02 de Marzo de 2025
Internacional

El periodismo no es esencial para la democracia


Foto: Agencias .

Título clickbait para una reflexión sobre la responsabilidad ciudadana en tiempos de apatía y scroll infinito

Agencias . | Madrid, España | 01 Mar 2025





Por Miquel Pellicer








 


“Patriotas” de todo el mundo se reúnen en la capital de España para glorificar al emperador Trump y desmontar los derechos civiles y sociales basados en la diversidad, la equidad y la inclusión.


Eugene Robinson es un periodista y columnista de The Washington Post apuntado por el presidente de Estados Unidos y Elon Musk por escribir un artículo sobre la responsabilidad de los senadores republicanos en la resistencia contra Trump. Robinson solo es uno más de muchos periodistas de diferentes medios de comunicación en sufren el acoso del presidente y de sus secuaces en la administración.


El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos está actualizando fechas de publicación de notas de prensa antiguas sobre detenciones masivas de inmigrantes para dar la falsa sensación que se están realizando redadas masivas en todo el país.


No son opiniones. Son hechos.


En estos tiempos en los que un influencer puede decir sin rubor en redes sociales (y televisión) que la tierra es plana, no basta con decir que los medios de comunicación son un pilar fundamental de nuestras democracias occidentales.


No basta con compartir frases motivadoras de Mr. Wonderful para periodistas. Hay que comprometerse con la verdad. Hay que integrar el papel de los medios y los periodistas en nuestra vida cotidiana. Sí, hay que exigir veracidad y profesionalidad a los profesionales de la información. No todo vale, ciertamente. Pero debemos exigirnos mayor compromiso en el apoyo de las fuentes fiables, locales y comprometidas. No es cuestión de ideología sino de ciudadanía.


Debemos exigirnos mayor compromiso con el sentido crítico que nos confronta a una realidad cada vez más dura no solo por lo que nos llega de Estados Unidos sino por lo que vivimos en nuestra sociedad.


Algunos estudios recientes han descubierto que la indignación viral difundida a través de redes sociales en respuesta a acciones políticas, en realidad, reducen la eficacia de la acción colectiva. No nos podemos sentir satisfechos compartiendo frases o memes reivindicativos de actores y actrices en la gala de los Premios Goya.


Manteniéndonos en entornos digitales, concluyen estos estudios, se reducen nuestras manifestaciones públicas en el ‘mundo real’. Nuestra indignación, además, se convierte en un bumerán en la difusión viral de la desinformación. Tiene un efecto polinizador que cuesta romper.


Históricamente, el periodismo ha sido una institución vertebradora de las sociedades modernas, desde las primeras gacetas del siglo XVII en ciudades como Ámsterdam, Londres y París, que marcaron el inicio de la prensa impresa, hasta los periódicos surgidos en la dura Revolución Industrial. En la actualidad, su papel sigue siendo esencial para la democracia.


Su misión ha sido siempre la misma: buscar, identificar y contar las historias que exponen la corrupción y las amenazas al bien común, aun cuando eso implique enfrentar críticas por su evolución de 'cuarto poder' a un poder con peso propio. Motivos y críticas no faltan, pero su relevancia sigue intacta."


No podemos otorgar al periodismo un papel central en la democracia si olvidamos nuestro deber de ser ciudadanos activos y exigentes.


Debemos empezar por cambiar nuestro pedacito de tierra, nuestro vecindario o pueblo. Más allá de nuestra ideología, tenemos camino por recorrer en este compromiso con el periodismo y la democracia. El periodismo no será esencial para la democracia a menos que reactivemos nuestro compromiso ciudadano.


El periodismo no es esencial para la democracia si nos limitamos a consumir titulares sin cuestionar, sin contrastar, sin actuar. No lo es si delegamos en otros la responsabilidad de defender los valores que hacen posible la convivencia. Pero cuando el poder se concentra, cuando la mentira se normaliza y cuando la indiferencia se convierte en rutina, solo quienes informan con rigor pueden trazar la línea entre el cinismo y la resistencia.


El periodismo no es esencial para la democracia si nos limitamos a consumir titulares sin cuestionar, sin contrastar, sin actuar.


Si el periodismo cae, no será por la censura directa ni por leyes draconianas, sino porque dejamos de valorarlo, de sostenerlo y de exigirlo. Perdonadme por el titular clickbait de este artículo. En todo caso, la cuestión no es si la prensa es esencial para la democracia, sino si todavía nos importa lo suficiente como para defenderla.