar un autogolpe de Estado, y hoy vive exiliado en Panamá. O al actual presidente, Álvaro Colom, quien dejará el poder en pocos días, reprobado por 95% de los guatemaltecos que participaron en un sondeo reciente.

La historia comenzará de nuevo el próximo sábado, cuando el general retirado Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, asuma el cargo por los próximos cuatro años. Se trata del primer hombre formado en el Ejército que dirige el país centroamericano desde que el último de los dictadores, Humberto Mejía Víctores, entregó el poder a Vinicio Cerezo, en 1986, con lo que se inauguró la actual etapa democrática de Guatemala.

Pérez Molina (Ciudad de Guatemala, 1950) ganó las elecciones, en segunda vuelta, el 6 de noviembre pasado, con 54% de los sufragios. Una de sus principales promesas de campaña fue actuar con mano dura contra los criminales que asuelan el país, uno de los más violentos de la región. Encabeza un giro a la derecha, luego de la enorme decepción que ha representado la socialdemocracia de Colom.

El general, como todo mundo le llama, es un hombre polémico. En los años 80 fue comandante militar en El Quiché, una de las regiones donde mayores combates se libraban entre la guerrilla y el Ejército. Su participación en el conflicto le ha valido hasta el día de hoy acusaciones de genocidio, aunque también apoyó la consolidación de la democracia, al oponerse al autogolpe de Serrano, y tuvo una participación destacada en los acuerdos de paz de 1996, que él firmó a nombre de los militares.

Como director de Inteligencia Militar encabezó el operativo que terminó con la aprehensión en Guatemala del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, quien sería entregado a las autoridades mexicanas, en junio de 1993.

El Presidente electo recibió a Excélsior
en su casa de campaña, donde conversamos sobre el saldo de los acuerdos de paz, los pendientes de la relación bilateral México-Guatemala, la crisis de seguridad que enfrenta su país por la incursión de los cárteles mexicanos y otros temas.

Éste es el texto de la entrevista:

–Usted firmó los acuerdos de paz del país, a nombre del Ejército, en 1996. ¿Cuál es la evaluación que hace a 15 años?

–Quince años después, ha habido avances importantes. Los guatemaltecos valoramos en la dimensión que merecen. Lo primero es la desactivación de un enfrentamiento armado que duró 36 años en nuestro país. Luego de eso, la inserción de la gente que estuvo militando en la guerrilla, y su participación política, que se dio de una forma pacífica, sin ningún problema.

“En cambio, retomar el tejido social que se había desunido en esos 36 años es algo en lo que se ha avanzado poco. Sin duda nos falta mucho por hacer. Los acuerdos sustantivos, los de mayor profundidad son los que requieren más tiempo. En algunos de ellos no se ha avanzado al ritmo que hubiéramos querido, como es el acuerdo que está relacionado con las poblaciones indígenas; va muy lento. Los problemas socioeconómicos y la situación agraria son otros temas en que se ha avanzado poco. En suma, ha habido avances y hay algunas otras cosas que tendrían que reimpulsarse en estos próximos años”.

–¿Diría usted que la desigualdad y la violencia son dos pendientes?

–Así es. Yo le diría que son tres temas los pendientes. Uno es el tributario. Hay que lograr un pacto fiscal, como le llamamos aquí, una reforma tributaria que le dé al gobierno los recursos necesarios para poder enfrentar las principales demandas.

“Ése es un tema que ha estado pendiente y que quedó recogido en los acuerdos de paz. Decía que debería elevarse la recaudación fiscal al 12% (del PIB) y sólo un año, en estos 15 años, se ha pasado del 12%. Ahí tendríamos que hacer un esfuerzo y ponernos de meta el 14% o 15% de carga tributaria.

“El otro gran tema es el tema de la pobreza y la pobreza extrema que se focalizan más en las áreas donde están asentadas las poblaciones indígenas, el territorio donde hay una mayor población indígena. Ése es otro tema que tenemos que trabajar. Y, vinculado muy cercanamente, el desarrollo rural, que tiene que ver con la conflictividad agraria, las oportunidades en el campo, los servicios que el Estado presta, que realmente puedan llegar a las áreas más alejadas y que tienen los mayores rezagos en este momento…”

–¿Y la violencia?

–Y la violencia, el otro gran tema. Pasamos de una violencia de un enfrentamiento armado interno a una violencia a la que ahora se suman elementos exógenos, elementos del crimen organizado, que no tiene fronteras, y una de sus expresiones que se ha dado acá, el narcotráfico, que está vinculado al tráfico de armas, al tráfico de personas…

“Y por otro lado vemos la violencia que no necesariamente está vinculada al crimen organizado pero que está castigando a los guatemaltecos todos los días y que ha creado un sentimiento de angustia y desesperación”.

–¿Hay una relación de causa-efecto entre la desmovilización de efectivos militares y antiguos rebeldes y el crecimiento de la delincuencia organizada?

–Yo diría que no. No es ahí donde podemos encontrar la causa de la violencia que ha venido incrementándose, lamentablemente, después de la firma de los acuerdos de paz.

“Yo creo que, como en todos lados, la violencia es multifactorial. Viene de la violencia intrafamiliar, la desintegración familiar, el que muchos guatemaltecos viajen a Estados Unidos y se queden la señora y los hijos solos. Muchas veces la esposa tiene que trabajar y se quedan los hijos en el hogar solos; también tiene que ver con la pobreza y los resabios del conflicto armado interno, una cultura de violencia por 36 años.

“O sea, hay muchas cosas que tienen que ver, pero no necesariamente la desmovilización tanto de la guerrilla como de efectivos del Ejército son la causa que provocó esta violencia, no necesariamente es el principal motivo…”

–Hay quienes apuntan a la presencia de antiguos elementos kaibiles en los grupos delictivos en México. ¿Es preocupante?

–Nosotros hemos visto eso. De los kaibiles, que se ha escuchado que están militando en los cárteles o algunas otras organizaciones criminales, yo le puedo decir que la lista quizá no pase de 15 o 20 en total.

“Lo que pasa es que ha tenido un renombre muy especial, se ha resaltado mucho el nombre de los kaibiles por lo que significa su entrenamiento como fuerzas especiales, de una forma muy dura que es llevado al extremo. Pero no es que haya una presencia muy fuerte de los kaibiles directamente en las organizaciones criminales o en los cárteles del narcotráfico…”

–¿Se ha exagerado?

–Yo creo que sí, porque no es tan elevado el número. Y no es que se deba desdeñar, ya con uno que esté participando es un tema, pero son 15 o 20 entre cientos o miles de kaibiles que se han graduado de la Escuela Kaibil, y no por ello debe verse el nombre de los kaibiles enlodado por unos cuantos que han ido a parar a las filas del crimen organizado.

–General, ¿qué espera de la relación con México en los próximos cuatro años?

–Una estrecha relación con las autoridades y el pueblo de México. Yo esperaría fortalecer las capacidades de podernos comunicar y compartir inteligencia e información en los momentos oportunos, de poder hacer operativos conjuntos, de poder ver que las comisiones, que ya existen y que han estado funcionado, se puedan mejorar, tanto la Binacional como las comisiones de alto nivel, como la del tema de seguridad, donde lo que ha funcionado mejor ha sido en la comunicación de los comandos militares fronterizos. Yo miro con mucho optimismo y con mucha expectativa la relación con México en los próximos cuatro años.

“La primera visita que hice al extranjero fue para visitar al presidente Felipe Calderón. Tuvimos una extensa reunión para hablar sobre la agenda, que es muy grande, y encontré la mejor disposición de él para mejorar las relaciones entre Guatemala y México”.

–Como centroamericano, ¿siente algún abandono por parte de México? En el periodo del presidente Fox se habló de un proyecto energético mesoamericano e incluso se contempló la construcción de una refinería en Puerto Barrios, y luego no pasó nada. ¿Qué ha sucedido en la relación de México con Centroamérica y de México con Guatemala en concreto?

–Hay que mejorar los esfuerzos de ambos lados. Ha habido problemas en cada uno de nuestros países que distraen la atención y los mejores deseos de los gobernantes de impulsar proyectos a nivel mesoamericano. Eso es lo que hay que retomar ahora. Hay temas tan importantes que no nos deberían distraer sino llamarnos a una cooperación conjunta, como es el tema de la violencia, la inseguridad, el tema fronterizo…

“Compartimos casi mil kilómetros de frontera con México y allí hay desde contrabando hasta actividades del crimen organizado y una serie de cuestiones sobre las que hay que hacer un esfuerzo conjunto.

“Pero yo no sentiría un abandono de México hacia Centroamérica o un deterioro de las relaciones. Creo que el énfasis que cada uno de sus gobiernos ha puesto en los problemas internos ha dejado un poquito atrasada la agenda que se desarrolló desde que se habló del Plan Puebla Panamá, que tiene muchos proyectos. Uno de ellos, por ejemplo, es la interconexión eléctrica entre Guatemala y México, y está avanzando bastante. Ya se dio la interconexión y ahora que yo estuve con el Presidente hablamos de unos trabajos que tienen que hacerse aquí para seguir con ella”.

–¿Hay lugar a algún reproche porque el incremento de la violencia en Guatemala tiene que ver con la presencia de cárteles mexicanos?

–Hay temas que, más que dar lugar a reproches, deben llamarnos a los dos pueblos, y a las autoridades especialmente, para ponerle mayor atención y tener mejor disposición para trabajar.

“Uno de ellos es el de los indocumentados, en el que ha habido graves señalamientos sobre el irrespeto a los derechos humanos, no sólo de los guatemaltecos sino de los otros centroamericanos y personas de diversas nacionalidades que van en tránsito por México hacia Estados Unidos. Ése es un tema que ha estado pendiente.

“Nosotros reconocemos que México ha hecho un trabajo importante, ha hecho una reforma migratoria. Hoy a los guatemaltecos se les está extendiendo la posibilidad para que puedan viajar a México sin tener que sacar una visa. Eso antes era sólo para los departamentos fronterizos, pero hoy se está extendiendo a todos los guatemaltecos para que puedan estar por algunos días en México y poder regresar.

“Se ha mejorado también el trabajo temporal, hay guatemaltecos que van a trabajar a México temporalmente y el trato para ellos ha mejorado. Es decir, ha habido esfuerzos, pero el tema del tránsito, tanto de guatemaltecos como de centroamericanos por el territorio mexicano, está pendiente. Y el desplazamiento de los cárteles mexicanos hacia Guatemala y Centroamérica es otro tema que también levanta la necesidad de trabajar juntos, porque aquí se ha capturado ya a varios mexicanos y es necesario tener información en tiempo real”.

–En el rubro migratorio, ¿cómo esperaría que el gobierno mexicano atendiera esos pendientes que menciona, como el tránsito?

–Nosotros entendemos el problema de México como país de tránsito, en donde se da una serie de ilegalidades con los indocumentados. Entendemos que mucha de esta violencia viene justamente del crimen organizado y especialmente de los cárteles del narcotráfico, pero esperaríamos que las autoridades mexicanas estuvieran al cuidado de los indocumentados, esperaríamos que no hubiera ningún funcionario involucrado en violaciones a los derechos humanos de centroamericanos. Y eso lo ha dicho el presidente Felipe Calderón, que no va a permitir que ninguna autoridad ni ningún funcionario mexicano lo haga.

–En cuanto al país que va usted a recibir, hace cosa de un año que se filtró un famoso cable por parte de WikiLeaks, donde Carlos Castresana, el ex responsable de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, decía que 60% del país está controlado por el narcotráfico. ¿Cree usted en esa cifra?
–Yo no diría que 60% del país está controlado por el narcotráfico. Aquí lo que tenemos que ver es que hay rutas y sectores que le interesan al narcotráfico y ahí es donde está la presencia y hay un interés cada vez mayor de los cárteles del narcotráfico por tener el control en esos lugares, pero de ahí a decir que 60% del país está bajo su control equivaldría prácticamente a decir que Guatemala es un narcoestado y yo, de verdad, rechazo ese señalamiento.

–¿Pondría usted un porcentaje?

–Podría ser entre 20 y 30%, la mitad o menos de la mitad de lo que se señaló en ese cable.



–Como militar retirado, ¿qué piensa de la participación del Ejército en tareas de seguridad pública, especialmente en las que tienen que ver con el combate contra el crimen organizado?

–El Ejército de Guatemala es una institución de los guatemaltecos, pagada con los impuestos de los guatemaltecos, y hay que utilizarlo para la seguridad de los guatemaltecos.

“Nosotros tenemos toda la disposición de utilizar todas las unidades del Ejército que sean necesarias. Yo lo dije en la campaña: vamos a utilizar las unidades de élite del Ejército para que puedan ayudar en la lucha en contra de las amenazas emergentes, como es el narcotráfico y el control de las fronteras. Dentro de ellas están las unidades de Paracaidistas y Kaibiles que están prestando un servicio al mantenimiento de la paz mundial. Tenemos unidades de fuerzas especiales en países de África. Y aquí, donde tenemos una gran necesidad de luchar contra el crimen organizado, vamos a utilizar esas unidades, para que estén presentes y nos ayuden a los guatemaltecos a alcanzar la seguridad que nos merecemos, haciendo una lucha frontal contra los cárteles del narcotráfico”.

–En cuanto a la seguridad fronteriza, ¿qué tipo de acuerdos esperaría con México?

–Hemos hablado de los pasos que están controlados, de mejorar las instalaciones a lo largo de la frontera y, por supuesto, de controlar los famosos pasos ciegos, donde no hay presencia ni de la autoridad guatemalteca ni de la autoridad mexicana.

“Y hay que reconocerlo: hay más presencia en la frontera por parte de la autoridad mexicana que de la guatemalteca. Es decir, nosotros, como guatemaltecos, tenemos que hacer un mayor esfuerzo para darle respuesta, como contraparte, a la autoridad mexicana, para poder trabajar conjuntamente”.

–México tiene elecciones presidenciales en seis meses. Me imagino que es difícil, como presidente electo de otro país, hablar sobre el proceso electoral en México, pero ¿qué le mueve a usted al pensar sobre él?

–La democracia en México es una democracia arraigada. Nosotros esperaríamos que el proceso electoral que se va a dar sea uno tranquilo, en el cual, como lo han sabido hacer los mexicanos, todo salga bien y sea respetada la voluntad de la mayoría.

“En este lapso, obviamente, nosotros vamos a seguir trabajando con el presidente Calderón y vamos a tener una comunicación muy fluida. Incluso fue una propuesta de él, en la reunión que tuvimos allá en México, de que podamos estar comunicados, una o dos veces al mes, ya sea por vía telefónica, y si es necesario físicamente, para poder hablar de los problemas que son comunes para los dos países. Yo vi un interés muy especial del presidente Calderón, espero que siga esa situación en el proceso electoral, así como que con quien los mexicanos decidan vaya a ser la próxima autoridad podamos igualmente tener una excelente relación”.

–Déjeme remontarme a un hecho del que fue usted protagonista en 1993: la detención en Guatemala de Joaquín El Chapo Guzmán. Cuénteme su experiencia en relación con ese episodio.

–En ese tiempo yo me estaba desempeñando como director de Inteligencia. Tuvimos una información y le dimos el seguimiento necesario, y, efectivamente, logramos colaborar de una manera eficientísima con las autoridades mexicanas mediante una comunicación muy fluida.

“A nosotros nos llegó una información que empezamos a trabajar y le fuimos dando seguimiento y finalmente se llegó a colaborar en la detención de El Chapo Guzmán. No sabíamos exactamente que él era quien iba a estar en esa operación y sin embargo él fue el que resultó capturado y puesto a disposición de las autoridades mexicanas. Ésta es una muestra de que cuando hay buena voluntad, buena decisión, buena comunicación y una buena relación entre autoridades, los resultados pueden ser muy buenos”.

–Es decir, cuando ustedes llegaron al lugar de la detención ¿no sabían que allí estaba El Chapo?

–No directamente. No teníamos la información de que él era quien iba a estar presente. Lo que estábamos haciendo era vigilar un operativo mediante el que estaban moviendo dos toneladas de cocaína y no sabíamos que él se iba a desplazar como para supervisar o estar al tanto de lo que estaba sucediendo. No teníamos directamente esa información y cuando se hizo la captura, inmediatamente con la comunicación que tuvimos, nos dimos cuenta de que coincidía con la descripción que nos dieron las autoridades mexicanas de El Chapo Guzmán.

–Jorge Carrillo Olea, el responsable por la parte mexicana de este operativo de entrega, escribió hace poco un libro en el que cuenta que cuando El Chapo Guzmán era llevado en avión a la cárcel en México denunció que aquí en Guatemala le habían robado millón y medio de dólares. ¿Usted tiene alguna información de eso?

–No, para nada. No es cierto. Él pudo haber dicho muchas cosas.
No sé si se estaba refiriendo a la droga que se aseguró, a los vehículos que se incautaron o algo así, pero que se haya capturado dinero en efectivo en esa operación es falso totalmente. Es decir, no hubo una transacción sino sólo el transporte, que él fue a supervisar, de dos toneladas de cocaína.

–El actual ministro de Gobernación de Guatemala, Carlos Menocal, declaró hace poco que El Chapo Guzmán pudo haber estado nuevamente en este país hace poco. ¿Usted qué piensa?

–No me extrañaría. Lo que sí me extrañó en su momento, cuando leímos esas declaraciones, es que si tuvieron la información ¿por qué no supimos de ningún operativo, no supimos de ningún esfuerzo que se haya hecho para lograr la captura?

“No sé hasta qué nivel o hasta qué punto lo supieron, hasta dónde haya funcionado la inteligencia como para poder tener más detalles. Esperaría yo que hayan estado en comunicación con las autoridades mexicanas como para dar un seguimiento, y poder, ojalá, no solamente minimizar sino acabar con las operaciones que han estado haciendo esos carteles acá en Guatemala. Pero sí escuchamos las declaraciones que dio no solamente el ministro Menocal sino el propio Presidente (Álvaro Colom), quien dijo que habían detectado de que por lo menos en cinco oportunidades El Chapo Guzmán había estado en Guatemala”.

–¿Qué le ha encargado usted a Eunice Mendizábal (quien será responsable de la coordinación de la lucha antinarcóticos en el nuevo gobierno)? ¿Cuáles van a ser sus prioridades en el combate al crimen y la coordinación con México?

–Primero que nada, ella es una mujer muy valiente, con mucho compromiso, que ha llevado casos importantísimos en el país y eso fue lo que nos movió a nosotros para pedirle que aceptara ese tremendo reto de ser la gran coordinadora de este esfuerzo. Éste es un puesto nuevo, que no queremos dejar solo, por experiencias que hemos visto en otros países, va a estar dentro del ministerio de Gobernación, va a ser un viceministerio que se está creando directamente para coordinar los esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico. Lo que esperaríamos de ella es, precisamente, eficientar todos los esfuerzos que se están haciendo a veces dispersos para que estén coordinados en su persona y lograr optimizar esta lucha.

–En el panorama internacional, ¿qué le parece el actual vecindario latinoamericano? ¿Qué opinión le merece Hugo Chávez, por ejemplo?

–Siento a Latinoamérica moviéndose en dos corrientes. Una corriente sobre la línea de los países del ALBA, liderada por el presidente Hugo Chávez, y otra corriente, si queremos utilizar el término, un poco más conservadora, que se ha movido alrededor del Presidente de México, del Presidente de Colombia. Yo creo que lo que nos toca en estos momentos a los guatemaltecos es estar abiertos. Yo tengo una comunicación mucho más cercana, y eso es lo que estamos buscando, con el presidente Felipe Calderón, y esperaríamos que, respetando también, los pensamientos que puedan tener algunos otros países de Latinoamérica, reunirnos para participar en las iniciativas que puedan traer ellos.

–Ha llamado la atención la anunciada presencia del presidente de Irán en su toma de posesión. En momentos en que hay una relación muy complicada entre Irán y Estados Unidos y Europa, ¿qué piensa usted de esta visita?

–Lo primero que tengo que decir al respecto es que Guatemala acaba de asumir una posición en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Vamos a empezar a ver los guatemaltecos cosas a las que no estábamos acostumbrados, como la visita del presidente de Irán. Ahora, con la posición que asumimos, esa visita tiene de alguna manera una relación con eso.

–General, cuando uno pone el nombre de usted en Google, aparecen muchas referencias a los años del conflicto armado interno de Guatemala y a su pasado militar, particularmente a los años 80 y su presencia en El Quiché como comandante. ¿Qué piensa usted de esas opiniones sobre su periodo en el Ejército?

–Bueno, me tocó vivir un enfrentamiento armado interno y en situaciones así siempre hay combates, hay muertos, hay dos grupos. En este caso a mí me tocó estar del lado institucional, defender la Constitución y hacer lo que las leyes del país nos estaban mandando, y combatir a la guerrilla que estaba buscando subvertir el orden establecido constitucionalmente. En medio de esto quedó una población que fue la más afectada.

“En lo personal, siempre luché por la población, para que estuviera al margen de eso, donde estaba siendo afectada, para que no tuviera mayores problemas en esta situación.

“Hoy como Presidente electo lo que estoy haciendo es un llamado a la unidad, a la reconciliación del país. A mí me tocó representar al Ejército para negociar los acuerdos de paz y firmarlos, para que se terminara ese conflicto, que nos afectó mucho a los guatemaltecos, y yo lo que esperaría en los próximos cuatro años es realmente luchar por la unidad de los guatemaltecos, por la reconciliación nacional, y para que dejemos atrás lo que nos afectó tanto. Que no se quede en el olvido sino que más bien nos sirva para no volver a cometer esos mismos errores, pero que no sigamos enfrascados en lo que nos pasó en los años anteriores. Debemos ser capaces como país de ver hacia adelante, hacia el futuro, unidos y trabajando juntos por una Guatemala mejor”.

–¿Hubo excesos por parte del Ejército?

–Por supuesto, no podemos tapar el sol con un dedo. Hubo excesos de la guerrilla, hubo excesos del Ejército, hubo indiferencia de muchas otras instituciones que hoy reclaman muchas cosas pero que en su momento veían el enfrentamiento armado interno como si no fuera parte de la vida de todos los guatemaltecos. Así que yo creo que eso es hoy una página que deberíamos voltear los guatemaltecos.

“En la firma de la paz, para la incorporación de la guerrilla se logró una amnistía, que es una figura legal. No quiere decir que no se reconozca que hubo excesos. Reconocemos que hubo excesos, pero también hubo una amnistía, que no se llamó así sino Ley de Reconciliación Nacional, que básicamente cesaba la persecución del Estado por los hechos que se hubieran cometido durante ese período.

“Lo que tenemos que hacer más que eso es ver hacia adelante, unirnos y trabajar conjuntamente para sacar adelante a Guatemala de los problemas que hoy nos están castigando, como son la pobreza, la violencia, la inseguridad y la falta de oportunidades”.