La escultura, que pesa aproximadamente 75 kilos, reproduce con detalle el rigor mortis tras la crucifixión, con las piernas ligeramente encorvadas y las manos cruzadas a la altura del pubis. Cada rasgo, desde la textura de la piel hasta el uso de cabello humano, busca recrear fielmente la imagen del hombre reflejado en la Sábana Santa.
Álvaro Blanco, responsable de la exhibición, explicó a ACI Prensa que esta obra es única porque “no es la interpretación de un artista”, sino que busca reflejar “posiblemente al artista que la crea, que es Jesús”. Destacó que el nivel de detalle sorprende a los visitantes, pues “cuanto más te acercas, más real se vuelve. Porque el tratamiento es humano, parece una figura humana, te acercas prácticamente a 20 centímetros y ves clarísimamente que la piel se comporta como la de un ser humano, los lunares, las arrugas”.
Además de la escultura, la muestra ofrece un recorrido histórico y científico sobre la Sábana Santa, “desde los puntos que se ha estudiado, desde el arte, desde la ciencia, desde la arqueología”.
Blanco detalló que la exposición plantea una interrogante histórica y científica al señalar que “de no ser Jesús el que está en la Sábana Santa, estaríamos hablando de que la persona ha sido sacrificada como fue Jesús”. Añadió que “ningún personaje en la historia ha tenido unas características como las de Jesús en su muerte y que son totalmente compatibles con la Sábana Santa”.
El impacto de la figura ha sido significativo entre los asistentes. Blanco señaló que “estás enfrentándote a esa primera imagen de Jesús con sus heridas. Entonces, para las personas es algo muy impresionante, porque de alguna manera la historia de Jesús se vuelve casi primigenia en esa imagen”.
Los organizadores indicaron que, tras su paso por Guadalajara, la exposición podría trasladarse a otra ciudad en México, aunque aún no se ha confirmado el próximo destino.
