Este movimiento no solo dejó una profunda huella en México, sino que también tuvo un impacto duradero en América Latina, especialmente en Argentina, Panamá, Cuba, Guatemala y Chile.
Muralistas como David Alfaro Siqueiros, Xavier Guerrero, Fernando Leal, Carlos Mérida, Juan O’Gorman y Jorge González Camarena, entre otros, utilizaron sus obras para promover la unidad latinoamericana, la solidaridad y el antiimperialismo.
Expertos del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM reflexionaron sobre el legado de este movimiento en la región en la jornada académica “Muralismo mexicano en Latinoamérica”. Basándose en investigaciones iniciadas en 2023, buscan comprender los vínculos específicos que se establecieron entre artistas e intelectuales del continente, explorando cómo se relacionaron el arte y la política en este marco histórico.
Arte con sabor a revolución
El trabajo de los muralistas mexicanos llamó la atención en varios países, por lo que eran constantemente invitados a hablar sobre qué los inspiraba y cómo elaboraban los murales, o incluso se les solicitaba realizar alguna obra en el extranjero. Ese fue el caso de Fernando Leal, quien fue invitado a Panamá.
El pintor, nacido en la Ciudad de México, llegó a sufrir censura en nuestro país porque las autoridades consideraban que algunas de sus piezas tenían un alto contenido erótico; en 1928, por ejemplo, su mural La escala de la vida fue reducido a escombros.
Sin embargo, en general, su obra reflejaba temas sociales, y él fue considerado un exponente importante del movimiento muralista.
Neptuno encadenado, ¿y censurado?
En 1935, el rector del Instituto Nacional de Panamá, Octavio Méndez Pereira, invitó a Leal a realizar un mural en la entrada del Aula Máxima de aquella entidad académica.
El muralista mexicano aceptó la solicitud y creó Neptuno encadenado, pieza en la que expresaba su posición crítica frente a la intervención estadounidense en América Latina.
“Esta obra causó un revuelo mediático e incluso amenazó las relaciones diplomáticas entre México y Panamá. En ella se plasmaba una representación satírica, pues el dios romano del mar aparece desnudo y encadenado por dos miembros del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, al tiempo que es prensado por dos estructuras metálicas de las que brota el agua del mar, en una clara referencia a la construcción del canal de Panamá”, dijo Claudia Garay Molina.
La especialista del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM agregó: “Leal decidió representar el capitalismo estadounidense en la figura de un hombre blanco, viejo y regordete, que sonríe mientras sostiene en su mano derecha un pliego en el que se lee ‘Tratado’, como una alusión al acuerdo que se negociaba en ese momento entre Estados Unidos y Panamá para reconocer la soberanía del país centroamericano, pero también para proteger los intereses económicos estadounidenses”.
En la pintura también se puede observar una referencia a la United Fruit Company, una multinacional que se dedicó a la producción y comercialización de frutas tropicales (especialmente plátano) cultivadas en América Latina.
De acuerdo con Garay Molina, quien es doctora en Historia del Arte, Neptuno encadenado constituye una crítica radical al imperialismo estadounidense sobre los países centroamericanos y a la injusticia social y pobreza que se considera acarreó en aquellas naciones, particularmente en la época de las llamadas guerras bananeras, serie de conflictos que se sostuvo entre 1898 y 1934.
El humor, su aliado para hacer crítica social
Con base en el trabajo de investigación que ha realizado sobre su obra, Garay Molina define a Fernando Leal como un pintor que siempre criticó a la política a través del humor satírico, ya que estaba muy influenciado por publicaciones francesas y alemanas que utilizaban este recurso. “Por eso, hasta cierto punto, era comprensible que algunas de sus obras no cayeran tan bien”, comentó.
Admirador de los luchadores sociales
Por otro lado, obras como La epopeya bolivariana y los libertadores de América —comentó Raúl Rueda, maestro en Historia del Arte por la UNAM— muestran que Leal estaba muy ligado al discurso revolucionario. Este mural fue realizado con motivo del centenario de la muerte de Simón Bolívar, pero también para resaltar a seis líderes de las guerras de Independencia en América Latina: Francisco de Miranda, José Gervasio Artigas, José María Morelos, Alejandro Petión, Francisco Morazán y José de San Martín.
La obra se realizó en dos procesos: la primera etapa se completó de 1930 a 1933 y la segunda, de 1937 a 1942. Más allá de Bolívar y los libertadores, el mural representa la lucha por la liberación de los oprimidos y la justicia social, el logro de la soberanía y la construcción de la alianza entre las democracias afines.
Garay Molina, para terminar, comentó que la obra de Fernando Leal ha sido infravalorada y es necesario darle una mayor difusión, ya que en ella estuvieron presentes, de algún modo, casi todos los movimientos sociales de la década de 1920. “Hay gente que reprocha su falta de contenido crítico hacia lo político, pero, en realidad, su postura siempre fue muy severa, al grado de exhibir todas las desigualdades entre los sectores de la población”, apuntó.