07 de Febrero de 2025
Internacional

A recuperar el tiempo con China: José Antonio Meade

Para Meade, el actual intercambio de más de 60 mil millones de dólares anuales, que es favorable a la República Popular China en proporción de casi 10 a uno, deja mucho espacio para crecer en términos de inversión y comercio.
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*A unas horas del arribo del presidente chino Xi Jinping a la capital mexicana, el canciller considera que la relación entre ambos países está “lejos de su verdadero potencial”

Agencias . | Ciudad de México | 04 Jun 2013

México y China son dos economías importantes que en su relación bilateral “estamos lejos de nuestro potencial”, afirmó el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade Kuribreña, pocas horas antes de que el presidente Xi Jinping llegara a México.

Para Meade, el actual intercambio de más de 60 mil millones de dólares anuales, que es favorable a la República Popular China en proporción de casi 10 a uno, deja mucho espacio para crecer en términos de inversión y comercio.

Y tan importante como eso, o más, es la decisión política de que uno de los primeros viajes internacionales del presidente Enrique Peña Nieto fue a Asia y en concreto a China; al mismo tiempo, a menos de dos meses, la primera visita de Estado que recibe el nuevo gobierno mexicano es del presidente Xi Jinping.

Y en ese sentido, que la presencia china en México y de México en China se refleje en inversiones, en intercambios educativos y científicos, y sobre todo, en lo comercial.

El canciller habla también de turismo, de exportaciones de petróleo, de determinaciones políticas que ayuden a una mayor colaboración en términos de comercio legal y de seguridad.

Meade habla de la creación de andamiajes para la mejor relación comercial entre los dos países y rechaza la idea de confrontaciones.

“Yo fui testigo”, señaló, al recordar, por ejemplo, que en años recientes México y China se coordinaron en el marco del G20 y subrayó que la relación entre los dos países es “vieja”, de siglos, y “nueva” de apenas cuatro décadas.

Una relación tan vieja que es simbolizada por la “Nao de China” y la “ruta de la seda”, por la vigencia del peso-oro mexicano en Asia; y tan nueva como la irrupción de China Popular en el ámbito internacional y el principio de una sola China consagrado en 1972.

En ese sentido no rehúye, pero responde circularmente a una pregunta sobre la posibilidad de que China busque apoyo de México en sus reclamaciones, sean en términos de soberanía del Mar de China o de geopolítica en el caso de la península coreana. En términos reales, se acoge a las resoluciones de las Naciones Unidas y los principios de diálogo y resolución pacífica de los conflictos.

Igualmente aborda una pregunta sobre las quejas de productos de imitación o de los llamados piratas y se concreta a subrayar que “son retos que habremos de encauzar en temas de cooperación”.

Meade no rehúye preguntas, pero tiene una visión evidentemente optimista de las posibilidades de la relación no sólo con China, sino de los vínculos y las asociaciones en que participa México, sean en la Alianza del Pacífico o en América Latina.

“El comercio internacional no es un juego de suma cero”, afirmó.

En el marco de una conversación con Excélsior, el funcionario hizo también una expresión de fe en América del Norte como región y en México como “una nación de pertenencias múltiples, en vecindarios múltiples”.

Meade describió a México como un país profundamente comprometido con América del Norte —“para México es importante que sea más competitiva y próspera”—, con Centroamérica y el Caribe —la prosperidad de México es importante para la prosperidad centroamericana y viceversa—, con América Latina en general, con Asia...

De hecho, mientras habla de la Alianza de Pacífico —compuesta por Colombia, Chile, México y Perú— como un audaz intento de integración latinoamericana, asegura también que cualquier camino a la integración regional pasa por la coordinación de México y Brasil.

Y en ese sentido, la conversación retorna una y otra vez a la visita de Xi Jinping y sus perspectivas. Para Meade es algo simple: no es correcto hablar de una confrontación México-China o de una competencia por mercados; la competitividad de México le ha permitido superar el impacto y aún ganar espacios pese a la entrada de China en los mercados internacionales.

Cierto, comentó, al principio hubo pérdida. Pero ahora, el mejor ejemplo es la relación comercial con Estados Unidos: hace diez años México era el diez por ciento del comercio internacional estadunidense y ahora es el 13 por ciento, además de que ese intercambio creció también en cifras absolutas, pero en términos de proporción pasó de casi 90% de las exportaciones mexicanas a poco menos del 80 por ciento.

Y al mismo tiempo, insistió en que el que un país como México, capaz de comerciar un millón de dólares por minuto con una nación como Estados Unidos, exporte a China lo que vende ahora —unos cinco mil 700 millones de dólares en 2012—, corrobora que el comercio bilateral está lejos de cumplir su potencialidad.

En ese marco, los últimos contactos entre el presidente Enrique Peña Nieto y el presidente Xi Jinping, llevaron a la determinación de crear un “mapa de ruta” que permita un mayor intercambio entre ellos, en una suerte de relanzamiento que lleve a una mayor presencia de China en México y de México en China.

Ya por la tarde, en entrevista con Grupo Imagen Multimedia, el embajador de México en China, Julián Ventura Balero, consideró que la relación entre ambos países no ha sido aprovechada al máximo, pese a su importancia.

“Es una relación tremendamente importante para nuestras relaciones internacionales, una relación que data ya de hace más de cuatro décadas, una relación que se ha ido enriqueciendo progresivamente, pero que tienen un enorme potencial no aprovechado”, dijo el diplomático.

EU ve sin recelo amistad con Pekín

Analistas en Washington consideran positivo el acercamiento México-China.

Estados Unidos observa el acercamiento de China a Latinoamérica como un movimiento comercial y económico, y en ese marco la visita a México del presidente Xi Jinping es algo positivo, indicaron especialistas estadunidenses.

“Es natural que México y China busquen hacer una relación económica productiva. Eso es lo que se espera”, dijo Michael Shifter, presidente del Interamerican Dialogue, al subrayar que el gobierno estadunidense, al menos en su mayor parte, no está preocupado.

“Estados Unidos no ve esto como un juego de suma cero. No es una cuestión de preocupación”, agregó, en un señalamiento que fue ampliamente compartido por otros especialistas, aunque al mismo tiempo parecía haber una mayor atención estadunidense a la región.

Dado que México y Estados Unidos miran cada vez más hacia el Pacífico “y, a menudo de manera coordinada, es probable que sea útil tanto para México como EU tener canales abiertos a China”, consideró Andrew Selee, vicepresidente del Woodrow Wilson Center, en Washington.

Bruce Bagley, de la Universidad de Miami, consideró a su vez que es una oportunidad para que México negocie mejor con China en términos de inversión directa. “EU seguirá siendo el socio comercial clave para México, pero China es un mercado enorme y creciente que México debe tratar de aprovechar plenamente... México no lo ha hecho todavía”.

La atención de China a Latinoamérica levanta, sin embargo, algunas cejas y de acuerdo con la cadena McClatchy “empuja a Estados Unidos a acelerar su acercamiento a las rápidamente emergentes economías (latinoamericanas), que muestran una influencia global.

En ese marco, el viaje del presidente Xi “ocurre después del reciente viaje del presidente Barack Obama a México y Costa Rica, y sigue sólo un día después a la gira trinacional del vicepresidente Joe Biden por la región”, consignó la misma organización.

En realidad, apostilló Eric Farnsworth, vicepresidente de la Sociedad de las Américas, EU observa la situación “con cuidado”, pero no toman posición al menos pública, lo que en su opinión es positivo para la visita de Xi.

De hecho, David Shirk, politólogo de la Universidad de San Diego y director del Instituto Transfronterizo, hizo notar que “la política estadunidense hacia México y la mayor parte de Latinoamérica está a la deriva cuando se trata de la cada vez mayor presencia china... Es tiempo de oler los wontons e iniciar un más robusto compromiso con nuestros vecinos latinoamericanos”.

Pero Duncan Wood, director del Programa México del Wilson Center, hizo notar a su vez que ésta es la segunda cumbre entre China y México en un par de meses, y eso refleja la creciente importancia de México en los asuntos mundiales, tanto como el hecho de que China tome más en serio a México como socio y competidor económico.

“Para EU, un México más importante y más firme a nivel internacional es un hecho positivo, porque refuerza el impacto de la región de América del Norte en los asuntos mundiales”, opinó.

Viento a favor en la relación

El comercio entre México y China nunca ha sido igualitario. La Nao China, que conectó de forma periódica los puertos de Manila y Acapulco a partir de 1565, es un buen ejemplo.

De América llegaba la plata codiciada por los comerciantes chinos que vivían en Filipinas, mientras que en Asia las naves cargaban principalmente cerámicas y sedas provenientes de los puertos de Fujian. Una vez en México, muchos de estos productos eran trasladados por tierra hacia Veracruz, donde ponían rumbo a España, conectando así por vez primera los mercados de Asia, América y Europa, en lo que muchos historiadores consideran un preludio de la globalización.

Hoy, en un mundo ya verdaderamente global, México se enfrenta a un dilema similar en sus relaciones con el antiguo Imperio del Centro: ¿Cómo sacar partido del comercio con China? Al igual que el resto del mundo, el país azteca ha acusado con fuerza el impacto de las manufacturas asiáticas, tanto en el propio mercado interno, como en Estados Unidos, a diferencia de otros países latinoamericanos. Sin embargo, México no ha aprovechado gran parte de los beneficios del ascenso de China: las millonarias inversiones y las exuberantes compras de materias primas e hidrocarburos han pasado mayoritariamente de largo.

Brasil, por ejemplo, el mayor socio comercial de China en Latinoamérica, ostentó un superávit de alrededor de siete mil millones de dólares en 2012 con el gigante asiático. Las empresas orientales, además, han invertido miles de millones de dólares en el país carioca. México, en cambio, exhibió un déficit comercial de 51 mil 215 millones, y las inversiones chinas son relativamente insignificantes, alcanzando apenas los 600 millones de dólares acumulados, según la estimación de la embajada mexicana en Pekín.

El gobierno de Enrique Peña Nieto ha mostrado repetidamente que desea cambiar el statu quo. A partir de hoy dispondrá de una nueva oportunidad, cuando el presidente chino, Xi Jinping, aterrice en el Distrito Federal.

México quiere exportar más mercancías a China y atraer más inversiones y a más turistas del país oriental. Es un reto que depende mucho de las relaciones políticas. La gran mayoría de las grandes corporaciones chinas —las que más invierten en el exterior, especialmente en sectores como la energía o la minería— son estatales. Se mueven por intereses comerciales, pero también políticos. Sus dirigentes son cuadros del Partido Comunista Chino subordinados en jerarquía a los grandes líderes como Xi y el primer ministro, Li Keqiang.

La sintonía de las relaciones bilaterales también puede condicionar las exportaciones, como se encargó de recordar el domingo Zeng Gang, el embajador de China en México. Zeng señaló que la reunión en 2011 del ex presidente, Felipe Calderón, con el líder espiritual del Tíbet, el Dalai Lama, había perjudicado las exportaciones mexicanas. Efectivamente, los productos agroalimentarios dependen de la firma de unos convenios fitosanitarios con el Gobierno chino para poder venderse en el país asiático.

La buena noticia es que sopla viento a favor en las relaciones bilaterales.

De Campo Marte a Chichén

El gobierno mexicano ofrecerá una ceremonia de bienvenida en el Campo Marte al presidente de China, Xi Jinping, quien llega hoy por la tarde a México, proveniente de Costa Rica.

Según confirmó la Embajada de China a Excélsior, después de asistir a la zona militar, el mandatario del gigante asiático se reunirá con su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto en Los Pinos.

Minutos después del encuentro a puerta cerrada se firmarán diversos acuerdos bilaterales, de los cuales este medio ha informado que refieren principalmente al comercio de exportaciones e importaciones, la inversión privada y el turismo bilateral.

Posteriormente, en la misma residencia oficial del Presidente se dará un mensaje para los medios de comunicación, donde se prevé que se detallen algunas conclusiones del encuentro y acuerdos alcanzados entre ambos dirigentes.

La embajada china adelantó que el primer día de visita de Estado de su Presidente concluirá con una cena de gala ofrecida por Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional.

Para el día miércoles 5 de junio, el jefe del Ejecutivo de China se reunirá con empresarios mexicanos y chinos en la Hacienda de los Morales, en Polanco.

Asimismo, ofrecerá un discurso frente a los legisladores mexicanos en el Senado de la República, donde al terminar se trasladará a la sede del Gobierno del Distrito Federal, en el Zócalo capitalino para recibir la llave de huésped distinguido de manos del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.

El mismo día partirá a Mérida, Yucatán, para pernoctar ahí, y durante la mañana del 6 de junio visitará la zona arqueológica de Chichén Itzá, antes de partir a Estados Unidos.