22 de Noviembre de 2024
Cultural

La ficción novelesca es una forma de interpretar el mundo: Christopher Domínguez Michel


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*El miembro de El Colegio Nacional, Christopher Domínguez Michael, impartió la conferencia ¿Es El Anti Edipo una novela?, como parte del ciclo Grandes críticos literarios del siglo XX *En su segunda conferencia dedicada a Gilles Deleuze y Félix Guattari, el crítico literario aseveró que la literatura francesa producida durante buena parte del siglo XX fue “una literatura indecorosamente mezclada con la filosofía”  *“El gran personaje de El Anti Edipo es el psicoanálisis, pero también lo que en la segunda mitad del siglo XX se consideraba el estructuralismo o el posestructuralismo”

| | 22 Sep 2023

El filósofo Gilles Deleuze y el psicoanalista Félix Guattari compartieron una agenda creativa conjunta durante más de dos décadas, siendo el resultado más notorio de ese proceso El Anti Edipo: capitalismo y esquizofrenia, donde se relacionan conceptos como la economía, las artes, la literatura, la antropología y la historia. 


La conferencia inició con una reflexión acerca de la literatura francesa producida durante buena parte del siglo XX, “una literatura indecorosamente mezclada con la filosofía, sobre todo con la naturaleza oracular de la filosofía alemana y con la idea de que la actitud del escritor ante el lenguaje debe ser la de la desconfianza absoluta”. 


De acuerdo con el ensayista, esta desconfianza que se traduce en varios escritores y teóricos franceses —el más conocido de ellos Jacques Derrida— como la búsqueda de lo que Georges Steiner llamaría ‘la dificultad’ o lo que otros llamarían ‘lo incomprensible’; o, según los severos críticos anglosajones de Derrida: el poder que da ser ininteligible, el hacer creer que lo confuso, lo oscuro, es necesariamente más inteligente que lo claro, lo directo. 


Durante la conferencia, transmitida por las redes sociales de la institución, Domínguez Michael reconoció que esta segunda conferencia dedicada a Gilles Deleuze y Félix Guattari le permitió acercarse con mayor detenimiento a su vida y a su obra, en particular con menos prejuicios, lo que le permitió encontrar “que ellos están más cerca de la claridad de estilos, de la exposición casi profesoral de Foucault que, de las oscuridades selváticas, tenebrosas, supuestamente lúdicas, de Derrida”. 


“Sobre todo cuando el filósofo Deleuze, quien se había dedicado a la historia de la filosofía brillantemente, y el psicoanalista Guattari, se encuentran y sacan este gran libro que es El Anti Edipo, una obra a ratos aburrida, a ratos profesoral, repetitiva, en largas páginas ya anticuada —porque el freudismo y el marxismo no son lo que eran—, pero es un gran libro y, para mi sorpresa, tiene páginas de prosa maravillosas, de aquellas en que de acuerdo con las ideas que se están planteando pasa a ser secundario ante el ingenio de los autores”, destaco Domínguez Michael. 


Bajo este contexto, el colegiado se planteó una charla cuyo título apostaba a ser juguetón: como buen moderno, hasta posmoderno por razones cronológicas, no cree que la novela sea sinónimo de mentira y, mucho menos, que la ficción sea sinónimo de falsedad: “la ficción y la ficción novelesca son formas de vivir y de interpretar el mundo, que son verdades novelescas”. 


“Todo aquello que ocurre en una novela de Dickens o en Pedro Páramo de Juan Rulfo no forma parte de la realidad, entendida como el recurrir racional del tiempo vivido o como se le quiera llamar a lo cotidiano o lo tangible, aunque sí forman parte del mundo de la verdad novelesca”. 


En ese sentido, enfatizó el crítico literario, El Anti Edipo, como todas las grandes creaciones intelectuales, tiene algo de novela. Una novela donde los personajes son criaturas de la literatura y del pensamiento, no personajes de la vida cotidiana del sur de Francia o de los habitantes de la ciudad de Tlaxcala o de quienes van en este momento en el Metro de Nueva York. 


“¿Quiénes son los personajes de esta ‘novela’ que es El Anti Edipo? El gran personaje es el psicoanálisis; en segundo lugar, está lo que entonces se consideraba el estructuralismo o el posestructuralismo. Y ambos sujetos son puestos en cuestión por un par de discípulos: Guattari del psicoanálisis y la psiquiatría, y Deleuze, un hombre ubicado en la ola estructuralista de los años 60 en Francia, por más que su obra quiera ser antiestructuralista”. 


Los temas de una novela 


Desde la perspectiva de Christopher Domínguez Michael, el gran tema de El Anti Edipo es la crítica al psicoanálisis, del freudiano, sobre todo, pero había un personaje aún más importante que, gracias a Deleuze y Guattari habría que empezar a ver: “uno de los grandes personajes del siglo XX, que es nada menos y nada más que una criatura inventada por los trágicos griegos, como lo es Edipo”. 


“Todo mundo con cierta cultura general habla de Edipo y de su famoso complejo. Los arqueólogos, los antropólogos, historiadores de la Grecia clásica y antigua han puesto en duda que el Edipo que Freud leyó sea un Edipo historiográfico o filológicamente pertinente. Freud hizo de Edipo un gran personaje del siglo XX: un personaje que irá cambiando de naturaleza, que llegó para quedarse, tanto como ha cambiado la idea que tenemos de los personajes de Shakespeare, no son lo mismo los personajes de Shakespeare según el doctor Johnson, que según Harold Bloom”. 


Si bien es un libro político, como el estructuralismo es, a veces contra de su voluntad más profunda político, tampoco se trata de una obra muy original. En esto Deleuze y Guattari tienen la honradez de reconocerlo varias veces: El Anti Edipo es una versión muy sofisticada de las teorías de Wilhelm Reich sobre el deseo, el psicoanálisis y la sociedad capitalista. 


“¿Qué dice El Anti Edipo? Dice que el psicoanálisis, al levantar el complejo de Edipo, contribuyó a la represión y a la censura del deseo que, según ellos caracteriza a la sociedad capitalista. El Anti Edipo, como todos los grandes libros en la historia de la civilización, es un libro sobre la civilización; de hecho, un capítulo de este tratado es sobre los salvajes, los bárbaros y los civilizados, donde hay una nostalgia del mundo del salvajismo y de la barbarie”. 


Uno de los aspectos destacados por el crítico literario es la creencia en la naturaleza verdaderamente victoriana del sistema capitalista. Para Foucault, en su Historia de la sexualidad, los verdaderos victorianos, “quienes miran el sexo con suma sospecha, somos nosotros —es decir los que vivían en los años 60 y 70 del siglo pasado— y no quienes vivían bajo el dominio de la reina Victoria en el siglo XIX, una época mojigata, pero donde el sistema de categorías no era tan opresivo como lo encontró Foucault”. 


“De hecho, palabras como homosexual, usadas como descripciones patológicas, apenas estaban naciendo y no se habían difundido represivamente. El siglo XX para Foucault es un siglo represivo, esta tesis la toman con bastante literalidad Deleuze y Guattari y dicen, con Reich, que la sociedad capitalista es una sociedad que, así como extrae del obrero un excedente económico, perpetua la alienación del ser humano, convirtiéndolo en un ser asexuado”. 


Y que, en esta empresa de castración, el psicoanálisis ha sido cómplice, en palabras de Deleuze y Guattari, que obviamente forman parte del pensamiento radical del 68 francés, sobre el cual hay mucha polémica, y Freud aparece en El Anti Edipo como un descubridor genial del inconsciente, pero también como un guardián del orden establecido. 


“Todo esto lo había dicho el psicoanalista alemán Wilhem Reich, quien inventó una cosa muy influyente, que es la alianza o el matrimonio entre Freud y Marx: la idea de que la liberación de los hombres de la explotación económica, el fin de la sociedad de clases, va acompañada del fin de la opresión de los individuos y de la cancelación que esta misma sociedad hace de su deseo sexual, mediante cosas que Deleuze y Guattari critica, como lo es el culto a la familia burguesa y sus valores tradicionales, que son puritanos, hipócritas, dobles, falsos: inauténticos”. 


A través de Deleuze y Guattari hay la idea, en opinión del colegiado muy discutible, de que el ser humano vive cargando una autenticidad perdida, el famoso paraíso perdido, y que la lucha de la humanidad va por la recuperación de esta inocencia perdida, una tesis que nos remite al judeocristianismo


“La idea central ya estaba en Wilhem Reich. Aquí, Deleuze y Guattari meten un poco de freno en cuanto a las esperanzas de redención. La idea de Reich tiene un derivado muy interesante: la idea de que el deseo sexual es revolucionario, lo cual está atrás de movimientos de los que soy hijo y aplaudo, como la liberación femenina, o la libertad para las minorías sexuales y su derecho a ejercer libremente su sexualidad, causa que apoyo totalmente”. 


De ahí a decir que ese deseo por el otro cuerpo, en todas las variedades que se quieran, sea revolucionario hay un trecho. Desde luego, Deleuze y Guattari consideran que el deseo es revolucionario, aborrecido por la sociedad capitalista que busca que este flujo sea no destruido, no cancelado, porque la sociedad capitalista tiene formas de absorción de lo real y de lo inconveniente muy hábiles, sino que estos flujos deben ser contenidos y normalizados, tienen que ser codificados, enfatizó el crítico. 


La cátedra “¿Es El Anti Edipo una novela?”, como parte del ciclo Grandes críticos literarios del siglo XX, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx. 


 


 


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