19 de Septiembre de 2024
Nacional

AMLO resultó ser tan peor que Benito Juárez


Foto: Blas Buendía .

*El zafio tabasqueño actuó durante su mandado con el hígado, destruyó las instituciones democráticas y republicanas bajo el Maximato del Obradorismo para transformar a México en un país comunista *Millones de compatriotas ya sabían sobre los grandes riesgos de que “López Obrador sigue siendo un peligro para México”, abusó del poder porque entendió que era momento de encumbrarse como un “rey” sin hallar oposición alguna, más aquella que refunfunea desde las curules y escaños del Congreso *Ahora, para quitar a los neocomunistas de la llamada Cuarta Deformación, pasarán quinquenios y decenios para combatir el yugo morenista que resultará, por igual, un engendro de “partido” que no ofrece horizontes de desarrollo, independientemente que el otrora PRI-Gobierno-Estado, robaba pero no desamparaba al pueblo que hoy López Obrador engaña y traiciona con sus aburridas peroratas, distractores para que la caterva morenista saquee las arcas de la Nación, promoviendo la impunidad *El vaivén de la política y la subordinación inconstitucional de los mandatos de AMLO

Blas A. Buendía . | Ciudad de México | 19 Sep 2024

“A todos los descerebrados, ignorantes, socialistas y fascistas de Morena y sus chairos adoctrinados”


Dicho popular


 


Benito Juárez fue un presidente de México en el siglo XIX, conocido por su defensa de la República y la Constitución durante la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa.


Si bien es cierto que hacer la comparativa entre lo que queda del peor presidente que haya tenido México, con respecto a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), es abismal con la majestuosa figura del Benemérito de las Américas, Don Benito Juárez, un jurista que desde sus raíces oaxaqueñas, luchó para estudiar leyes, que con el paso del tiempo, establecer una República de Leyes, y no como el llamado zafio #NarcoPresidenteAMLO, quien sigue distinguiéndose ser una entelequia bufona y caricaturesca del narcotráfico, arrogantemente engañoso, antipáticamente mentiroso y adoctrinador argüendero.


La comparativa entre Benito Juárez y Andrés Manuel López Obrador, pese a sus épocas, es un tema interesante. Aunque ambos líderes políticos mexicanos tienen algunas similitudes, también hay diferencias marcadamente significativas.


Historiadores señalan que en el segundo tomo de la biografía sobre Porfirio Díaz (Editorial Debate, México, 2018), Carlos Tello Díaz revela pasajes claves sobre la personalidad de ambos.


“Juárez era rencoroso, a diferencia de Díaz, y Díaz era vanidoso, a diferencia de Juárez”, dice en el contexto de una virtual ruptura —la primera— entre ambos.


AMLO ha dicho que perdona, pero no olvida. Es decir, su rencor tiene memoria, excelente memoria, pero execrable.


 


Similitudes


Defensa de la soberanía nacional: Al igual que Benito Juárez, López Obrador ha enfatizado la importancia de defender la soberanía nacional y proteger los intereses de México, solo con la diferencia que el Siervo de Oaxaca, cursó estudios profesionales para encumbrarse entre los brillantes abogados de su época.


En tanto, el tabasqueño siempre entabló sarcásticos monólogos “de dientes para afuera”; llegó a la Universidad Nacional Autónoma de México por un golpe de suerte pero auxiliado por el poeta Carlos Pellicer, quien fue su mentor, sin saber qué clase de engendro y/o alimaña trataba, un impreparado que aun así lo impulsó.


El costeñito bravucón que en su época juvenil asesinó de un balazo en la cabeza a su hermano José Ramón López Obrador, fue arrestado por la policía judicial de Macuspana, propinándole una “calentadita” por haberse transformado en el fratricida de Tabasco, cuya acción con el paso del tiempo, siempre odió a los gendarmes, ministerios públicos, jueces y magistrados.


Con esos antecedentes, Andrés dice algo solo por decir, que realmente no piensa o no siente lo que está afirmando. Lo que hace es sistémicamente engañar a la gente.


Lo importante de Juárez, la historia releva que también fue dominado por el síndrome de Hubris, también conocido como "la enfermedad del poder", que sin embardo, abanderando la justicia social, tuvo sus bemoles, al igual que Andrés con los millones de pobres que no socorrió, pero sí los abandonó cuando México fue azotado por el virus asiático del Covid19.


López, trastornado, se caracterizó por la aparición de un cambio de personalidad en, como cuando las personas que se encuentran en posiciones de poder y desigualdad con los demás, se olvidan de ese pueblo “noble” (léase “chairo” aferrado) que lo llevó a la cumbre presidencial.


El liderazgo en momentos críticos, tanto Juárez como López Obrador han liderado a México en momentos de gran cambio y desafío, solo que éste último no respetó ni un ápice de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Entre las diferencias de ambos personajes, en los contextos históricos, Benito Juárez gobernó México durante la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa, mientras que López Obrador ha liderado el país en un contexto de globalización y cambios económicos significativos que jamás supo aprovechar, por el contrario, inadecuadamente se enfrentó diplomáticamente con otras naciones que no comulgan con el socialismo y mucho menos con la intentona de establecer regímenes comunistas.


Los estilos de gobierno, Juárez fue conocido por su liderazgo autoritario, mientras que López Obrador ha adoptado un enfoque más participativo y “democrático”, por su indiscutible vinculación con el narcotráfico, ya que considera a esos nocivos y tóxicos personajes, “son humanos”.


En el aspecto de las políticas económicas, Juárez se centró en la modernización y el desarrollo de la infraestructura de su época, mientras que López Obrador ha implementado políticas más intervencionistas y nacionalistas, descuidando materialmente las grandes ciudades que conforman la República Mexicana. Al país lo tiene como una Macuspana gigantesca. Hoyos y baques por doquier, y la delincuencia en su apogeo.


En resumen, aunque Benito Juárez y Andrés Manuel López Obrador comparten algunas similitudes, sus diferencias en contexto histórico, estilo de gobierno y políticas económicas son significativas, solo con la más amplia diferencia que el primero de ellos fue un personaje de leyes, y Andrés carece de ese sentido común disfrazado con su frasecilla, “A mí no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”. Con ese tipo de amenazas, en poco tiempo México vivirá sumergido en la delincuencia de todo género.


La controversia que suscitó con Norma Piña, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es muy remarcada en las diferencias legales porque López busca acrecentar su Obradorato, cuando la Señora Ministra, con la Carta Magna en sus manos, hace valer los códigos y leyes que conforman a la sociedad y dan solidez a la paz social. El fratricida se connotó en el demoledor de la Nación, lo que obligará que México lo deteste y su último reducto, el basurero de la historia.


El Observatorio Jurídico de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., presentó un análisis que justamente da la razón a los más de 90 millones de mexicanos que rechazaron contundentemente votar por la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, deparándole al país una difícil política interior que podría conllevar a una revuelta social para vitalizar el artículo 136 constitucional, que habla sobre las rebeliones ya sea armadas o ideológicas.


A decir verdad, aun cuando le incomode al “matoncito” de Palacio Nacional, el artículo 136 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la Carta Magna no pierde su vigencia, incluso si es interrumpida por una rebelión.


“En caso de que se establezca un gobierno que vaya en contra de los principios de la Constitución, se restablecerá su observancia cuando el pueblo recupere su libertad. Las personas que participaron en el gobierno que surgió de la rebelión y quienes cooperaron con ella serán juzgadas de acuerdo a la Constitución y las leyes que se emitieron en su virtud”.


En México, precisa, existe un juicio de valoración muy extendido, en el que se sostiene que la Cuarta Transformación de la República se encuentra subordinada a los inconstitucionales mandatos de Andrés Manuel López Obrador, quien a base de sus golpes e ingeniosidades, sostiene un nulo respeto a nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos por todos aquellos bandazos y desplomes jurídicos emitidos para destruir la impartición de justicia. Sus nefandos y ominosos decretos, votados en ciertos y amañados periodos de sesiones, destruyen la Separación de Poderes.


Para desgracia de nuestra República, hoy se pretende que el Poder Ejecutivo Federal dicte las leyes para que ese poder insanamente las ejecute, con ello el Primer Magistrado de la Nación se exceptúa a la obediencia de las leyes que formula y acomoda su ley al interés privado de su Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), y, consecuentemente adquiere un provecho político diferente del interés de la justicia que emana del Poder Judicial Federal, todo eso es contrario a los postulados de nuestra Carta Magna.


Lamentablemente el nuevo destino que se le pretende dar a la Separación de Poderes, al poner al servicio de la clase política las decisiones de la justicia, destruye aquella dramática y democrática conquista de las libertades, en las que empeñó su historia y su sangre el pueblo de México.


El jefe Supremo de las Fuerzas Armadas hizo valer con sus decretales y ocurrencias un obscurantismo de monarca que fue segando con el auxilio de sus insensibles e importamadristas “legisladores” hasta el último vestigio de las libertades, salvaguardas y garantías consagradas en lo que ha sido nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


A partir del nacimiento de su mandato hasta concluirlo consumó su objetivo, pero dentro de ese tiempo existieron jornadas propiciadas por el Poder Judicial Federal y la abogacía independiente de la República que alcanzaron el ámbito de la Epopeya.


En este septiembre del 2024, el último mes de Andrés Manuel López Obrador en su carácter de presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, se ha iniciado una brillante batalla para defender a nuestra Carta Magna.


Es verídico que con esa contienda se pretende que se siga protegiendo a los hombres libres, a la justicia, a la Separación de Poderes, a la Independencia Judicial, por lo que tarde o temprano, México va a resultar beneficiado con el triunfo de las togas que desean ¡Justicia! ¡Libertad! ¡Independencia Judicial! ¡Separación de Poderes!


En resumen, el zafio tabasqueño actuó durante su mandado con el hígado, destruyó las instituciones democráticas y republicanas bajo el Maximato del Obradorismo para transformar a México en un país comunista-


Millones de compatriotas ya sabían sobre los grandes riesgos de que “López Obrador sigue siendo un peligro para México”, abusó del poder porque entendió que era momento de encumbrarse como un “rey” sin hallar oposición alguna, más aquella que refunfunea desde las curules y escaños del Congreso.


Ahora, para quitar a los neocomunistas de la llamada Cuarta Deformación, pasarán quinquenios y decenios para combatir el yugo morenista que resultará, por igual, un engendro de “partido” que no ofrece horizontes de desarrollo, independientemente que el otrora PRI-Gobierno-Estado, robaba pero no desamparaba al pueblo que hoy López Obrador engaña y traiciona con sus aburridas peroratas, distractores para que la caterva morenista saquee las arcas de la Nación, promoviendo la impunidad


“¡Es cuanto”, determinó la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., que preside el penalista  Alberto Woolrich Ortiz.


 


Reportero Free Lance*


Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021


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