23 de Mayo de 2025
Cultural

La Sirena de Tamiahua, la Ninfa de la Huasteca

La Sirena de Tamiahua
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*Hace muchos años, en Rancho Nuevo, un pueblo que existió entre Tampache y la hacienda de San Sebastián, dentro del municipio de Tamiahua


agua

| | 16 Oct 2022

Hace muchos años, en Rancho Nuevo, un pueblo que existió entre Tampache y la hacienda de San Sebastián, dentro del municipio de Tamiahua, vivían una viuda llamada Damacia, acompañada de su hermosa hija Irene, una joven de tez morena, ojos aceitunados y larga cabellera negra.

En una ocasión, durante un jueves santo, Irene había ido a traer leña por el rumbo de paso de piedras, un acto prohibido en esos días. Al retorno a su casa, la joven llegó sucia por el trabajo realizado, por lo que le dijo a su madre que tomaría un baño, su madre le contestó “no hija te condenarás, en estos días no debemos agarrar agua, mucho menos bañarnos”, pero Irene tomó un jabón y se fue rumbo al pozo a lavarse la cara. Minutos más tarde, su madre escuchó unos gritos de angustia. Era Irene quien gritaba pidiendo ayuda, de pronto sus gritos se convirtieron en lamentos.

Cuenta la leyenda que en medio del pozo se levantó una gigantesca ola y ella se convirtió en otro ser. Su boca se hizo de pez, sus ojos más grandes, su negra cabellera y su piel se tiñeron de rojo y sus piernas desaparecieron, formándose debajo de la cintura una cola de pez, babosa y con escamas.

La inmensa ola arrastró su cuerpo por el río rumbo al mar. Inmediatamente, los lugareños la siguieron en pequeñas lanchas hasta la laguna y cuando estaban a punto de alcanzarla se apareció un extraño barco de madera viejo, destrozado y feo. De pronto ella saltó hacia él, con una sonrisa burlona y cantos macabros que decían “peten ak, peten ak”, que significa giren, giren o circulen, en huasteco.

A partir de ese momento, Damacia, la mujer que se quedó viuda y sin su hija, y cada jueves santo se dirigía a la playa con la ilusión de volver a ver a su hija Irene.

Los pescadores cuentan que cuando oyen sus fúnebres cantos se alejan del lugar porque aquel que la vea sufre desgracias. La sirena se convierte en una rubia y hermosa mujer de dulce voz pero cuando los pescadores se acercan a contemplarla, un espectro voltea sus lanchas y se embravecen las olas del mar.