04 de Diciembre de 2024
Cultural

La falta de una política de prevención de la desaparición forzada es el gran escándalo de nuestro tiempo: Claudio Lomnitz


Foto:

*El antropólogo, miembro de El Colegio Nacional, dictó la conferencia La Guerra como contexto para las desapariciones, como parte del ciclo Contribución al análisis de contexto de las desapariciones en Zacatecas *Se han cometido dos errores a la hora de estudiar el problema, asignando erróneamente el origen en la Guerra Sucia de los 60 y 70, dijo el colegiado *Necesario conocer la historia económica de las organizaciones del crimen organizado en México para estudiar y conocer el fenómeno

| | 07 Feb 2024

De no entender las dinámicas de los conflictos armados actuales del crimen organizado y los patrones de desaparición forzada que utilizan, resulta “imposible desarrollar políticas de prevención congruentes y bien pensadas”, afirmó el antropólogo Claudio Lomnitz, miembro de El Colegio Nacional, al retomar su ciclo de conferencias Contribución al análisis de contexto de las desapariciones en Zacatecas.


“La falta de una política de prevención congruente, bien pensada y bien financiada, basada en investigación científica es, sin duda, uno de los grandes escándalos de nuestro tiempo y deja de manifiesto el fracaso del Estado mexicano como paladín o defensor de las poblaciones más vulnerables”, señaló el colegiado al dictar la ponencia “La Guerra como contexto para las desapariciones”, en el Aula Mayor de El Colegio Nacional.


Lomnitz se refirió a dos “errores” recurrentes a la hora de hablar y estudiar las desapariciones en México. El primero consiste en la asignación de un precedente y el punto de origen del problema: “En el caso de la desaparición que nos concierne, por ejemplo, se encuentra que hubo una práctica de desaparecer personas por parte de las Fuerzas Armadas durante la primera Guerra Sucia de los años 60 y 70, y se nombra este precedente como el origen de la crisis actual, pese a que la dinámica, causa y naturaleza de las desapariciones de entonces es distinta de la actual”.


El segundo error, explicó, se deriva del primero y consiste en la elaboración de “un diagnóstico equivocado respecto a la naturaleza misma de eso que se está queriendo analizar; en este caso, al identificar el origen de la desaparición contemporánea en la Guerra Sucia, se postula de manera implícita que el fenómeno actual es una variante de una represión orquestada desde el Estado por las Fuerzas Armadas en contra de la sociedad civil, en cambio, la realidad es que el fenómeno contemporáneo de la desaparición tiene su origen en una transformación económica que inicia después de la Guerra Sucia y que lleva a unos usos de la violencia motivados por factores muy distintos a los que guiaron la violencia de la llamada Guerra Sucia”.


El gran error de esta manera de proceder, que ha dominado tanto el discurso público como buen número de análisis académicos, “es que al postular una historia continua se dejan de estudiar los quiebres, las innovaciones y los cambios de prácticas que son, al final, lo que hay que entender, y así uno desea, o nosotros deseamos, que haya una relación efectiva entre la investigación científica y el desarrollo de políticas de prevención y de pacificación”.


“Irónicamente, entonces, la obsesión sobre los orígenes que ha dominado la discusión mexicana termina evitando la investigación histórica a cambio de una obsesión con los inicios o con lo que podríamos llamar los mitos de origen como, por ejemplo, que todo empieza en la Guerra Sucia, o bien, que toda explicación empieza o termina con la declaración de la guerra contra las drogas del 2006 de Felipe Calderón”, enfatizó el antropólogo social.


Para entender el problema, sugirió analizar las transformaciones económicas y sociales que se dieron en México a partir de los años ochenta, “es decir, después de la Guerra Sucia y antes de la guerra de Calderón es el inicio de la transformación de la relación Estado-sociedad que marca y encuadra la dinámica de desaparición que estamos sufriendo y padeciendo hasta el día de hoy”.


En ese contexto, resulta indispensable conocer la historia económica de las organizaciones del crimen organizado que operan en México. “Todavía no conocemos la historia económica de las diversas organizaciones criminales del país, ni tampoco la de las organizaciones que operan o han operado en el estado de Zacatecas (…) La falta de una historia económica del crimen organizado importa mucho para nuestro tema, porque muchas de las desapariciones resultan precisamente de consideraciones económicas”.


A partir de un artículo de Samantha Pérez Dávila, el colegiado enumeró los ramos de actividad económica a los que se ha extendido el crimen organizado en México: “Además del narcotráfico, tanto en su rubro de exportación, como de narcomenudeo, nuestra autora menciona las siguientes ramas de actividad económica que ha explotado el crimen organizado en México: trata de personas, tráfico de migrantes, extorsión y cobro de piso, secuestro, piratería, robo de combustible, robo de vehículos en carreteras federales, tala ilegal, extorsión a mineras, tráfico de agua, tráfico de equipo médico y medicamentos y mini préstamos”.


En Zacatecas, Lomnitz identificó además “el ejercicio violento en la venta local de cerveza, ejercicio violento de monopolios en la venta local de cigarros, ejercicio violento sobre organizaciones gremiales como, por ejemplo, taxistas o involucramiento en rencillas en los sindicatos de mineros, cobro de impuestos por volumen de producción agrícola, cobro de impuestos por volumen de producción ganadera, cobro de impuestos en la venta de materiales de construcción, desviación de pagos municipales para gastos de la organización”.


“A esta lista de actividades económicas habría que agregar algunas prácticas que, sin ser en sí mismas un rubro económico de actividad para el crimen organizado, sí son prácticas de enriquecimiento como, por ejemplo, ocupación de predios rurales sin pago de renta, ocupación de casas, urbanas y rurales sin pago de renta, fijación de precios de productos agropecuarios y de productos de necesidad básica tales como carne y tortillas, expropiación de bienes de personas desaparecidas o asesinadas”.


Por tanto, “una política de prevención necesitaría conocer la forma en que se van extendiendo, o contrayendo, los rubros en que opera el crimen organizado, con focos amarillos o rojos cada vez que el crimen organizado se extiende a un nuevo rubro ya que cuando el crimen se abre a una nueva actividad usualmente tiene que hacerlo de manera violenta, ya que su ingreso siempre significa la expropiación, privatización de un bien privado o público y eso sólo se logra a punta de amenazas, pero también, frecuentemente, se tiene que demostrar de manera fehaciente con golpes, secuestros, desapariciones o asesinatos”, comentó Lomnitz.


Categorías de la desaparición


En su nivel más básico, Claudio Lomnitz categorizó las desapariciones en dos modalidades: “Aquellas que conforman un momento o estrategia ligada al homicidio y que se da cuando la organización no quiere que aparezca el cuerpo de su víctima y aquellas desapariciones que son en alguna modalidad de rapto. Es decir, una desaparición que es un aspecto de un asesinato, una estrategia ligada a un asesinato, y otra que es una estrategia ligada a un rapto, a un secuestro”.


En la primera, se refirió a tres tipos de desaparecidos: “Los que forman parte de la organización criminal que desaparece al muerto, a su propio muerto; segundo, los que son miembros de una organización rival; y tercero, los que forman parte, por llamarla así, de la sociedad civil”.


“La desaparición de muertos que pertenecen al propio grupo criminal es una práctica amplia, pero que no ha sido estudiada al detalle, se trata de una práctica orientada, o bien, relacionada, a soldados caídos en una batalla o en un zafarrancho, o a soldados que han sido ajusticiados por sus propios compañeros; resulta muy difícil calcular números al hablar de este tipo de caso, pero sí podemos señalar, sin dudarlo, que se trata de una práctica muy extendida”.


En tanto, la desaparición de personas de grupos contrarios “es, al parecer, una práctica más compleja y menos estudiado”. Lomnitz compartió sus consideraciones al respecto: “En caso de batallas abiertas frecuentemente se dejan tirados los cuerpos de los enemigos, a menos de que la batalla haya sido en un descampado y no haya autoridades, o miembros de la sociedad civil, que los recojan, en cuyo caso hay un buen número de narraciones que sugieren la búsqueda de soluciones expeditas como la cremación con gasolina”.


“Cuando la matanza ocurre de manera controlada, como sucedió en San Fernando, Tamaulipas, se escoge el lugar en que se darán las ejecuciones por su terreno arenoso, y la facilidad de enterrar masivamente a los cuerpos de los enemigos con ayuda de maquinaria, estos son también desaparecidos y algunas fosas que se han encontrado son ejemplos de esto, además de esta práctica, orientada a desembarazarse de cuerpos juzgados como poco importante, ya sea por ser de soldados reclutados o de bajo estatus, o porque son de soldados enemigos, hay una lógica de desaparición deliberada cuya finalidad explícita es torturar a la familia del desaparecido o, al menos, darle un castigo ejemplar al desparecido”, dijo.


El tercer caso, el de los desaparecidos de la sociedad civil, señaló, “generalmente es una manera de dejar a la familia o comunidad en la que se arranca una persona, en la incertidumbre, cosa que facilita la inacción de las autoridades que tienen un pretexto para no investigar la violencia bajo la filosofía, totalmente indefendible, de que, entre comillas, sin cuerpo no hay delito. Aísla totalmente a la familia del desaparecido que no podrá pasar un proceso de duelo normal, que frecuentemente también se siente insegura de ir o no a declarar la desaparición por temor de que, sí declara, mataran seguro a la persona que ha sido desaparecida, en cambio, si no declara, en una de esas la tienen trabajando”.


En todos los casos de personas desaparecidas, de la sociedad civil, enlistados por Lomnitz, “la desaparición se relaciona con una regulación de flujos de dinero, es decir, que se puede ver como un momento de una estrategia que busca construir una relación de extorsión hacia toda una clase de personas, en esta clase de contexto, la desaparición puede ser vista como una estrategia emparentada a la construcción de estructuras de cobros de impuestos como parte de una organización que podríamos calificar de paraestatal, en la medida que regula las relaciones de propiedad”.


Un caso, sin embargo, “dolorosamente frecuente en la Zacatecas actual” es el de la desaparición para el trabajo forzado: “El crimen organizado ha tenido rachas de ingresar a casas a robarse a jóvenes, notablemente en la ciudad de Fresnillo, en algunas rancherías, notablemente en los municipios de Jerez y Fresnillo, pero también en otras zonas, por ejemplo, Valparaíso y otros municipios, ha habido desplazamiento de poblaciones completas motivadas por el robo de jóvenes por parte de un cartel”.


“Debido a la falta de difusión, de información policial, realmente no sabemos bien para qué están robando a estos jóvenes. Sabemos que están entrando a casas o, en las calles están robándoselos, pero no sabemos bien para qué se los están robando, pero por los números altos de raptos, por ejemplo, de sus profesiones, la gente suele suponer que se los llevan para entrenarlos para ser sicarios. El hecho que tras años de estas prácticas ni siquiera tengamos confirmación de este hecho, habla de la falta de justicia general que hay en torno al tema de la desaparición”.


Lomnitz agregó: “los espacios en que son desaparecidos estos presuntos reclutas también merecen alguna atención, lo común es la desaparición en algún espacio público, a veces en espacios públicos que en principio estarían vigilados, pero ha sido notable el hecho, cuya fecha de inicio aún no hemos podido establecer, de grupos armados entrando a domicilios a altas horas de la noche, o en la madrugada, para llevarse personas, este segundo tipo de desaparición difiere del primero, porque implica que la persona desaparecida es un blanco específico, o su familia, mientras que en el primero, cualquier joven podría ser en principio reclutado”.


Como parte del ciclo Contribución al análisis de contexto de las desapariciones en Zacatecas, Claudio Lomnitz dictó la cátedra “La Guerra como contexto para las desapariciones”, la cual está disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.