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*La decisión de encontrar una “disposición final respetuosa” para los restos humanos utilizados en un libro del siglo XIX se produce en medio de un creciente escrutinio de su presencia en las colecciones de los museos
| | 07 Abr 2024
De los cerca de 20 millones de libros que albergan las bibliotecas de la Universidad de Harvard, durante mucho tiempo uno ha generado una singular y oscura fascinación, no por su contenido, sino por el material con el que tenía la fama de haber sido encuadernado: piel humana. Durante años, el volumen —un tratado francés del siglo XIX sobre el alma humana— fue usado como una especie de atracción y, según los mitos de la biblioteca, a veces se utilizó para perturbar a los nuevos empleados. En 2014, la universidad generó titulares jocosos por todo el mundo tras anunciar que había utilizado una nueva tecnología para confirmar que la encuadernación era, de hecho, de piel humana. Pero el 27 de marzo, después de años de críticas y debates, la universidad anunció que había retirado la encuadernación y que exploraría opciones para “una disposición final respetuosa de estos restos humanos”. “Tras un cuidadoso estudio, la participación de las partes interesadas y mucha consideración, la Biblioteca de Harvard y el Comité de Devolución de Colecciones del Museo de Harvard concluyeron que los restos humanos utilizados en la encuadernación del libro ya no deben estar en las colecciones de la Biblioteca de Harvard, debido a la naturaleza éticamente tensa de los orígenes del libro y la historia posterior”, declaró la universidad en un comunicado. Harvard también dijo que su propio manejo del libro, una copia de Los destinos del alma (Des Destinées de L’Ame), de Arsène Houssaye, no había estado a la altura de los “estándares éticos”, y que en ocasiones había utilizado un tono inapropiadamente “sensacionalista, morboso y humorístico” al publicitarlo. La biblioteca se disculpó diciendo que había “cosificado y comprometido aún más la dignidad del ser humano cuyos restos se utilizaron para esta encuadernación”. El anuncio se produjo más de tres años después de que la universidad anunciara un amplio estudio de los restos humanos en todas sus colecciones, como parte de la intensificación de la asignación de responsabilidades y ajuste de cuentas con el rol de la esclavitud y el colonialismo en la creación de universidades y museos. A través de un comunicado, el entonces presidente de Harvard, Lawrence S. Bacow, se disculpó por el papel de la universidad en prácticas que “anteponían la empresa académica sobre el respeto por los muertos y la decencia humana”. Un informe publicado en 2022 identificó más de 20.000 restos humanos en las colecciones de Harvard, desde esqueletos completos hasta mechones de cabello, fragmentos de huesos y dientes. Incluían los restos de unos 6500 nativo estadounidenses, cuyo manejo se rige por la Ley de Protección y Repatriación de Tumbas de Nativos Americanos de 1990, así como 19 de personas de ascendencia africana que podrían haber sido esclavizadas. El estudio también registró objetos cuyos orígenes se sitúan fuera del contexto del colonialismo y la esclavitud, como antiguas urnas funerarias que pueden contener cenizas o fragmentos óseos, muestras dentales de principios del siglo XX y, en la biblioteca Houghton, el libro de Houssaye. El libro llegó a Harvard en 1934, a través del diplomático estadounidense John B. Stetson, heredero de una fortuna de la industria sombrerera. Había sido encuadernado por su primer propietario, el médico francés Ludovic Bouland, que insertó una nota manuscrita en la que decía que “un libro sobre el alma humana merecía tener una cubierta humana”. Una nota de Stetson, según Houghton, decía que Bouland había tomado la piel de una mujer desconocida que había muerto en un hospital psiquiátrico francés. La decisión de Harvard se produce tras una campaña liderada por Paul Needham, un destacado académico de los primeros libros modernos quien, tal y como permiten las políticas de Harvard, formó un “grupo de afinidad” el pasado mes de mayo que pedía que se retirara la encuadernación y que los restos de la mujer recibieran una sepultura adecuada en Francia. El tema volvió a recibir atención la semana pasada cuando el grupo publicó una carta abierta dirigida al presidente interino de Harvard, Alan M. Garber, que también se publicó como anuncio en The Harvard Crimson. La carta, firmada por Needham y otros dos líderes del grupo, afirmaba que la biblioteca tenía un historial de manejar el libro “de manera brutal de forma regular, como un elemento de exhibición sensacionalista que llama la atención”. Citaba en particular una entrada de blog de 2014 sobre las pruebas científicas, desde entonces eliminada, que calificaba la investigación de “buena noticia para los aficionados a la bibliopegia antropodérmica, bibliómanos y caníbales por igual”. Tratar el libro encuadernado con piel humana como una especie de exhibición “me parece que viola todo concepto concebible de tratar a los seres humanos con respeto”, dijo Needham en una entrevista tras el anuncio. Optar por desencuadernar el libro y darle un destino respetuoso, añadió, fue la “decisión correcta”. Jennifer Schuessler es una periodista cultural que cubre la vida intelectual y el mundo de las ideas. Vive en Nueva York Julia Jacobs es reportera de arte y cultura que a menudo cubre temas legales relacionados para el Times
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