27 de Abril de 2024
Una opinión diferente
Por: Isael Petronio Cantú Nájera

Músicos, payasos, poetas y locos: todos políticos

05 Mar 2021 / *Ninis, fifís, chairos, coprolálicos, corruptos, honestos, derechas e izquierdas, se pierden en un relativismo axiológico que impide de cierto, objetivizar su conducta; de tal suerte que cuando pensábamos que estábamos seguros de describir algo o a alguien, siempre hay otro término que alarga la clasificación

Cuando creíamos que ya teníamos una cultura idiosincrática propia, llegó el Internet y nos volvió a sumir en la Torre de Babel ideológica; de tal suerte que, cada día es más difícil definir lo “mexicano”, viéndonos obligados a pluralizarlo y hacer largas listas de categorías para tratar de identificar los miles de rostros y conductas de los mexicanos.

Ninis, fifís, chairos, coprolálicos, corruptos, honestos, derechas e izquierdas, se pierden en un relativismo axiológico que impide de cierto, objetivizar su conducta; de tal suerte que cuando pensábamos que estábamos seguros de describir algo o a alguien, siempre hay otro término que alarga la clasificación.

El fenómeno de la indeterminación seguramente tiene sus raíces en aquel viejo encuentro de las civilizaciones americanas y las europeas, donde incluso para clasificar las relaciones entre parejas, el ingenio fue mayúsculo, por ejemplo: quien estaba clasificado como “tente en el aire” y se casaba con una “mulata” su hijo se convertía en “No te entiendo” y así por el estilo, de tal suerte que, nuestras clasificaciones, como muchas se vuelven interminables, máxime cuando sin haber hecho la tarea, llegan otros y ponen más cosas sobre la mesa: ¡No te entiendo!

En el 2018, millones de mexicanos, hombres y mujeres, votaron y botaron ese sistema de indeterminación lleno de corrupción que durante más de 10 décadas gobernó al país. ¿Quiénes eran esos ciudadanos? Eran los que hoy en día siguen teniendo profesiones como ser músico, payaso, poetas, locos (obviamente no tanto como para que pudieran votar) maestros, burócratas, narcos libres, delincuentes de cuello blanco, curas pederastas y otros un poco más santos, la vecina, la vedette y las escort, las minorías y las nuevas representaciones de la diversidad sexual, los ninis y toda esa clasificación de generaciones y hasta los simpatizantes de Bob…

En un día… miles de miles de taches, seguramente por diversos motivos y razones, decidieron acabar con lo que se identifica como neoliberalismo y su carga nefasta de corrupción. Obviamente, su forma de ser, su concepción del mundo no cambió con ese simple gesto político: el ladrón de cuello blanco siguió siendo ladrón; el narco siguió vendiendo droga y el cura pederasta sigue violando niños, todos los demás actores ni se diga… pero como en los sueños, que son tan vívidos cuando se tienen, pero que a la hora de contarlos se olvida una buena parte, igual está sucediendo en el país.

Es más, la misma acción de soñar, llega un momento en que se pone en duda: ¿Lo soñé? Y justamente la duda (diría Descartes Cogito ergo sum) es la que nos hace indagar, seguir adelante, buscar los motivos, las certezas de que fue lo que realmente pasó.

Tres cosas son identificables, como pilares del sueño que nos motivó a actuar: Pobreza extrema vs ricos obscenos; Ley dura contra los pobres, impunidad contra los ricos corruptos y violencia e inseguridad hacia las mujeres contra guardias pretorianos de los poderosos… en realidad el sueño era más bien una pesadilla y había que despertar de ella… aunque de nuevo nos volviéramos a dormir.

A lo largo de más de dos años del nuevo gobierno, tratar de narrar los pormenores del sueño ha creado un multirrelato que, como muchas cosas se escinde en polos opuestos: quienes dicen que no pasó y los que aseveran que sí sucedió, pero además, narradores de narradores, que oyeron que dijeron que alguien dijo y ya se imaginarán ustedes el final de ese sueño.

Lo mejor es que sus bases oníricas no se pierden: corrupción, delincuencia, pobreza, ausencia de un Estado de Derecho y ante ello, como en película de ciencia ficción, algunos piden incluso que

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los duerman, los hipnoticen para corroborar si el 2018 pasó o no pasó de verdad.

Y bueno, pues ahí están haciendo fila los que hicieron posible tal estado onírico: músicos, payasos, poetas, locos (obviamente no tanto como para que pudieran votar) maestros, burócratas, narcos libres, delincuentes de cuello blanco, curas pederastas y otros un poco más santos, la vecina, la vedette y las escort, las minorías y las nuevas representaciones de la diversidad sexual, los ninis y toda esa clasificación de generaciones y hasta los simpatizantes de Bob… Usted y yo.

Ni se espante si Paquita la del Barrio, (Que no canta mal las Rancheras) siendo presidenta de Alto Lucero o Diputada en el Congreso, le grite al presidente o al gobernador o al cura de su pueblo por pederasta: ¡Me estás oyendo inútil!; tampoco, si el candidato del narco que ganó un puesto después es asesinado porque decidió no cumplir con su palabra dada a las fuerzas del mal; pero tampoco se espante si alguien le dice: —¡No es un sueño! Es un proceso complejo de transformación de un país, sumido en el desmadre, la corrupción, el narco, la inseguridad y las profundas desigualdades, que quiere simplemente, convertirse en un Estado Social y Democrático de Derecho. Lo que debe de hacer es dejar de soñar y elegir a los mejores ciudadanos (hombres o mujeres) para que nos gobiernen y luego exigirles que cumplan con el mandato y si no ¡revocárselos! ¡Despierte, me estás oyendo inútil!

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