01 de Febrero de 2025
Internacional

El temor y la esperanza en las fronteras de México


: Un detenido hondureño, con esposas en los tobillos, aborda un vuelo de deportación en Mesa, Arizona, en 2013. /
: Un niño hondureño viendo una película en un centro de detención para menores no acompañados en McAllen, Texas, en 2014. /
: Un agente de la Patrulla Fronteriza persigue a un migrante en Falfurrias, Texas, en 2014. /
Guatemala, Guatemala : Familias en un funeral de dos niños que fueron secuestrados y asesinados en febrero de 2017, en San Juan Sacatepéquez, Guatemala. /
: Un hombre que se sospecha fue asesinado por alguna cuestión relacionada con narcotráfico en Acapulco, México, en 2012. La violencia en esa ciudad, alguna vez el destino turístico más importante de México, ha incitado la salida de muchos habitantes. /

*Desde la elección de Trump ha disminuido la cantidad de migrantes detenidos cuando intentan cruzar a Estados Unidos, aunque históricamente sigue siendo alta. Muchos le atribuyen esta reducción a la retórica de Trump y a un entorno hostil en Estados Unidos

| | 28 Mar 2018

Durante casi una década, el fotógrafo John Moore ha recorrido la frontera entre México y Estados Unidos para dar cobertura al tema de la inmigración desde todas las perspectivas: la estadounidense, la mexicana, la inmigrante y la de los agentes fronterizos.

Su descripción de la frontera es literal y figurativa.

Captura imágenes vaporosas del meandro del río Bravo y de los muros oxidados que ondean por encima del pasto despintado por el sol; las líneas de defensa naturales y las hechas por el hombre. También toma retratos íntimos de migrantes y de agentes fronterizos que se enfrentan de cada lado.

Muestra a los migrantes que yacen en pisos fríos de concreto de centros de detención o acurrucados debajo de la poca sombra que les ofrecen los árboles mientras los agentes fronterizos circulan el cielo en helicópteros; sus imágenes captan cuando los ponen en una fila, esposados e iluminados únicamente por las luces azules y rojas de los vehículos de la policía.

La actuación policial se vuelve parte del paisaje: rígida y persistente, tan fija como las vallas, las montañas y la infraestructura que patrullan. Vigilan tramos de bosque y tierras agrícolas con rifles dispuestos. Escuchan impávidos mientras la gente grita epítetos raciales en mítines antimigrantes.

Sin embargo, para Moore, la inmigración comienza y termina mucho más allá de la frontera: esta es solamente una línea donde el miedo y la esperanza se juntan para dar forma a la política.
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La frontera de Moore desciende hasta los barrios controlados por pandillas de Honduras, donde la violencia y la inseguridad están obligando a un número récord de familias a escapar. Se extiende cientos de kilómetros al norte, desde los desiertos cobrizos de Arizona hasta las tierras agrícolas de Colorado, donde los trabajadores migrantes cultivan y cosechan col rizada orgánica.

Una joven madre decide que las probabilidades de sobrevivir un trayecto de 1600 kilómetros a Estados Unidos son mejores que las de quedarse en casa y así comienza el viaje de su familia. Para algunos, los trayectos terminan en un casillero con las pertenencias de “desconocidos”, los restos de los anónimos. Para otros, el final son bolsas blancas en las que viajan como cadáveres.

Moore ha hecho una crónica del viaje de los inmigrantes a lo largo de los años y recientemente recopiló en un libro la obra para la que viajó decenas de veces, que llamó la atención particularmente después de la elección de Donald Trump, cuando la frustración estadounidense en torno a la inmigración ilegal se vio reflejada en el ahora presidente.

Algunos días después de la elección, Moore estaba en un avión de regreso a la frontera para continuar dándole forma al texto que terminaría por convertirse en un libro.

Desde la elección de Trump ha disminuido la cantidad de migrantes detenidos cuando intentan cruzar a Estados Unidos, aunque históricamente sigue siendo alta. Muchos le atribuyen esta reducción a la retórica de Trump y a un entorno hostil en Estados Unidos.

Sin importar cómo cambien los números, las imágenes de Moore reflejan una verdad estadounidense: pese a la furia y el debate en torno a la inmigración a Estados Unidos no parece que haya grandes cambios en el terreno.