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Foto: Agencias .
*Advierte que no hay dinero que les pueda devolverle la vida a más de seis mil choferes por su largo sufrimiento en el lapso de casi treinta años en espera de que algún gobierno les haga justicia *Los resabios de uno de los conflictos laborales más viejos de México, donde se observan dolorosamente los rostros del olvido, que avejentados y agrietados, seguirán formando parte de la severidad de las huellas de la vida
Blas A. Buendía . | Ciudad de México | 03 Dic 2024
A través de 29 años, el Zócalo de la Ciudad de México ha sido fiel testigo del conflicto más añejo en material laboral que se haya padecido en las transiciones hasta llegar a esta época contemporánea, floreciendo la justa demanda para que el gobierno local en manos de la morenista Clara Brugada, otorgue la pronta y urgente solución al apremio de la ex Ruta 100.
Al paso de cerca de seis quinquenios, ha dejado toda una estela de resabios y sinsabores que ha impactado en la marginación y exclusión de trabajadores de la ex Ruta-100, que quedaron en el desempleo, no hay dinero que les pueda devolverle la vida a más de seis mil choferes por su largo sufrimiento en el lapso de casi treinta años en espera de que algún gobierno les haga justicia, sobre todo a todos aquellos luchadores sociales que dejaron este mundo por infinidades de circunstancias médicas, sumándose la letalidad de la pandemia mundial.
Es invaluable y ocioso hablar de cuánto cuesta la vida, cuando en esos 29 años de entereza lucha sociopolítica, solo los guerreros de la Ruta 100 han sorteado todo tipo de traumas de salud, así como la perversión de los ladrones y traidores que siguen estando a flor y nata totalmente identificados.
Mostrando sus rostros agrietados por el paso de los años, han implorado a los funcionarios de los gobiernos de “izquierda” que han gobernado la CDMX, les haga justicia a los sobrevivientes y herederos quienes viven en un mundo atrapados entre el mal recuerdo y el rencor en contra de quienes fueron sus líderes Ricardo Barco López y Gabino Camacho Barrera, auténticos defraudadores de la Ruta 100.
“Estamos por cumplir el 8 de abril de 2025, 30 años de la desaparición de la empresa Autotransportes Urbanos de Pasajeros Ruta-100, la Comisión Liquidadora sigue en negociaciones con el Gobierno de la Ciudad de México para llegar a feliz puerto, con la finalidad de hacerle justicia a todos los compañeros que siguen en espera de su cheque de apoyo económico”, dijeron cientos de ex choferes que aún siguen esperanzados.
La Comisión Liquidadora, aseguró seguirá con las negociaciones con el gobierno de la Ciudad de México, para establecer el pago de apoyo económico a las compañeras viudas y beneficiarias. “Existe buena disposición del gobierno para dar un paso definitivo en la entrega de los apoyos económicos a los trabajadores de Ruta-100.
El 8 de abril de 1995, la entonces hegemonía del PRI en el gobierno, dedujo que “era necesario desaparecer la Ruta 100, sin analizar las repercusiones que dejaría en el espacio de su entonces futuro”.
Historial Ruta 100
Autotransportes Urbanos de Pasajeros Ruta 100, también comercialmente conocida como Ruta 100, fue un organismo descentralizado mexicano con personalidad jurídica y patrimonio propios dependiente del Departamento del Distrito Federal. La red disponía de 262 líneas y una flota de 7,500 autobuses.
El servicio proporcionó transporte de pasajeros tanto en la Ciudad de México como en municipios conurbados del Estado de México desde el año 1981 hasta el año 1995, año en que se declaró en quiebra y su forzada desaparición.
El desvanecimiento de la Ruta 10 fue decretada durante la regencia de Óscar Espinosa Villarreal, quien aceleró el proceso de privatización del transporte público en la Ciudad de México, iniciado por su antecesor, Manuel Camacho Solís, fallecido el 5 de junio de 2015.
Según la opinión de expertos en transporte público, como Jorge Legorreta, “Ruta 100 se convirtió en la empresa estatal de autobuses más importante y eficiente que haya tenido la Ciudad de México", y durante el tiempo que existió, “marcó la época de oro del servicio público de transporte, fundamentado en una política social de subsidios plenamente justificada".
Antecedentes
Los antecedentes de Ruta 100 se remontan a 1942, cuando se fundó la línea de autobuses Lomas de Chapultepec Primera Clase, que ofrecía su servicio sobre Paseo de la Reforma.
En 1958, el entonces Departamento del Distrito Federal (DDF), encabezado por la mano dura del regente priista Ernesto P. Uruchurtu, intervino la línea, cuyos propietarios enfrentaban problemas de solvencia económica, por lo que pasó a formar parte de la administración capitalina con el nombre Servicio Lomas de Chapultepec-Reforma Ruta 100.
La línea administrada por el DDF se caracterizó por su eficiencia y buen servicio. En tanto, la denominada Alianza de Camioneros de México concentraba la mayoría de las rutas que corrían por la Ciudad de México, la cual ofrecía un servicio deficiente, esto porque existían automotores en estado regular a deficiente, según algunos testimonios de usuarios de la época, nula o pobre capacitación de sus operadores, aumento indiscriminado de las tarifas durante varios años, sobrecupo de unidades así como asignación indistinta de servicios de primera y regulares sin distinción alguna y distribución desigual de los recorridos e itinerarios.
Esta alianza de concesionarios, conocida como pulpo camionero, "se encontraba en manos, principalmente, de Isidoro Rodríguez y Rubén Figueroa, dos poderosos líderes de camiones urbanos y foráneos en ese entonces".
En enero de 1981, el entonces regente del Distrito Federal Carlos Hank González (también priista), anunció la revocación de concesiones otorgadas a los particulares para la prestación del servicio de transporte urbano de pasajeros en autobuses.
Se creó una Comisión Liquidadora, que solicitó a la Comisión Nacional de Avalúos proceder a la indemnización de los permisionarios conforme a la ley. Ante la situación, el DDF y la Alianza de Camioneros de México celebraron un convenio para mejorar la calidad del transporte. Los concesionarios se comprometieron a renovar 2 mil 400 unidades, racionalizar los recorridos y ofrecer seguro del viajero.
Sin embargo, después de siete meses, los acuerdos firmados no se cumplieron en su totalidad, por lo que el 18 de agosto de 1981 el entonces presidente José López Portillo emitió un decreto por el que se creó un organismo descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propios, denominado Autotransportes Urbanos de Pasajeros R-100, con el objetivo de prestar servicio de transporte de pasajeros en el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, y zonas conurbadas.
Defraudadores impunes
Las empresas creadas con el dinero de los trabajadores de R-100, siguen pagando a grupos de la contrainsurgencia con la finalidad de entorpecer las negociaciones que lleva la Comisión Liquidadora del SUTAUR-100 con el gobierno de la Ciudad de México y enrarecer y confundir las acciones legales que fueron interpuestas ante instancias legislativas y judiciales.
Los grupos de esquiroles patrocinados por los defraudadores, Ricardo Barco López y Gabino Camacho Barrera, sigue con su afán de corromper los avances, pretenden confundir a los compañeros, en tanto que las autoridades, se han integrado en “operación hormiga” en todos los grupos, con la intención de dividir y destruir todos los avances de denuncias en contra de los defraudadores.
Les dicen a los compañeros que hay que sacar de la cárcel a Ricardo Barco López para que pague lo que defraudó, porque “no puede pagar con dos monedas”; a otros les ofrecen trabajo en las empresas de Grupo Metropolitano de Transportes; otros quieren tomar las empresas sin tener ninguna demanda judicial y laboral, toda vez que la Comisión Liquidadora tomó las empresas en julio de 2003 y a los dos meses fueron expulsados por considerarlos “revoltosos”, pretendiendo seguir dividiendo a quienes exigen justicia por haber sido defraudados hace casi tres décadas.
La completa degradación que ha vivido la ex Ruta 100 es la constante traición y las puñaladas traperas de quienes están bajo las órdenes de los defraudadores Ricardo Barco y Gabino Camacho, incurriendo en el engaño sistemático, es decir, les prometen pagarles hasta cinco años de salarios caídos para retirar las demandas penales promovidas en tiempo y forma.
En cambio, la Comisión Liquidadora ex Ruta 100 mantendrá su afán a su demanda legítima de que las autoridades locales decreten una indemnización Constitucional de Derechos Humanos, “porque la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México no ha cumplido a cabalidad el Estado de Derecho para castigar con cárcel a todo un grupo de 43 defraudadores”.
Paralelo a ello también hubo el incumplimiento de que el gobierno federal que encabezó Andrés Manuel López Obrador, iba a requisar las empresas de GMT y los bienes sindicales para entregar y repartir los recursos a los trabajadores de ex Ruta-100 por medio de una tarjeta clave del banco del bienestar, y nunca se cristalizó este recurso de recuperación de sus liquidaciones.
De tal suerte que la estrategia de los defraudadores que están coludidos en el saqueo de los recursos de los trabajadores es clara, utilizan el viejo sistema del “divide y vencerás” intentando desconocer a la representación legal del SUTAUR-100, que es la Comisión Liquidadora reconocida por el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje (TFCyA).
La trilogía de mafiosos que se conforma en una asociación delictuosa denominada Barco-Camacho-Ávila y otros traidores, vivales y oportunistas incrustados como esquiroles y alquimistas para desestabilizar el movimiento de lucha de los trabajadores de la ex Ruta-100, siempre han intentado enrarecer las negociaciones con el gobierno de la CDMX y en las denuncias penales y civiles en contra de los defraudadores identificados.
Al respecto, la Comisión Liquidadora sigue confiando en que las autoridades judiciales finquen las responsabilidades correspondientes para derrumbar el imperio fraudulento que Barco y Camacho, han ejecutado en detrimento de la clase trabajadores de R-100 desde hace más de 29 años.
Todo ese grupúsculo de delincuentes, siguen usufructuando y mangoneando con toda impunidad la explotación y demérito de los demás, dándose hasta el lujo de apoyar mañosamente los procesos electorales de los candidatos del partido en el poder, con el fin de “comprar conciencias y el libertinaje de las mismas”, porque su objetivo es evitar ir a parar en la cárcel por el fraude cometido en confeso.
En resumen, puntualiza la Comisión Liquidadora, rescatar el porcentaje que aportaron para la creación de empresas como la del Metrobús, que desafortunadamente sus ganancias han ido a parar a los bolsillos de rateros que solo se han ganado el desprecio y el repudio de la base trabajadora.
Reportero Free Lance*
Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021
[email protected]
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