28 de Abril de 2024
Una opinión diferente
Por: Isael Petronio Cantú Nájera

El moderno charrismo sindical

10 Mar 2020 / *El control obrero y campesino a través de las centrales y confederaciones, fue el nutrimento fundamental para que el PRI gobernara durante largas 8 décadas a México; dejando un desastre que hoy muchos lamentamos: Corrupción, pobreza, inseguridad y el quiebre de las instituciones

Si algo ha perjudicado a la clase obrera en México es la falta de democracia en sus sindicatos y su posterior corporativismo por el Estado con la creación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), brazo obrero del Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde, el sempiterno Fidel Velásquez la dirigió con mano dictatorial hasta su muerte.

El control obrero y campesino a través de las centrales y confederaciones, fue el nutrimento fundamental para que el PRI gobernara durante largas 8 décadas a México; dejando un desastre que hoy muchos lamentamos: Corrupción, pobreza, inseguridad y el quiebre de las instituciones más bondadosas como el sistema educativo y el de salud, son los elementos que identifican al presidencialismo autoritario y el secuestro de una auténtica cultura democrática en toda la sociedad y particularmente en la organización de los obreros y de los campesinos.

Con el triunfo del Partido del Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), se ha iniciado una profundo reforma democrática que toca las bases carcomidas de lo que identificamos como “charrismo sindical”; es decir sindicatos donde las élites secuestran la democracia de base, enajenan los derechos de sus agremiados, negocian los contratos colectivos y de paso, se embolsan de manera corrupta grandes cantidades de dinero que los vuelve multimillonarios; el caso más ejemplar lo fue la maestra Elba Esther Gordillo y su nefasto liderazgo al frente del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), que no solamente negocio los derechos de sus agremiados, sino que de paso, destruyó el sistema educativo en el país.

La nueva reforma laboral impulsada por el gobierno, incide profundamente en el sindicalismo en México e intenta devolverle el poder a la base de los sindicatos, impulsando modelos organizativos realmente democráticos; obviamente, que esto está molestando a los poderosos líderes charros, que ven amenazados sus privilegios y están intentando, de múltiples formas, quedarse como líderes eternos para seguir obteniendo jugosas ganancias en el trasiego de los contratos colectivos y las cuotas de los sindicalistas.

Tal es el caso dentro del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana; donde, desde 1976 se ha reelecto como secretario general un solo hombre: Francisco Hernández Juárez. Sin duda, se reconoce a lo largo de esas décadas que el sindicato de telefonistas marcó un parteaguas entre el “sindicalismo oficial” y el “sindicalismo democrático”; la creación de la Unión Nacional de los Trabajadores (UNETE) vino a denunciar la falta de democracia del charrismo sindical; los sindicatos blancos y los contratos colectivos contrarios a los derechos de los trabajadores… pero al paso del tiempo: la situación de la clase obrera siguió deteriorándose y estos mismo sindicatos “democráticos” aminoraron su paso, bajo el control de sus élites obreras.

En el sindicalismo todo mundo sabe que el arma antidemocrática se llama “cláusula de exclusión”, es decir, la discrecionalidad de “correr” sin derecho alguno al obrero que se atreve a cuestionar a los líderes de los sindicatos charros; así, con esa amenaza, las disidencias sindicales se ven maniatadas y cercenada la vida democrática de los obreros.

Por ello, la secrecía del voto de las bases, se vuelve un elemento clave para controlar la asamblea; los líderes charros, hacen listas de sus opositores; mandan agentes, orejas, oidores para que se sepa quienes están organizándose en su contra y una vez que saben quienes son, de manera conjunta con los patrones, lanzan la amenaza, de “correr” del trabajo al que no vote por tal o cual candidato… Es histórico el proceso de “inducción” del voto en la CTM a favor del candidato del PRI.

Ahora, en el sindicato de telefonistas está pasando exactamente lo mismo. El grupo de Hernández Juárez está mandando a las bases una supuesta “Cédula de Votación” para preguntar si la base, está dispuesta a que Hernández Juárez se reelija para el periodo 2020-2024; en la misma hoja, no solamente se tacha el “Sí, acepto” o el “No, no acepto”: ¡Sino que piden que el elector obrero ponga la sección, la especialidad y la planta! Obviamente como una medida que no respeta la secrecía del voto y expone al obrero a que sea objeto de represalias. (Véase cédula anexa)

Este es el método socorrido por dirigencias “charras”, poco democráticas, que con argucias se reeligen, sabiendo que su poder y contubernio con los patrones, les permite correr al trabajador de su fuente de ingresos para sostener a su familia.

Afortunadamente, la democratización de la vida sindical pasa por la democratización de la sociedad en su conjunto; el hecho de que se esté impulsando una profunda reforma laboral que está exponiendo el mal sindicalismo en México y su falta de democracia, vendrá a robustecer las organizaciones obreras y campesinas, las cuales, seguramente vendrán a equilibrar y detener el deterioro del salario en México.

Si los actuales dirigentes quieren pervivir, lo tienen que hacer, respetando las nuevas reglas del juego y dejando que las bases de los sindicatos se organicen libremente y puedan votar en libertad y garantizando plenamente la secrecía del voto. Solo así se reconoce la Democracia Sindical plena… lo otro, es sin duda, “charrismo sindical”.

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