11 de Febrero de 2025
Internacional

“En los ojos de la gente vi reflejado el terror”

Un zumbido en los oídos lo alejó de la realidad por segundos. Help... I am here le imploraban en medio de aquella nata de polvo espesa que le impedía respirar. Ese fue el aliciente para levantarse y buscar entre los escombros vida. Lo hizo por más de veinte días.
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*Había personas inertes y con la mirada extraviada; madres con niños muertos en brazos; gente aplastada, afirma; la muerte de Osama bin Laden no alivia el dolor

Agencias . | Nueva York, EU. | 11 Sep 2011

Rafael Hernández aún tiene pesadillas: despierta agitado por los gritos que emergían de entre los hierros y trozos de concreto de las Torres Gemelas: help me. Help. I am here...

Cierra los ojos tratando de ocultar las lágrimas, pero no puede evitar que rueden por su rostro.

“Cuerpos que volaban y luego de estrellarse quedaban completamente desfigurados; otros, mutilados y desangrándose; ver a gente sepultada sin poder hacer nada. Fueron minutos de terror”, relata con voz débil este bombero mexicano a diez años del 11 de septiembre de 2001.

En segundos cambió su destino y sus planes. “Estaba a punto de ir a la playa cuando un avión se estrelló en una de las torres —presenció el impacto del vuelo 11 de American Airlines sobre la efigie a las 8:46—. Me asombró lo que vi, pero no entendí lo que pasaba hasta que escuché el ulular de las sirenas y a la gente correr. Por instinto me acerqué al lugar, mostré mi placa de bombero y de inmediato me incorporaron a una cuadrilla de rescate”, narra a unas horas de volver por enésima ocasión a la Zona Cero, donde la muerte reinó por días, donde inició su desasosiego.

“Como pudimos ingresamos al edificio. Si en el exterior se veía a gente huir sin rumbo, en el interior la imagen era aterradora: el fuego consumía algunas zonas; había personas inertes, unas con la mirada extraviada tratando de buscar una salida; madres con niños en brazos muertos; gente aplastada... Ayudé a sacar a algunas personas, pero mi esfuerzo era insuficiente. Mientras estaba dentro un segundo golpe sacudió el edificio —tiempo después sabría que aquel golpe seco lo produjo el vuelo 175 de United Airlines al estrellarse contra la torre sur—. Sólo recuerdo que bajé. Apenas estaba saliendo cuando crujió la tierra y perdí el equilibrio. El edificio en que había estado segundos atrás desapareció en una tolvanera de concreto. Cerré los ojos, pensé que todo había acabado”.

Un zumbido en los oídos lo alejó de la realidad por segundos. Help... I am here le imploraban en medio de aquella nata de polvo espesa que le impedía respirar. Ese fue el aliciente para levantarse y buscar entre los escombros vida. Lo hizo por más de veinte días.

Estados Unidos vivió el terror, el miedo se apoderó de la gente, ¿cómo hacer frente a ese ambiente? Sólo pensé en las personas que estaban adentro. Lo que me invadió fue un escalofrío al ver lo ojos de los cadáveres. Vi reflejado el terror en ellos. El miedo se pierde después de ver tantas tragedias, como la del terremoto de México en 1985 o la del Huracán Gilberto. No puedes detenerte a pensar, a sentir, a hablar. Un minuto perdido puede ser el fin de una vida y eso no te lo puedes permitir. Desde ese día Nueva York dejó de ser esa ciudad por la que transitabas y veías como parte de su atractivo sus rascacielos.

Cada año hay una breve ceremonia, ¿qué espera de distinto en ésta? Lo que espero no se puede dar. No puedes volver a atrás y ver esos edificios, a esa gente que transitaba con prisa sobre las aceras con celular en mano, abriéndose espacio para llegar a su destino. No es el Nueva York que conocí dos años antes de la tragedia. Se habla de un nuevo ciclo, de nuevas construcciones, de la muerte de un hombre, pero un edificio nuevo, una ceremonia, unas palabras del Presidente, no te sirven cuando estás aquí, sufriendo las secuelas de la tragedia. Cada año te buscan, te preguntan, quieren saber qué pasó. Nos graban los noticieros y luego nos olvidan. Queremos que nos escuchen, que sepan que aún hay gente sin apoyo, por ello accedemos. Discovery Channel fue uno de los primeros interesados en escucharnos y exponer nuestra situación.

¿Qué representó la muerte de Bin Laden? Nunca lo entendí. Matas a un hombre que ocasionó miles de muertes y crees que todo acabó. El terror en los ojos de esa gente no lo olvido. Algunas noches despierto sobresaltado. Están en mi mente, como en mi salud están las huellas de haber estado ahí. Tengo asma, reflujo gástrico, alergia, daño en el esófago... Cada antidepresivo, píldora o pastilla que tomo me remite a ese día. Creen que con la muerte de Osama bin Laden fue suficiente, pero no es así, hay mucha gente que aún lucha por salir adelante y recibir alguna compensación. La barbarie no se combate con ese mismo sentir.

Rafael Hernández aún tiene pesadillas. Observa la Zona Cero y la memoria le remite a los gritos que surgían de entre esa mole de concreto en que quedaron reducidas las Torres Gemelas: Help.