Por Victoria Cardiel
El Papa Francisco aprobó este lunes el reconocimiento de las "virtudes heroicas" del arquitecto español Antoni Gaudí (1852-1926), según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El diseñador de la Sagrada Familia, la famosa basílica neogótica de Barcelona consagrada por Benedicto XVI en 2010, es, por tanto, ahora "venerable". Se trata del primer paso hacia la beatificación y canonización del hombre apodado "el arquitecto de Dios".
Gaudí fue enterrado en la cripta de la Sagrada Familia a la que dedicó los últimos catorce últimos años de su vida, en los que rechazó cualquier otro proyecto.
De los tres frontales realizó uno, dedicado a la Natividad. El segundo, dedicado a la Pasión de Cristo, se realizó sobre diseños de Gaudí tras su muerte. El tercero, la Gloria, está aún por realizar.
Gaudí confesaba ser católico por educación y por convicción. “La fe en Dios me ayuda, me consuela y me da fuerzas en las situaciones delicadas”, afirmó en una ocasión.
Apasionado por la perfección, vivió heroicamente las virtudes cristianas, intentando dar gloria a Dios mediante su obra. Cada día, después de Misa, buscaba con serenidad el breve contacto con la naturaleza, verdadera causa de su inspiración.
Trabajador infatigable, convencido del espíritu franciscano, buscaba en la naturaleza el Espíritu de Dios. Su arquitectura, única en el mundo, ha quedado reflejada en numerosos ejemplos en Barcelona: el Palacio Güell, Casa Milá, Balcones de la Pedrera, Escuelas de la Sagrada Familia y la finca Güell en la Avenida de Pedralbes, donde jugó con cristales y azulejos, combinados con inteligencia.
Su devoción mariana ha quedado plasmada en el edificio de las misiones africanas de Tánger, y el Rosario en la Montaña de Montserrat. La huella de Gaudí también está presente en el monasterio benedictino de Villaricos, en Cuevas de Vera (Almería), y en el colegio de Jesús María, en San Andrés del Palomar.