El mercado interno de México es fuerte, por lo que no sería catastrófica una guerra comercial con Estados Unidos en el corto plazo, de unos meses solamente (pensando en que al vecino país del norte tampoco le conviene tener aranceles a largo plazo), pero sí frenaría las expectativas de crecimiento e inversión, y en el mediano plazo afectaría el desarrollo económico de nuestro país. Además, la medida pretendida por el presidente Donald Trump contribuiría a profundizar la caída de la integración comercial que presenta las cadenas de valor más importantes de América del Norte, señalaron economistas de la UNAM.
En la conferencia de prensa: “¿Qué pasa con los aranceles impuestos por el gobierno de Estados Unidos a México?”, José Manuel Márquez Estrada, académico del Instituto de Investigaciones Económicas, recalcó que al imponer aranceles “no hay ganadores”. Se incrementa la recaudación y los gobiernos tienen más recursos para hacer inversiones estratégicas, pero eso no ocurre si se hace de un día para otro, sin un plan claro.
Consideró que la imposición de aranceles no es sólo una medida económica, sino más bien geopolítica, de negociación de diferentes aspectos –como el regreso de empresas que llegaron a nuestro país por las ventajas competitivas que aquí existen–, pero que tendría muchas repercusiones, entre ellas, inflación, afectaciones para el crecimiento de la economía y elevación del costo de la mano de obra, por lo que desde el punto de vista económico esa medida “no tiene sentido”.
Además, merma la competitividad de América del Norte. No se ve como una región integrada, sino una zona donde cada país pugna por sus propios intereses, a diferencia de otras partes del mundo, dijo.
También hay efectos a corto plazo para México, por ejemplo, en el tipo de cambio, que el domingo pasado alcanzó los 21.50 pesos por dólar; y en el mediano plazo se perderían inversiones importantes si no se respeta el T-MEC. Además, podría registrarse un aumento de costos para las empresas y una reducción de la productividad.
Tampoco hay que perder de vista que hay algunos productos que traspasan la frontera varias veces antes de finalizar su producción. Si en cada cruce se paga 25 % de arancel, sería una locura.
El experto advirtió que el mayor costo de los aranceles propuestos por el mandatario estadunidense afectaría a los consumidores de la Unión Americana, y es lo que ha tratado de comunicar la Presidencia de México. “Es una especie de impuesto que le pone EU a sus consumidores, lo cual no va a tener apoyo, como se vio por parte de varios sectores que ya están protestando”.
Márquez consideró que la respuesta de la presidenta de México fue muy bien pensada y estructurada, señalando la corresponsabilidad que tiene Estados Unidos en los problemas planteados, y proponiendo soluciones.
Samuel Ortiz Velásquez, académico de la Facultad de Economía, recalcó que de los más de 10 mil tipos específicos de productos que México exporta al vecino país del norte, apenas 313 de ellos, que totalizan 346 mil 594 millones de dólares (2023), van a absorber 80 % del arancel del 25 %. Es decir, menos de 3 % de los productos mexicanos exportados van a pagar ese costo. Y de ese total, 198 productos correspondientes a los capítulos de maquinaria y equipo, electrónica y eléctricos, y de autopartes y automotriz absorben 60 % del nuevo arancel.
En principio, coincidió, los principales afectados por la medida arancelaria son las empresas importadoras estadunidenses y los consumidores finales en aquel país. El impacto también afectará a las cadenas de valor que se han desarrollado, primero con el TLCAN, y ahora con el T-MEC.
El experto señaló que otro impacto asociado a los aranceles estaría vinculado a la pérdida de empleos; si en EU los importadores deciden producir parte de las mercancías en su país o importar desde Asia, de países como Vietnam, se verían afectados los puestos de trabajo en México. Las cadenas productivas, en especial la automotriz, y la de alimentos y bebidas, son las máximas generadoras de empleo industrial en nuestro país (correspondiente a dos terceras partes del empleo manufacturero).
Es claro que México está interesado en permanecer en el T-MEC; Trump también, pero en un acuerdo más favorable a los intereses de su país. Así se hará visible en su próxima revisión. Para México será importante poner sobre la mesa un tratado más amplio, incluso, de cooperación en materia migratoria y de infraestructura común.
Asimismo, sugirió revisar el Plan México, estrategia de industrialización que es un plan anti-China; el secretario de Hacienda, durante su anuncio, hizo referencia a que si la región logra sustituir el 10 % de las importaciones chinas, ello puede significar al menos un crecimiento de un punto porcentual sobre el nivel actual del PIB nacional.