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Foto: Agencias .
*Baja California completa es un panteón clandestino
Agencias . | Ciudad de México | 24 Mar 2025
–Lamentablemente, lo que encontraron en Jalisco no es para nada un caso aislado, ni nada que nos sorprenda a los padres y madres buscadores. Tanto las fosas clandestinas, como los hornos del narco, así como los desaparecidos, están prácticamente en todo el país, en todos los estados.
Paula Sandoval lleva cinco años buscando a su hermano Jesús Daniel Sandoval León, un estudiante de Derecho que tenía 26 al momento de desaparecer, y que alternaba los estudios con el trabajo como chofer de Uber y la venta de celulares, laptops y cámaras de vigilancia.
Desde la desaparición de su hermano, Paula, que fundó el colectivo Familiares Unidos Buscando a Nuestros Desaparecidos, ha visto ya muchos horrores como el de Teuchitlán, el campo de exterminio en Jalisco.
Precisamente, su colectivo y ella fueron los que recibieron la llamada anónima el lunes pasado y se apersonaron en la calle donde yacía el cráneo sobre la banqueta.
A unos pocos metros, se encuentra una bodega abandonada en la que hay un sótano a oscuras, donde se sospecha que pudiera estar el resto del cuerpo, o más restos humanos. La sospecha se debe, explica Paula, a que en ese mismo lugar ya se había encontrado anteriormente un cadáver sin cabeza –la cual fue hallada después, en enero de este año–. Sin embargo, debido a la premura con la que asistieron el lunes pasado al lugar y a la falta de lámparas y de equipamiento, el colectivo dio parte a las autoridades y ya no rastreó más a fondo la bodega.
–Hay fosas clandestinas por todas partes –dice tajante la activista–, Baja California completa es un panteón clandestino. Tan solo en Mexicali, por poner un ejemplo, se encontró un rancho con más de 300 restos humanos.
Paradójicamente, ese rancho del que habla Paula donde fueron enterrados clandestinamente cientos de restos se llama Los Huesos. Está ubicado en el poblado Los Algodones, a unos 30 kilómetros de la capital de Baja California, y muy cerca de San Luis, Arizona, en Estados Unidos.
Gonzalo Moreno, junto a su esposa Soraya, fundó la Célula de Búsqueda e Investigación en Desaparición Forzada de BC, luego de la desaparición el 27 de marzo de 2022 de su hijo Kevin, un joven de 20 años.
Kevin fue secuestrado por un grupo del crimen organizado cuando estaba en su segundo día de trabajo como guardia de seguridad en la terraza del bar Shots, sobre la calzada Montejano, en pleno corazón de Mexicali; un lugar al que Gonzalo asegura que ya se le conoce como El Triángulo de las Bermudas de Mexicali, pues en las inmediaciones de ese y otros antros, además de su hijo, han desaparecido al menos 12 personas.
Gonzalo y la Célula de Búsqueda fueron quienes detectaron, en el verano de 2023, que en el rancho Los Huesos podría haber indicios de cuerpos. El activista explica que habitualmente reciben llamadas y mensajes anónimos que les ponen sobre la pista de algún lugar de interés. Pero, en este caso, los indicios llegaron luego de volar un dron por la zona y detectar desde el cielo anomalías en el terreno tras un geo-rastreo forense.
–Creemos que es el momento de transitar del uso de la varilla T (una varilla fina de hierro con forma de ‘T’ en un extremo, que los padres y madres utilizan para clavar en la tierra en busca de pistas) al uso de la tecnología –comenta el activista. Además del dron equipado con cámaras especiales, su colectivo utiliza imágenes satelitales de uso libre de la NASA, lo cual les ha dado como resultado el hallazgo, solo en 2024, de 23 casos positivos de restos humanos en diferentes puntos entre Baja California y Sonora; entidad vecina donde según los registros de la Segob suman entre el pasado sexenio y lo que va del actual casi 2 mil 700 denuncias por desaparición que siguen activas, más 134 personas que ya fueron halladas, pero sin vida, y donde precisamente el activista denuncia que en mayo de 2023 la camioneta del colectivo recibió 7 impactos de bala como amenaza.
Tras el ingreso al rancho Los Huesos, ya acompañados por personal de la Fiscalía de Baja California, Gonzalo explica que empezaron a excavar en un pedazo de tierra de unos cuatro metros cuadrados y un par de metros de profundidad, del que primero salieron dos piezas dentales, luego la cabeza de un fémur, luego un pedazo de mandíbula con dientes completos, hasta que emergieron más de 300 piezas de restos humanos.
–No nos dieron una respuesta –apunta Soraya, la esposa de Gonzalo–. Sólo sabemos que, al parecer, determinaron que los restos estaban ya demasiado desgastados, que otros fragmentos eran muy pequeños para analizarlos, y que otros ya estaban muy dañados y no se les podía extraer el ADN.
–Por eso no sabemos las dimensiones reales que pudo haber alcanzado este rancho en la colonia Ladrillera, debido, precisamente, a que fue muy opaca la manera en la que la Fiscalía cerró el caso –apunta por su parte Gonzalo.
Se envió la noche del miércoles pasado un escrito a la Fiscalía bajacaliforniana para saber cuáles fueron los resultados de los análisis forenses de los restos humanos y si el inmueble aún continuaba bajo resguardo de la autoridad, pero al momento de publicar esta nota no había ofrecido aún respuesta.
Todo lo quieren politizar: madre buscadora
Lo que sí saben los padres y madres buscadores, apunta ahora Gonzalo, es que el lugar donde se ubica el rancho Los Huesos es zona de tránsito de personas migrantes y de presencia de grupos del crimen organizado, de los que omite el nombre para evitar represalias y amenazas.
Gonzalo admite que no puede asegurar que los restos correspondan a migrantes, pero considera que debería ser una clara línea de investigación por el contexto de la zona fronteriza. Eso, matiza, en el caso de que las autoridades quieran o puedan investigar, pues recuerda que en casos como el del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, la Fiscalía jalisciense tenía desde hace meses conocimiento de ese centro clandestino, y no hizo nada por investigar el caso. Al contrario, de no ser por los padres y madres buscadores que lo sacaron a la luz pública, el lugar continuaría muy probablemente en la clandestinidad.
De vuelta al rancho en Mexicali, Gonzalo cuenta que una particularidad que encontraron es que los grupos del crimen organizado, ante la acción de los colectivos de búsqueda, están comenzando a exhumar los cuerpos que enterraron para trasladarlos a crematorios y hornos clandestinos como este de Los Huesos en la colonia Ladrillera, con la finalidad de desaparecer cualquier rastro o evidencia.
–Es una nueva estrategia o modus operandi, que podría ser catalogada como delito de lesa humanidad, y que consiste en desaparecer, inhumar y luego exhumar clandestinamente para cremar y volverlos a desaparecer –hace hincapié.
–Estamos ante una carrera contra el tiempo por encontrar a nuestros seres queridos, pero también ante una carrera frente a estos grupos, en la que al momento que nosotros hacemos un hallazgo, ellos se movilizan rápido para destruir cualquier evidencia, cremando los restos, bajo la premisa de que al no haber cuerpo, no hay delito, ni caso.
Y en esa carrera, los colectivos consideran que los criminales llevan aún más ventaja no solo por la impunidad con la que operan, sino también por la pasividad de las autoridades y por el golpeteo político que se produce cuando salen a la luz casos como el del rancho en Teuchitlán.
La señora Soraya recuerda, por ejemplo, las palabras de la presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 18 de marzo, cuando a raíz del descubrimiento del rancho Izaguirre en Teuchitlán acusó una campaña en contra de su gobierno y para golpear al expresidente López Obrador, y acusó además a la oposición de querer sacar tajada política del hallazgo. O las palabras posteriores del presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, cuestionando que los cientos de pares de zapatos y tenis encontrados en el rancho, cuya imagen dio la vuelta al mundo, fueran realmente de personas desaparecidas.
–La verdad, es muy triste ver cómo todo lo quieren politizar –apunta la madre buscadora–. Piensan que una alza la voz por querer ensuciar el nombre de López Obrador, cuando la verdad es que yo, como madre que busca desesperadamente a su hijo, qué me voy a estar preocupando por querer ensuciar el nombre de nadie. Yo lo único que quiero es encontrar a mi hijo.
–Ese personaje político –interviene Gonzalo, en referencia a Noroña–, al ser la cabeza del Senado de la República, debería tener mucha más empatía hacia las víctimas, y no solo en sus palabras, sino también en su corazón. Pero, en lugar de eso, lo que busca es demeritar nuestro trabajo como colectivo, como si esto fuera una guerra en contra del pueblo que asegura representar.
Tras el hallazgo del rancho Los Huesos en agosto de 2023, el colectivo de Gonzalo y Soraya, del que forman parte otras 8 personas que colaboran con las búsquedas, encontraron apenas el pasado domingo 18 de marzo nuevos hallazgos de restos humanos, ahora en un ejido de nombre Nezahualcóyotl, en la zona norte de Mexicali. Hasta el momento, suman 5 puntos de interés a revisar, de los cuales 2 ya dieron positivos con al menos 2 cuerpos encontrados.
–Son tantos los casos de desaparecidos, que no nos damos abasto con las búsquedas –lamenta la activista y madre buscadora.
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