*Encabeza la marcha de apertura del año jubilar en la Arquidiócesis de Xalapa y oficia misa, en donde pidió renovar la relación con Dios y preparase para una era de esperanza
Irineo Pérez Melo . | Xalapa | 05 Ene 2025
Luego de realizar la marcha de apertura del año jubilar, el arzobispo de Xalapa, monseñor Jorge Carlos Patrón Wong invitó a la feligresía católica a “caminar juntos, porque solos no sobrevivimos, ni a nivel humano mucho menos espiritualmente con nuestras propias fuerzas (…) ya no más individualismos, no más grupismo, no más divisiones, o caminamos juntos o hacemos equipos o creamos sinergias, o no se salva nadie o sufrimos todos”.
Al oficiar la misa dominical en la Catedral Metropolitana de Xalapa, pidió a la feligresía xalapeña a renovar su relación con Dios y prepararnos para una era de esperanza con el año jubilar que inicia en este 2025 en la arquidiócesis representamos a todos los sacerdotes a la vida consagrada, a los seminaristas aquí en pleno, a nuestras familias de nuestras parroquias y movimiento, a nuestros niños, jóvenes y adolescentes, aquí los encontraremos siempre.
Dio gracias a Dios a todos aquellos que “vivimos el último año jubilar del año 2000 con el Papa Juan Pablo II y le damos las gracias a todos los seminarias, niños y jóvenes que estarán como sacerdotes y como adultos que vivirán el año jubilar del 2050 y serán los que sembrarán la esperanza en los niños y jóvenes de ese tiempo”.
Ante los fieles que le acompañaron en la marcha por las principales calles de la capital veracruzana y que concluyó en la Catedral Metropolitana expresó a los ahora que en esa fecha serán sacerdotes y serán la esperanza y continuarán formando familias y nutriendo al Seminario de seminaristas y las casas de vida de consagración y de formación de vida religiosa.
Señaló que los que hemos vivimos el año 2000, hoy por bendición de Dios, nos regala volver a vivir este año jubilar, muchos de nosotros y me incluyo, no estaremos en el año 2050, pero hoy estamos gozosos, porque quienes vivimos el año 2000, hoy vemos a quienes harán y formarán la Iglesia en el 2050, y por eso todos los adultos sin excepción vivimos continuamente sembrando esperanza en nuestros niños, adolescentes y jóvenes.
“Que Dios nos siga regalando con mucha vida en nuestras familias, que Dios nos siga regalando con muchas vocaciones jóvenes en nuestro Seminario, que Dios nos siga renovando con jovencitas candidatas a ser religiosas en el año 2050. Hoy vivimos una esperanza nacida del pasado, con una esperanza cierta y verdadera para el año 2050, así es la Iglesia, terminando en la esperanza”, añadió.
Pidió a todos ellos que viven su año jubilar y que nos recuerden en su oración y en su gratitud, porque hicimos lo que deberíamos hacer: prepararnos para una era de esperanza, al tiempo de agradecer a todos aquellos que nos acompañaron en los últimos 25 años han hecho que seamos lo que hoy somos, como cristianos, como familia, como sacerdotes y como vida consagrada.
Hizo alusión al evangelio en el que refiere al inicio de la Iglesia, en donde mencionó dos palabras que aparecen en el trasfondo de los sabios de Oriente, que necesitamos vivir con fe y confianza; la primera es los sabios perseveraron, iniciaron un camino y llegaron a la meta.
“Hoy le pedimos al señor que perseveremos, como los sabios de Oriente, el camino no es fácil, tenemos que aprender en el camino, tendremos momentos en que no sea tan clara la realidad, tendremos obstáculos, poderes, corrupciones y tentaciones y todos podemos perseverar”, añadió.
Además, dijo que la gran ventaja de los que hemos caminado en nuestra patria en las últimas décadas que “hemos descubierto que no debemos seguir falsas estrellas; ni el poder ni la corrupción, ni los placeres ni el egoísmo, ni el individualismo, todos los ismos, no dan vida, no dan esperanza, solo multiplican sufrimiento, violencia, miseria, pobreza”.
Recomendó a todos a que caminemos viendo hacia arriba, como se hizo de manera simbólica en la peregrinación realizada, se camina junto a otros, ayudados por otros, nunca caminamos individualmente. Nosotros ni individualmente nacimos, nos auto-creamos.
“Quienes hemos vivido esta vida que, en la Iglesia, en la humanidad, en México, o caminamos juntos o hacemos equipo, o somos hermanos o creamos sinergias o no se salva nadie, sufrimos todos”, concluyó.