13 de Noviembre de 2024
Nacional

Nueva carrera lunar: compiten por recursos y presencia


Foto: Agencias .

*Estados Unidos está perdiendo esta carrera frente a China

unam global . | Ciudad de México | 11 Nov 2024



Por Leonardo Huerta Mendoza




El 20 de julio de 1969, Estados Unidos puso en la Luna la primera nave tripulada como parte de la misión Apolo XI. Al día siguiente, el 21 de julio, a bordo del módulo lunar Eagle, tripulado por Edwin Aldrin, Neil Armstrong descendió y dejó sus huellas en el fino polvo de la superficie lunar.







Desde ese año y hasta 1972, Estados Unidos envió a la Luna otras cinco misiones Apolo tripuladas. Desde entonces, la exploración espacial estadounidense se ha diversificado, enviando numerosas cápsulas, sondas y vehículos robóticos a Marte, como los rovers SojournerSpiritOpportunityCuriosity y Perseverance.


A pesar de estos logros en el sistema solar, existe preocupación de que China pueda superar a Estados Unidos en la conquista de la Luna.


De acuerdo con Thomas Zurbuchen, ex administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, actualmente se desarrolla una nueva carrera por el dominio de la Luna. Sin embargo, no es una carrera corta, sino un maratón que busca asegurar la presencia humana a largo plazo en la superficie lunar.


En un artículo publicado en Scientific American, Zurbuchen advierte que Estados Unidos está perdiendo esta carrera frente a China. Señala que esta competencia es muy diferente a la que se dio en los años 60 con la Unión Soviética, y que, para ganar, se necesitan nuevas estrategias.


En esta nueva carrera no solo participan Estados Unidos y China, sino también otros países y empresas privadas. El ganador podría reclamar derechos sobre los recursos naturales lunares, principalmente en el polo sur, que presenta sitios seguros para descender y posibles beneficios.


“Esta es una visión muy particular. La competencia siempre ha existido y siempre existirá; en este momento, Estados Unidos y Canadá, junto a países europeos, tienen un proyecto muy ambicioso, el Artemisa, que busca poner otra vez a seres humanos en la Luna”, explica José Franco López, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM. 


Proyecto Artemisa


El Proyecto Artemisa tiene varias fases; una de ellas es poner una estación espacial en órbita alrededor de la Luna, que servirá como base de operaciones para las naves tripuladas provenientes de la Tierra. Desde esa estación, los astronautas descenderán en un vehículo a la superficie lunar y regresarán a la estación para luego emprender el viaje de vuelta a la Tierra.


“De esta manera, los más de veinte años de experiencia en la Estación Espacial Internacional se aplicarán en nuestra Luna”, dice Franco López.


En un futuro próximo, la Estación Espacial Internacional dejará de operar, pero será reemplazada por otra estación espacial cercana a la Luna. Dentro del proyecto Artemisa, esta será una etapa previa al descenso de los astronautas a la superficie lunar.


A largo plazo, se contempla la posibilidad de tener una base habitada en la Luna y, más tarde, en Marte. Para ello, es esencial disponer de agua. “La búsqueda de agua en la Luna se centra en los polos, porque en esas regiones hay hielo de agua que podría abastecer a los humanos que se establezcan allí”.


Sin embargo, esto es un objetivo futuro, aclara, ya que primero se deben resolver muchos problemas relacionados con la alimentación, seguridad y salud de los astronautas. El primer paso es volver a poner los pies en la Luna y luego construir una base habitable.


“Se deben resolver problemas como la dotación de oxígeno debido a la falta de atmósfera en la Luna y proteger a los astronautas de rayos cósmicos, micrometeoritos y viento solar, que representan peligros para la vida, además de las extremas variaciones de temperatura”.


La zona iluminada por el Sol puede alcanzar temperaturas superiores a los cien grados centígrados, mientras que de noche desciende a cerca de cien grados bajo cero. La variación térmica es de aproximadamente 300 grados centígrados. “Es fundamental asegurar la protección de los astronautas”.


El polvo lunar, fino y abrasivo, se adhiere fácilmente a los trajes espaciales y, si se inhala, puede causar problemas pulmonares. Este es otro reto importante que debe resolverse.


Estos desafíos son científicos y tecnológicos, pero también hay barreras económicas. “Si se envía un sistema no tripulado y se estrella, se pierde el proyecto, pero no hay vidas en riesgo. Con misiones tripuladas, es esencial garantizar alunizajes y despegues exitosos”, explica Franco López.


Todas las misiones son costosas, razón por la cual Estados Unidos abandonó el programa Apolo. Sin embargo, recientemente se ha dado espacio a compañías privadas para que desarrollen sus propios sistemas espaciales. “Esto ha sido beneficioso porque la participación de grupos privados ha permitido compartir costos con los gobiernos”.


Además, el desarrollo de soluciones se ha acelerado con más empresas trabajando en tecnologías espaciales. Por ejemplo, los sistemas antiguos no eran reutilizables; todo se desechaba tras un solo uso. Gracias a la participación privada, ahora existen sistemas reutilizables que permiten ahorrar significativamente, y la diversificación de socios ayuda a repartir los costos. 


Buscando vida en nuestro vecindario


El interés científico por explorar el sistema solar va más allá de la Luna; se busca comprender cómo se formó y evolucionó, y detectar posibles señales de vida.


Hace algún tiempo, se envió un vehículo a Venus, pero las condiciones extremas, como temperaturas de 500 grados centígrados y atmósfera corrosiva, hicieron inviable la búsqueda de vida allí.


Sabemos que la Luna no tiene vida, pero Marte, donde existió agua líquida, sigue siendo el planeta más explorado, principalmente por Estados Unidos y otros países. La exploración se ha extendido a los planetas exteriores, y algunas sondas, como la Parker, han llegado a puntos cercanos al Sol, enviando datos valiosos para entender nuestro sistema planetario.


Además del conocimiento, la exploración espacial ha impulsado el desarrollo de satélites de telecomunicaciones, monitoreo meteorológico y tecnología para enfrentar desastres naturales. 


Inversiones en investigación y desarrollo espacial


En 2021, los gobiernos invirtieron alrededor de 92 mil millones de dólares en investigación espacial; casi el 60% se destinó a proyectos civiles, el resto a defensa.


Estados Unidos gastó 54,600 millones de dólares en desarrollo espacial, de los cuales 24 mil millones correspondieron a la NASA. China, en comparación, invirtió 10,300 millones de dólares.


“Desde el lanzamiento del primer Sputnik en 1958, Estados Unidos ha desarrollado numerosos proyectos espaciales. China, que inició en 2003, ha avanzado, pero aún tiene menos experiencia y proyectos que EE.UU.”, explica Franco.


Volviendo a la Luna


Recientemente se ha considerado la posibilidad de realizar minería en la Luna para obtener recursos que escasean en la Tierra. Si China llega antes que otros países, podría ser difícil que otros realicen actividades mineras allí.


“En México se dice que la tierra es de quien la trabaja; creo que la Luna será de quien la trabaje. Los países que lleguen instalarán sistemas, no necesariamente humanos, para aprovechar los recursos que encuentren”.


Sin embargo, debe establecerse una legislación aceptada por todos. “Las reglas deben definirse cuanto antes”, concluye José Franco.