El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, se despidió este lunes con un mensaje final en el que afirmó no arrepentirse de nada, en el contexto de las tensiones bilaterales generadas por las críticas de Washington a la reforma judicial y la producción de fentanilo en el país.
“No me arrepiento de nada. Me voy mejor, sintiéndome que llevamos un trabajo fuerte y bueno, que se debía llevar entre los dos países con más frecuencia”, aseveró en rueda de prensa final antes de dejar el cargo de embajador, que ocupó desde 2021 tras ser nominado por el actual presidente, el demócrata Joe Biden.
“En más de 3 años y más de 120 visitas, recorrí los 32 estados de México (…) Nuestros países han vivido una cooperación histórica consolidando a América del Norte como la principal potencia económica”, recalcó.
El embajador comentó la polémica en torno al fentanilo, causante de una crisis de salud pública por una ola de muertes por sobredosis en Estados Unidos, y que Washington considera que se produce en México y China, por lo que ha redoblado los llamados a estos países para que combatan su producción.
“Sé lo que pasa, que hay fentanilo en México y también sé que se produce acá”, afirmó.
No obstante, indicó que es “un debate, que se produce o no se produce, no nos lleva a donde tenemos que ir” y llamó al Gobierno mexicano a mantener la colaboración con Estados Unidos en esa materia.
Tras la salida de Salazar, queda al cargo de la embajada estadounidense en México el encargado de negocios, Mark Johnson.
Sobre las propuestas de deportaciones masivas y endurecimiento de las políticas migratorias de Trump, el embajador saliente reconoció que va a haber cambios y temor entre la población migrante en Estados Unidos.