21 de Noviembre de 2024
Cultural

Cristina Rivera Garza inaugura ciclo de actividades en El Colegio Nacional con spanglish y lenguaje inclusivo


Foto:

*La escritora, integrante de El Colegio Nacional, inició el ciclo Escritoras latines: una nueva generación  *En el Aula Mayor de la institución, la colegiada introdujo la charla “Afueramientos: las escrituras de Raquel Gutiérrez” *La autora chicana, Raquel Gutiérrez, narró su experiencia como escritora e hija de padres latinoamericanos 

| | 07 Dic 2023

La lengua también se elige por presiones o por pragmatismo social: “Si estás viviendo en un lugar donde se publica en inglés y se habla en inglés es una decisión pragmática estudiar en inglés, lo cual no quiere decir que no hables español, que no entiendas español e, incluso, que no estés escribiendo en español”, señaló la escritora Cristina Rivera Garza, integrante de El Colegio Nacional, en el arranque del ciclo Escritoras latines: una nueva generación. 


En el Aula Mayor de la institución, la colegiada introdujo la charla Afueramientos: las escrituras de Raquel Gutiérrez bajo la certeza de que “una de las cosas que se cree mucho sobre las escritoras chicanas, latines, es que se dice que, como escriben en inglés, han perdido el español, que se les olvidó el español y, a veces, desde México, desde Latinoamérica, se les acusa de que han perdido el español; yo que las conozco y que platico con ellas en español, creo que tenemos que decirle al mundo que hay una decisión pragmática en esa elección”. 


Para el inicio del ciclo, la autora mexicana invitó a la artista, performer y escritora chicana Raquel Gutiérrez, nacida y criada en Los Ángeles, pero de padre mexicano y madre salvadoreña. “Yo nací en México, en la frontera”, aseguró la colegiada, “tengo muchos años viviendo en Estados Unidos, todos estos he seguido escribiendo mi obra en español, aunque también en inglés, pero he sido muy discreta, un poco pudibunda, sobre compartir esta obra en inglés; lo contrario le pasa a Raquel, quien ha escrito la mayoría de su obra en inglés, aun cuando también tienen algunas cosas en español”, dijo Rivera Garza. 


“Hay unas historias tremendas: estábamos platicando del proceso de enterrar el español. En las escuelas primarias, a los niños se les impedía hablar en español; además, había una especie de ceremonia en el que ponían sus últimas frases en español en una especie de cajita, iban al centro de la escuela y tenían que enterrarla. A partir de ahí, cualquier palabra que se dijera en español era castigada, muchas veces de manera física, estamos hablando de una era bastante seria, con consecuencias físicas, emocionales, psíquicas, espirituales, tremendas”, recordó la escritora mexicana. 


Gutiérrez, autora del libro de ensayos Brown Neon (sin traducirse al español), relató la historia de sus padres y su llegada a Estados Unidos, en los años setenta, cuando el movimiento chicano ya era reconocido y los “nuevos migrantes”, que aún no hablaban español, vivían otra especie de segregación: “Para mí, el Este de Los Ángeles es bien importante porque hay una narrativa ‘bien pesada’ que sobresale sobre la historia de la gente mexicoamericana”. 


“Chicano era un insulto y a fines de los años sesenta había marchas escolares, los estudiantes quejándose de la baja calidad de las escuelas y de ahí nació el movimiento chicano, mis padres eran inmigrantes y los chicanos, segunda, tercera, cuarta generación, ya todo mundo hablaba inglés: los padres y los abuelos castigaban por hablar en español, era los años después de la revolución, después de la Segunda Guerra Mundial, en donde los estudiantes sufrían porque no podían hablar español en la clase”, relató. 


“Cuando mis padres se conocieron en esa era del surgimiento del movimiento chicano, ellos estuvieron en los ‘afueramientos’ de ese movimiento, porque ellos hablaban español primariamente, cuando mi papá estaba en Watsonville, se enfrentó con miembros de la UFW, el grupo que hizo famoso a César Chávez y de ahí se enfrentó mucho con los que hablaban inglés, con los que no querían a los mexicanos o inmigrantes, porque eran un obstáculo para las metas que querían lograr del sindicato a través de la Unión de Trabajadores del Campo”. 


Aquella experiencia, agregó Raquel Gutiérrez, “amargó a mi papá demasiado, desde ahí siempre se puso en contra de los chicanos, si yo le recomendaba un restaurante para comer decía: ‘no, yo no quiero comer comida chicana’; si me oía hablar inglés y se daba cuenta que estaba perdiendo la onda de hablarle en español me llamaba ‘Juicy’, mi segundo nombre es Josefina, ya que él era José Javier Olvera Gutiérrez —él falleció en 2019—, así se burlaba de mí”. 


Punto de distinción 


Cristina Rivera Garza explicó que la elección de la letra “e” en el término latine, que da nombre al ciclo que coordina, representa un punto de problematización y de repensar las cosas. “La ‘e’ como un punto de distinción, de problematización, porque nuestra mera presencia problematiza las cosas, hace que volvamos a repensar las cosas que pensábamos que eran normal o natural, y darle la vuelta y ampliar nuestro sentido de lo que es posible, deseable, de lo que está ahí, esa es la razón”. 


“También un poco decir: ‘esto es lo que está pasando, de esto se trata el mundo en el que vivimos y más vale saber comunicarnos con el mundo en el que vivimos sino ¿qué vamos a hacer?”, dijo. 


Raquel Gutiérrez consideró que el término ayuda a ampliar el espacio de discusión, pero se confesó ajena a cualquier intento de caracterización: “Yo no tengo lealtad a esos términos, entonces todos los términos a mí me convienen y no tengo ese sentido de resistir, latine o latinx, yo vengo de ese sentido de que latine y latinx era para abrir el espacio, hacerlo más amplio para las personas”. 


“En un espacio donde el idioma, el lenguaje, es español, o el castellano, usar latine me parece bien porque es más fácil decir ‘latine’ que ‘latinx’. A mí me gustan los problemas, a mí me gusta la complicación, siempre estoy en esa habitación del problema o de la complicación entonces del x, yo soy infiel al lenguaje, si hay un x, para irrumpir, romper, causar un problema, un quiebre con las convenciones de nombrarnos, yo les doy la bienvenida a esos problemas”, señaló. 


Como poeta, Gutiérrez dijo que se trata “de un acto solitario que a veces, cuando uno está trabajando en contextos comunales, comunitarios, uno se siente después de tantos años, yo me sentí agotada, y bueno, la poesía a veces lo puede hacer, puedo tomar el cuaderno, el lápiz y ponerme en un café o en un cuarto oscuro y escribir algo, para mi es cuando yo siento el dolor más fuerte, ahí es cuando encuentro la poesía”. 


Rivera Garza recordó entonces a la autora chicana Gloria Anzaldúa, “una escritora fundamental para entender no sólo la literatura chicana y latina en Estados Unidos, sino de una comprensión sociopolítica es la obra de Gloria Anzaldúa, que por desgracia tardó muchísimos años en ser traducida al español. Primero fue traducida al español en España y luego en México, me parece una de las injusticias más grandes, es una intelectual, poeta, pensadora, chamana…”. 


La colegiada externó el deseo de pronto conocer la obra de Raquel Gutiérrez en español: “A lo mejor pronto tenemos la fortuna de conocer también esa parte de la obra escrita también en esta otra lengua materna o post materna, o lengua madrastra que compartimos”. 


Brown Neon, explicó la autora chicana, está compuesto por nueve ensayos, divididos en tres partes: “Quería ofrecer la experiencia de un viaje, empezando en California, Texas y regresando al centro de Los Ángeles, empecé con partes muy personales, cuando falleció mi mentor Jeanne Córdova, que era una gran figura en la comunidad LGTB, no sólo de Los Ángeles, sino nacionalmente, ella falleció a los 67 años, falleció de cáncer”, contó. 


El libro “empieza conmigo regresando a Los Ángeles después de estar unos días en Tucson, con mi amante. Tenía que regresar a organizar la fiesta del último cumpleaños para Jeanne Córdova, también conocida como Jeanne Papa en mi libro, y de ahí parte a otros viajes, voy buscando arte en la era de Trump, ¿qué quiere decir ser artista latinx en la era de Trump?, para ponerme unos parámetros en la narrativa, dónde empieza y dónde va a terminar. Hay una parte donde estoy reflexionando sobre la era de Bush y Gore, cuando pensábamos que la era de Bush había terminado y todo iba a mejorar, había llegado Obama, pero cuando en 2016 vimos que llegó Trump, eso abrió la imaginación racista, que iba de mal en peor”, señaló. 


La primera sesión del ciclo Escritoras latines: una nueva generación, con el título “Afueramientos: las escrituras de Raquel Gutiérrez”, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.