19 de Abril de 2025
Cultural

La verdad de las mentiras peliculescas de Mario Vargas Llosa


Foto: Agencias .

*¿Los culebrones literarios son mejor que la vida? *Descubrí a Mario Vargas Llosa en una biblioteca, en mis tiempos de universitario. Yo no volví a ser el mismo luego de esa lectura, el tema se quedó merodeando en mi cabeza: las novelas. ¿Serán acaso mejores los culebrones literarios que la vida misma? Me pregunté

Agencias . | Tijuana, BC | 17 Abr 2025

Por José Antonio Monterrosas Figueiras


Su padre quería que fuera militar, pero él quería ser escritor. Para su padre ser escritor era de frágiles, para él era la manera de expresarse en un mundo de hombres duros ya quien quiera entenderlo cuando juzgan de un solo plumazo a Mario Vargas Llosa, que leen sus novelas.


El escritor, precisamente de las narraciones de largo aliento, La Ciudad y los perros, Conversación en la catedral y La fiesta del chivo, quien falleció el domingo, 13 de abril, en Lima, Perú, a la edad de 89 años, es cierto, era ya un hombre del pasado, era un escritor hecho antes de Internet y fue un complejo intelectual y de muchas tonalidades, aunque algunos quieran meterlo en su solo costal a la medida de sus filas y fobias políticas.


Yo diré que lo descubrí en una biblioteca, en mis tiempos de universitario veinteañero, por allá de 1996. El libro fue La verdad de las mentiras. Ahí lo vi atrapado entre otros libros de un anaquel. Yo no volví a ser el mismo luego de esa lectura, el tema se quedó merodeando en mi cabeza: las novelas. ¿Serán acaso mejores los culebrones literarios que la vida misma? Me pregunté.


En ese libro, del ahora esparcido en la Bahía de Paracas, en Perú, reunió una veintena de ensayos, sobre las novelas que demostraron las más destacadas del siglo XX. Ahí están autores como Joyce, Mann, Fitzgerald, Camus, entre otros. En éste expresó que "las novelas mienten y que no pueden hacer otra cosa", que además ésa es sólo una parte de la historia, porque "la otra - señala- es que, mintiendo, expresan una curiosa verdad, que sólo puede expresarse disimulada y encubierta, disfrazada de lo que no es. Dicho así, esto tiene el semblante de un galimatías. Pero, en realidad, se trata de algo muy sencillo. Los hombres no están contentos con su suerte y casi todos —ricos o pobres, geniales o mediocres, célebres u oscuros— quisieran una vida distinta de la que viven Para aplacar —tramposamente— ese apetito, nacieron las ficciones ellas se escriben y se leen para que los seres humanos tengan las vidas que no se resignan a no tener”. Finaliza advirtiendo que "En el embrión de toda novela bulle una inconformidad, late un deseo".


La columna Piedra de toque el otro lado del novelista


A mí me sigue gustando esa tradición de los grandes literatos que escriben columnas en periódicos. De primera instancia porque leyendo La verdad de las mentiras de Vargas Llosa, caldeaba la idea en mi pensamiento de lanzarme a escribir novelas, de contar verdades a través de las mentiras noveladas, eso no ha sido así porque tal vez mi imaginación no ha dado para tanto, pero eso sí escribir artículos desde muy joven y hacer una especie de columna ha sido una forma de ejercitar la escritura y que muchos -tarde me di cuenta- le llaman de manera cierta, un tanto pedante, periodismo cultural.


Como sea, saber que esos grandes mentirosos, hombres que viven hacia adentro en sus fervientes historias que habitan su mente, que además logran escribir breves textos de la realidad con cierta lucidez, de la que se nos estrella cada día vorazmente, son como las arrugas que se van quedando en el rostro de forma permanente, aunque muchos incluso no se vean. Yo solía, por ejemplo, leer a Mario Vargas Llosa en El País y me gustaba su arrojo, sus franquezas y sus provocaciones en esa "Piedra de toque". Con el tiempo como suele pasar en la vida, esto ya no era tan sistemático, además el ritual de ir por el periódico cambió con la Internet y las lecturas del mundo se volvieron dispersas. Disperso uno y disperso el mundo, ya se podrán imaginar.


Decir mentiras, manipular es fácil, pero tarde o temprano queda en evidencia. El que dice la verdad y la defiende presta un servicio a sus lectores ya su tiempo. Eso es a lo que tímidamente he aspirado con el nombre –Piedra de toque– de mi columna en El País ”.


Mario Vargas Llosa


En el penúltimo párrafo de su "Piedra de toque", con fecha del 13 de diciembre de 2023, Vargas Llosa señaló algo que parece relevante a este punto del texto. "Nunca he dejado de decir mi verdad, en la que hay un margen de error, a veces grande, y que puede ir evolucionando, incluso de manera drástica. Cuando publicó compilaciones de artículos, como Contra viento y marea, en la que se puede seguir mi trayectoria del socialismo al liberalismo en textos de hace muchos años, he querido que mis lectores asistan a través de esos artículos contradictorios y discrepantes sí entre a mi propio aprendizaje moral y político. Aquí, en mi “Piedra de toque”, opino sobre todas las cosas que me favorecían o perjudicaban, siempre de buena fe, coincidiera o discrepara con la línea del periódico. En muchas cosas he sido consistente a lo largo de las décadas, y en otras he ido variando mi manera de pensar.


En su último párrafo de esa columna que comenzó a escribirla en 1990 en ese diario español, el ya viejo cronista de la vida, dio un consejo a los periodistas jóvenes: "...siempre la verdad, aunque ella sea difícil de asimilar y describir, en función de la realidad. Aunque a menudo esto resulta arduo, siempre hay maneras de acercarse a ella, y creo que, si el periodista renuncia a su obligación de decir la verdad, esa es la fuente de la que derivan todos los males de la prensa, desde el pequeño disfuerzo hasta el maremoto que puede provocar la mentira El periodista de talento busca la verdad como una espada que se abre paso por doquier. Decir mentiras, manipular es fácil, pero tarde o temprano queda en evidencia el que dice la verdad y la defiende presta un servicio a sus lectores ya su tiempo.


Dictaduras perfectas: las políticas, las militares, las noveladas y las personales.


Mario Vargas Llosa detestó las dictaduras, la primera fue la de su padre, pero se distanció por ejemplo de Fidel Castro y su revolución, cuando todos los intelectuales latinoamericanos alababan al dictador cubano y si no era así los chantajeaba o amenazaba. De manera muy concreta, donde vino esa ruptura definitiva, fue a inicios de los años setenta con el caso del poeta cubano Heriberto Padilla, quien fue torturado y obligado a retractase, por publicar el poemario Fuera del Juego, en el que condenaba la represión y la censura del régimen castrista. “Los poetas cubanos ya no sueñan/ni siquiera en la noche”, escribió. Vargas Llosa lo defendió y eso terminó siendo una ruptura irreparable. 1 Hace no mucho se estrenó un documental sobre todo esto de Pablo Giroud, donde podemos ver a Padilla hacer un mea culpa y reconocerse contrarrevolucionario, culpando incluso a su esposa y haciendo una "sentida autocrítica". 1


Vargas Llosa tomó otro rumbo, pero paradójicamente con el poder que adquirió en el mundo literario, podía hundir o hacer florecer carreras de escritores, así que era preferible guardar silencio o no hacer demasiadas olas con las críticas al maestro de las novelas. Por eso el libro de Los Genios de Jaime Bayly me parece relevante, porque Bayly, quien conoció bien a Vargas Llosa ya su familia y que luego se peleó con el Premio Nobel peruano y sus hijos, lo volvió un personaje en su más reciente libro, publicado en 2023, donde a partir de lo que supo el novelista y periodista, preguntando a amigos y escritores cercanos, incluso a Patricia, su esposa de Vargas Llosa, inventó una historia sobre la verdadera razón de por qué le dio un derechazo en el ojo izquierdo a su hermano y compadre el Gabo, un asunto que ahora ya no sabremos la verdad desde la propia boca del escribidor peruano, (por cierto, el periodista regañón Rafael Cardona, debería de haber leído este libro antes de decir en la radio, en su espacio con el horrible nombre de "El cristalazo" en el noticiario de Pepe Cárdenas, que no hay nada que decir de ese momento, en el que advierte además que él estuvo, ¡qué falta de imaginación, Rafael, aprende de Jaime!).


Ahora lo que nos queda es su literatura hasta el día que nos toca colgar los tenis, nos queda la de las grandes hazañas, la de las grandes mentiras, y la de la verdad manchada por el cotidiano. Bayly, la robusta oveja negra capitalista de la familia de escritores -presidentes- del Perú, se encargó de contar, desde Miami, la verdad de las mentiras de ese exabrupto machista del Premio Nobel, y con mucho humor para desacraliza bien y bonito, a ese par de genios, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, que ahora están muertos ambos, y que se fueron sin contar la verdad, pero es que hay que vivir para contarlo, ¿qué no? Bueno, lo vivieron y prefirieron guardar silencio. Bayly con su vena de periodista, por un lado, y su necesidad compulsiva de inventar historias, se echó al saco esta historia banal, y el que calla otorga, y otorga algo de verdad. Por eso en letras chiquitas Bayly escribió como no queriendo: "Este libro no es un texto histórico ni una investigación periodística. Es una novela, una obra de ficción, que entremezcla unos hechos reales, históricos, con unos hechos ficticios que provienen de la inventiva del autor".


Pero todavía mejor, porque su libro pasará a ser cine. Al menos eso me dijo cuándo lo entrevisté. Y si algo tal vez hubieran querido estos dos premios Nobel latinoamericanos es haber sido los héroes de una película que obtuviera el Oscar y la Palma de Oro, pero ésta también podría ser otra novela y luego otra película con Jaime Bayly como protagonista. En fin, qué puedo decir yo, que ahora soy tan solo un lector de algunas piedras de toque en el... ¿Hola? y escritor de artículos periodísticos con cierta inventiva y mediana creatividad.


 


 



  1. “Fui bañado en mugre'': uno de los grandes legados de Mario Vargas Llosa es su ruptura con la Revolución cubana
    https://www.elnuevoherald.com/noticias/america-latina/cuba-es/article304164366.html
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